martes, 13 de abril de 2021

Reflexiones sobre el concepto de Paisaje en Geografía

 
Cerúleo: Playa irreal con un exorbitante filtro azul, que nos recuerda cada vez que los filtros nos alejan de realidades que por sí mismas son hermosas.

Después de haber visto y escuchado a la distancia una cátedra sobre el concepto de Paisaje entre la Universidad de Guadalajara y la Universidad de Huelva de España, me quedó pendiente hacer una reseña breve, puntual y parafraseada por su servidor, de aquellos puntos reflexivos que dejó en mí subjetividad dicho curso. Diré como primer punto sintético que, el paisaje en definición y al ser polisémico, es también ese puente, ese canal integrador entre la perspectiva naturalista nometética de la disciplina y la vertiente social crítico humanística, el cual si bien no tiene una receta de cocina predeterminada (metodología) para ser utilizado como eje articulador, sí contiene por naturaleza, la significación puntual para unir ambas caras de la moneda, en donde la metodología se ajusta a esa significación permitiendo un diálogo lúdico y afable entre dos vertientes que se rehúsan a ser escindidas en tiempos pos modernos.

Puntos de reflexión

(Lo hago en base a la cronología de la cátedra, y también tomando como referencia hitos teóricos, un poco menospreciando el carácter descriptivista del mundo en torno al paisaje, ustedes no ignoren esa tesitura, es parte del show).

1. El paisaje es tanto natural como humano: Parecería obvio que sobre una pintura de un medio natural en el que aparece a lo lejos un río, cultivos, actividades agrícolas y un caserío disperso, que los elementos de naturaleza física y humana estuvieran escindidos, tal como desgraciadamente y parte de un acotamiento necesario, se realiza en el mundo académico. Como concepto, ayuda a unir en una síntesis integradora el lenguaje natural de un ambiente no antrópico sobre otro de carácter cultural, patrimonial e identitario. La forma en cómo dialoga el hombre y la naturaleza es una manera de entender al paisaje.

2. La multidimensionalidad del paisaje: Otra parte natural del paisaje reside en esa flexibilidad de escalas y tópicos a los que puede jugar para detallarse a sí mismo, cómo de un sólo paisaje pueden presentar una multiplicidad del mismo, partes integradoras de éste, tal y como si de una red fractal se tratara. Ello no implica que se pierda como tal su naturaleza, sino que es su propia naturaleza lo que hace del ejercicio de su uso como concepto pueda trasladarse de una parte a otra, sin perder su rumbo. 

3. El paisaje no es un mundo en sí, sino un recorte de la naturaleza: La naturaleza es indivisible, no se puede separar en partes porque sino quedaría inconexa y de seguro resultaría en el fin del mundo más atroz que pudiera imaginarse. No obstante, y corriendo el riesgo de caer en esa fragmentación, el paisaje como concepto metodológico puede ayudar en esa tarea, acotando la naturaleza en subespacios que, sin olvidar que la naturaleza se encuentra unida, puede ser valorizada de forma puntual tomando como referencia una multiplicidad casi infinita de elementos que componen al paisaje en constante diálogo iterativo. 

4. El paisaje sirve para describir e integrar el universo natural del mismo en un espacio tiempo dado: En el entendido de la tendencia cada vez prominente que tiene la disciplina de renunciar a ese carácter etimológico descriptivo, el paisaje como concepto, se puede aplicar para volver a realizar un ejercicio como tal (descriptivo), pero en un contexto sumamente actual (con base a términos científicos naturales y sociales). Entendiendo que además de ser sintético, puede llegar a utilizarse a manera de descriptor y ordenador del espacio.

5. El paisaje por sí mismo no es una presentación. Esto es que, lo que entenderíamos desde niños como paisaje, no es aquella imagen mental que tenemos del colinas, nubes, un sol, un río, vaquitas, y no sé qué más, sino es una forma de representar al mismo mediante la identificación de todos los elementos que lo componen. Identificación, descripción, relación, valorización de ese representación del paisaje.

 6. El paisaje como política pública vs el libre mercado: Teniendo como base que el paisaje es polisémico, integrador y representativo del espacio, puede coadyuvar a los ejercicios de planeación pública, buscando la forma en que pueda darse una homeóstasis entre la explotación del mismo, y su relación armónica con el hombre y sus actividades productivas, cosa que indudablemente no se ha logrado realizar, pero que partiendo de una perspectiva positiva, pudiera ordenar de mejor manera la forma en que se relacionan los dineros, con los territorios y el ser humano.

Como lo dije antes de presentar los puntos reflexiones, lo que verdaderamente hace interesante el uso y explotación (si me permiten la palabra) del concepto del paisaje, es esa amplitud de tesituras que pueden llegar a recorrerse teniendo en consideración uno o varios significados distintos. Cierro esta breve, pero espero ilustradora entrada, repitiendo una frase tan simple como compleja a la vez, hay tantas geografías como geógrafos, así como hay tantos espacios como paisajes. 

0 comentarios:

Publicar un comentario