jueves, 6 de agosto de 2015

Debate sobre determinismo y posibilismo en Geografía (Opinión).

Insisto, es opinión no me satanicen, excepto si eres una tipa amante de las tortugas, el post rock, Dmitri Shostakovich, y los tacos de carnaza secos, en cuyo muy extremo caso, ¡Mátame mamas… ! , saben qué, mejor no. Pero escribiré con toda naturalidad, así que no se extrañen de mis modismo mexicanos idiotas o palabras sacrilegiosas como Puta, Azerbaiyán.

-Pero Braulio, la geografía tiene tiempo de haber dejado de ser memorística.

-¿Qué es la geografía según Hettner amigo? –Pues la diferenciación de áreas en el espacio, tomando cuenta su temporalidad, toponimia, y territorio.

-Pero no debes aprenderte las capitales de los países, no es necesario, es opcional.

-Aprenderte las capitales siempre y cuando leas un artículo geográfico de por medio es un aprendizaje muy grande. Por ejemplo, Beirut, Líbano. Ese país es el talón de Aquiles rodeado de puros vecinos chidos (Israel, Siria, Palestina, musulmanes extremistas, árabes). Increíble que hoy día reine la paz, pero no siempre fue así, existe una película animada muy buena sobre su reciente guerra (en términos de lustros y quizás 1 o 2 década para ser aproximados), se llama Vals con Bashir, y en verdad, aprendes mucho (https://vimeo.com/39988729) Spoiler: está mejor delineada que cualquier peli anime fuera del maestro Hayao Miyazaki (no es cierto queridos compañeros Otakus, amol y paz).

-Chinga tú madre.

Bueno, mejor comienzo.

Determinismo-geogr%C3%A1fico[1]

“Así es como se vería un geógrafo desde el espacio con google glass y el maps con el mapamundi de 1890”.

Antes de empezar a escribir como idiota, quisiera aclarar mi posición sobre el (aún) promiscuo debate decimonono entre Vidal de la Blache y Reclus por un lado, y Ratzel y todo su emporio de seguidores que continuaron con las corrientes naturalistas y organicistas en el siglo XX (no olviden a Lorenz).  Aquí la tienen: https://www.youtube.com/watch?v=2HhfhAfz9dE. Bueno, no me quiero volver loco sin un poco de risa. En realidad, me muestro reticente a seguir ambas corrientes, ¿la razón? ambas representan una llave para explicar el todo pero sólo en ciertos escenarios o partituras. Pero bueno, para llegar al fin, primero debe haber un comienzo, un desarrollo, un clímax o cénit como dicen los geógrafos y astrónomos.

Bueno, pues todo comienza el día de hoy mientras me rascaba los huevos continuaba con la lectura de un cómic que me dejado muy satisfecho, se llama “El último hombre” (no estoy en contra del feminismo, por si las moscas lo aclaro, tengo a una conocida, vive por ahí)  el caso es que lleva una narrativa de un mundo post apocalíptico donde no existen los hombres, más que uno y su mono capuchino, también macho, machín, chimpancé, chingado, la cagué. El caso es que el sistema se mantiene a flote, pero sólo en las partituras más ominosas de la civilización predecesora (tráfico de drogas, canibalismo, tipas locas con gatos, lo normal), en fin, me hicieron recordar parte de una epifanía que me llevó a cerrar mi facebook  desentrañar un debate individuo existencial sobre lo que el posibilismo y el determinismo han significado en la historia de la geografía y la realidad (y en mi puta cabeza, no mames).

En primer lugar habrá que ser temporalmente certeros, uno nació con crítica del primero. Es decir, las aguas estaban calmadas hasta que llegó un cuate y escribió Antropogeografía y la Teoría del crecimiento de los estados. En estos grandes aportes a la teoría geográfica el autor pudo explicar, bajo su propia perspectiva ideológica, la razón de ser del colonialismo, la supremacía intelectual europea sobre la territorios colonizados, y bueno, otros detallitos alemanes más que, como sabemos, no tuvieron un final feliz, aunque yo no diría que es un conflicto lapidado como bien lo apuntaba Jurgen Habermas en su libro “Más allá del estado nacional”.

Si se acepta la premisa de que el medio determina el comportamiento y la organización civilizatoria del hombre, entonces, caemos es una aberración ideológica que podría llevar, inclusive, a la formación de teorías y leyes en geografía. Lo que ha sucedido es fundamentalmente lo contrario. ¿Por qué? En primer lugar, y como premisa fundamental, porque todo hombre y lugar no son iguales. Sin embargo, la geografía trabajó a regañadientes una buena parte del siglo XIX y parte del XX en buscar regularidades en el espacio. ¿Lo logró? no del todo.

Empero, el desarrollo de una forma de vida tan mecanizada, dominada por tecnología y la información como la de hoy en día, parece reavivar las esperanzas de sus antiguos seguidores. Las teorías económicas de base, se están reutilizando para explicar la realidad de las ciudades, e inclusive han llegado a un nivel muy profundo de exploración en el que han descubierto etapas del crecimiento de una ciudad, y su tipo de organización de acuerdo al grado de desarrollo (entendido aquí como industrialización de las mismas).

Entonces, el determinismo es válido. Como le hice ver como réplica (-se llama Reply, –Yo no usar anglicismos) a una colega en twitter  (https://twitter.com/b_cisneros/status/628260016231809025), a veces las personas cortas de visión, cometen una aberración contra el espacio y su posible comportamiento. No haré más críticas. Bien dijo Einstein, que era más fácil creer que el universo era finito, antes que la estupidez humana, por lo que ciertos factores, fenómenos y pautas de organización social del espacio, sí están determinados por ciertas variables dependientes. Además, la teoría del caos de Lorenz, es bastante diáfana, al hacer notar como cierto tipo de origen, puede determinar ciertas pautas futuras, y no sólo eso, establecer una ecuación matemática de su posible funcionamiento.

Empero, creer que una situación dada se dará sólo una sola forma, es una posición, ciertamente, acelerada. La crítica de Vidal de la Blache subyacía en la idea de que el hombre era capaz de cambiar el rumbo de las cosas. Es decir, existía un libertarismo, o una capacidad de movimiento libre (verdadero origen de la palabra libertad), en los seres espaciantes. Entonces el medio no determinaba su devenir, sino que el hombre con ayuda o perjuicio del medio salía a flote en n maneras. La probabilística (origen formal del posibilismo) parte también de los números, sólo que en vez de lograr explicar una realidad, la ubica, interpreta, y le da un matiz personal.

En un mundo tan cambiante como el de hoy, creer en regularidades parecería una empresa inconcebible sin la ayuda de modelos probabilísticos. Es decir, sin un conducto para explorar por las diferentes maneras en que potencialmente se desarrollaría un fenómeno en el espacio, no se tendría la certeza de si estamos ante variables determinadas las unas con las otras. Resta decir, que en ocasiones gran parte de las respuestas las encontramos en la historia y en narrativas no científicas, la realidad es que, no todo deber ser de algún modo, ni todo es libre de ser lo quiera ser. Hay límites entre la aplicación de una u otra perspectiva, y conocer dichos límites coadyuvará en la utilización de una u otra posición.

Un porcentaje considerable de personas, siguen viviendo con la idea de que una persona que nace en un lugar segregado y marginado no tiene posibilidades de sobresalir en la civilización que le tocó, por lo que siempre será un vástago innecesario en una sociedad que pide, entre otras cosas, gente más “capacitada e inteligente”.  Pero entonces, ellos mismos ignoran que la persona sin posibilidades económicas aún tiene formas de moverse por las laberínticas ciudades de hoy día y destacar de una forma un tanto poco ortodoxo (no hablo de mí, pero en verdad, conoces unos casos que dan gusto). Por ende, a pesar de que existe un orden social determinado, éste puede sucumbir ante la posibilidad individual, y con mayor razón en los tiempos en que nos encontramos. Quizá por ello, me sienta más afín al posibilismo, que al determinismo, pero cada día dudo más sobre dicha posición y salgo a buscar la ataraxia que, ojalá, pueda resolver nuestro conflicto geográfico existencial.