sábado, 12 de diciembre de 2015

Apreciaciones iniciales sobre La geografía transversal (GTP) de Claude y Georges Bertrand, ¿Una utopía?



Tal parece que el pensamiento complejo de Morin y de Gardner no tardarían mucho tiempo para aterrizar en este espacio. Espacio irreal, virtual, acósmico, o si se prefiere un no lugar vivido. ¿A quién le importa? (me rehuso a reutilizar anglicismos fútiles e inútiles teniendo una lengua (ojo lenguaje) tan rico y vasto como es el castellano). Como he publicado con antelación, esta entrada nace como un atisbo a posteriori de un curso de actualización orquestado por el único (al parecer) profesor con el suficiente conocimiento y revisión del texto original en francés de Georges y Claude Bertrand, A. Zeromski K.

Une géographie traversière. L´environnement à travers territoires et temporalites. bien podría considerarse una utopía, un fin, (y con razón, ya que se parte de un sistema basado en la teleología) que terminaría construyendo una geografía totalística, o integradora, una geografía con un sentido, y no una noción, espacio-temporal. Es por todos sabido, que su traducción al castellano, sustituyó transversal por medio ambiente, lo cual, desde mi punto de vista, no fue un error, si no que, más bien, es una malinterpretación de la traducción de un texto que quiso dejar claro, desde un principio, que su locus o climax prosaico, sería, sensu stricto, el medio ambiente. Además de que, la dichosa transversalidad, no se entiende a menos que se considere el medio ambiente geográfico por antonomasia, este es, el espacio geográfico (sí, tiene límites, y no precisamente temporales).

La palabra ambiente tiene un significado temporalmente polisémico y proteiforme. Por mucho tiempo, se relacionó a una noción naturalista que consideraba dentro de sus límites únicamente al medio biótico y abiótico existente a nuestro alrededor, en dónde el hombre no tenía ni función, ni intervención, ni alteración alguna. Posteriormente, el ambiente incluyó al hombre como un factor natural, sujeto a la propia praxis y armonía supuestamente simbiótica y homeostática en la relación hombre-medio. Finalmente, y bajo una lógica espacio temporal lineal, progresiva, o hiperprogresiva, el ambiente es una construcción sistémica en dónde lo natural ha perdido su protagonismo, bajo el pseudo control ominoso de la mano invisible del hombre (cualquier parecido con Adam Smith, es mera coincidencia y responde a una reminiscencia economicista de mi parte).

Así, el famoso movimiento posmoderno, decostruccionisma, lunático o irreverente, causó una situación en al cual "ahora por todas partes, las ideologías conocidas se desmoronan y la ascensión de la noción del medio ambiente aparece como la gran revolución del siglo XX, en el modo de pensar el mundo y, más precisamente, en las relaciones del hombre y de la naturaleza. Todo acontece como si la Tierra, la naturaleza, los cielos, y los pájaros giraran en torno del hombre y dependieran cada vez más de él, de su impacto material como de su sensibilidad y de sus fantasmas. De objetivo, el mundo se tornó subjetivo" (Dos Passos, s.f.;3).

Dicha cita, permite un primer acercamiento a los postulados de los hermanos Bertrand, ya que de forma lacónica, retrata la situación statu quo actual, en la que el ethos científico se decanta por una postura abierta al diálogo, a la multiplidisciplinairiedad o si se quiere (introduciendo a los híbridos) a la transdisciplinariedad. Bajo dichas premuras, las geografía transversal sería una geografía del medio ambiente híbrida (bajo el tercer supuesto o connotación de la palabra en la contemporaneidad) basada en un sistema no mecanicista, en dónde el fin último se encuentra, tentativamente, ligado a los procesos de globalización y a la nueva forma de concebir conceptos, otrora, irreconciliables. El ambiente es ahora, sociocéntrico.




Postulados básicos:

1. No existe "ciencia" singular o plural del medio ambiente, existe una plataforma de trabajo transversal que destaca la diversidad-pluralidad sobre todas las cosas.

2. No hay geografía sin naturaleza y no hay naturaleza sin geografía, ergo, la evolución natural debe considerar la evolución territorial.

3. Si bien existe un corte natural y social, ello no significa que no se puedan utilizar conceptos y nociones híbridas como paisaje, territorio, recursos, entre otras más.

4. La conjugación de múltiples diversidades y pluralidades que separan el medio ambiente (geodiversidades sociales, geosistemas antrópicos naturales). Aquí es donde entre la complejidad en el juego.

5. Considerar una trayectoria espacio-temporal multidimensional del medio ambiente. "La catástrofe dicha natural, y la crisis, dicha social, pueden conducir al catastrofismo se nosotros no las colocamos en sus temporalidades específicas" (ibídem).

6. La naturaleza no es lo que ella era. Paulatinamente, emerge en el corazón de lo social, una naturaleza regenerada post facto.

7. Socializar el medio ambiente, esto es, modificar la finalidad del sistema (desarrollismo), superar la mesología y la etología para entrar en el análisis de las estrategias sociales (acción) y los modos de representación (modelización de la sistematización).

8. Espacializar el medio ambiente. Abandonar su sentido "biodiversidad-céntrico" por otro "geobiosociocéntrico".

9. Antropizar el medio ambiente. Entender que sin el hombre y sus acciones, el medio no puede ser entendido en su totalidad.

10. Hibridizar (con auxilio de conceptos clave, y metodologías y teorías transversales o conexas) el medio ambiente.

11. Historizar el medio ambiente. Darle continuidad a la lógica de las propuesta del concepto ambiente, precedentes.

12. Patrimonializar el medio ambiente. Encontrando la unidad funcional del espacio, o si se quiere, diafanizando el paisaje.

13. La creación de una geografía más didáctica y pedagógica.

Las 3 entradas del sistema GTP parte de un sistema teleológico interrelacionado entre el geosistema, territorio y el paisaje. Esto quiere decir que los 3 no parten de un especificidad sino de una totalidad. Así, el geosistema no sólo sería el recurso o la fuente con una connotación enteramente natural, sino que consideraría el devenir axiomático hombre naturaleza. El territorio, por otro lado, bajo la noción de limitar o cercar, representa la lógica espacio temporal de las sociedades, el recurso estaría intricado en la política, el mercado y el sistema jurídico. Y finalmente, el paisaje representa el espacio tiempo de la cultura, y de todo aquello que no puede considerarse positivo o nomotético.

Hoy día, la geografía se reconoce como lo ciencia social de los territorios, y bajo la proposición teórica de los Bertrand, supone territorializar al medio ambiente, enraizándolo en la naturaleza y en la sociedad, fortaleciendo los medios conceptuales y metodológicos para lograr avances en el conocimiento ambiental de nuestro campo de estudios.

Si bien, con ello se demuestra que el medio ambienta es más que un concepto científico, cabe dudar acerca del cómo, y cuándo los procesos de inflexión del "paradigma" puedan permear y materializarse en una sociedad que pide a gritos respuestas y solución a los problemas. Si bien, pueden superarse algunos postulados aceptados de forma general en un pasado próximo, cabe hacerse la pregunta, ¿cuánto tardará dicho paradigma en pasar de la teoría a la acción? ¿el pensamiento complejo lúdico didáctico terminaría por facilitar su implantación? y finalmente, ¿estamos ante una propuesta realista y posible de construir una geografía holística o de sólo una teoría utópica?

La lógica espacio temporal, nos lo dirá.

Referencia:

Messias Modesto dos PASSOS. (n.d.). O GTP: GEOSISTEMA – TERRITÓRIO - PAISAGEM – UM NOVO PARADIGMA? Retrieved December 12, 2015, from http://observatoriogeograficoamericalatina.org.mx/egal12/Teoriaymetodo/Conceptuales/05.pdf

sábado, 21 de noviembre de 2015

Corolario de ideas de Miguel Ángel Troitiño Vinuesa, y atisbos.

dia-internacional-de-america-latina[1]

Simón Bolivar, de seguro hoy, ha de estar revolcándose en su tumba.

No hace mucho tiempo, mientras recordaba con pensamientos trémulos la despiadada muestra crítica de ideas eminentemente geográficas de Dr. Miguel Ángel Troitiño, deduje que sus palabras valdrían la pena recuperarse, pero no en un sentido pasivo, inerte, sino con un crítica a hurtadillas, desde lo lejos, desde aquella voz lejana que le impiden ser escuchada mientras de fondo existe ese tilinteo exuberante y apócrifo, capaz de obnubilar hasta el alma menos maniqueísta. Esta entrada, más que ser un facsímil de su exposición de ideas, es un corolario con claras muestras de inconformidad, tristeza, aunque no por ello, remita en algún momento la desesperanza en la crisis. Intentaré ser lo más breve.

El título de su plática se titulaba “Geografía y ordenación del territorio”, algo que me parece, fuera de sí, puesto que su propuesta y exposición versaba, precisamente, de un crítica a la geografía y las formas tan enclenques, en que el espacio objetivo delimitado por el hombre, es ordenado. Primeramente, señalaba que la ordenación era un campo de actividad profesional y no una disciplina, esto supera de forma intencional, el gran debate teórico inservible de si debe verse como una técnica administrativa, una política pública o una ciencia en sentido lato.

La primera crítica se resume de la siguiente forma: Asumir un compromiso aún en austeridad, con la resolución de problemas. Y al parece ello suena bastante ambiguo, pero con el pasar del tiempo, no lo será tanto. Por mucho tiempo, el planeta fue abordado en su entereza por la geografía con una intencionalidad eminentemente descriptiva, física, y en ocasiones, independiente del hombre, y hasta de los propios geógrafos en su carrera sin fin hacia la abstracción perfecta del espacio terrenal. Bajo esas premuras, parece sensato invitarnos a explicar al mundo, contribuir con el ordenamiento, y mejorar las condiciones en los habitáculos. Empero, dichas preposiciones preconcebidas fueron anuladas fatídicamente al señalar, también de manera sucinta, que el mundo actual no es controlado por aquellos con el poder de mejorar el mundo, sino por otros con el poder de imponer relaciones asimétricas de desigualdad (trayendo a colación a Raffestin). 

Por otra parte, partir de la idea de que los territorios son construcciones sociales entre los elementos naturaleza, sociedad, cultura y economía, parece lógico, pero su culminación es aún irrisoria. Quizá, sería mejor entender el concepto como un proceso, en donde los elementos aparecen entremezclados y su redeterritorializan. El trabajo multidisciplinario también trae como consecuencia una hibridación del pensamiento, un diálogo frente a paredes que en ocasiones, son inteligibles, y que cuando logran consensuar, nadie recala en la necesidad de ser uno mismo, y pensar en la materialidad colectiva.

Continuando, la geografía es, ciertamente, una disciplina que intenta explicar las cosas de manera relacional, pero ello es apenas uno de los principios de nuestra empresa. Quizá en este mundo que intenta parcelar cualquier cosa o forma de vida, tener la semilla de una curiosidad alzada sería una cuestión algarábiga, pero cuando de ello depende tu presencia o ausencia soslayado y atado ante una serie de preceptos que te obligan a acotar tu perspectiva y a ser lo más sesudo y estrecho posible, el totalismo en formación, termina en un hiperespecialización desmesurada. Lo cual, desde luego, no es del todo positivo, y tampoco negativo, si se parte de la idea, siempre y en todo momento, que lo que vemos desde nuestra ventana, es un escenario surrealista lleno de dimensiones, emociones y valores multisensoriales.

El corolario al parece correlacional con el título de su ponencia, parece terminar por distanciarse cuando hace uso, por primera vez, del término crisis. Palabra en boca de todos y quizá en la internet luche con fuerza por mantener la hegemonía lexicológica frente a términos tan artificiales y efímeros, como facebook, like, youtube, o tuit. Y por efímeros me refiero a la escala de años, porque, si bien, la red ya controla buena parte de nuestras vidas, no hace lo mismo con nuestras realidades, esas ventanas vernáculas que en ocasiones no ser archivan, y que es imposible frenar.

La crisis a la que alude, se entiende como la capacidad de no entender la diversidad y riqueza del planeta. Y que su crítica en el binomio biodiversidad-multiculturalidad es una realidad en demasía, comprobable. Existe también, una idea de que el desarrollo y crecimiento no son iguales, de ahí que cite con detenimiento la teoría del decrecimiento y el ingente menester, de reducir la brecha de la desigualdad mediante la distribución más equitativa de los recursos. Algo, ciertamente, en boca de todos, y de hecho, como el devenir de muchos, pero en la praxis indebidamente muerto.

Para resolver dichos problemas, desde su particular opinión ofrece como alternativa la construcción de una nueva cultura territorial y el crear un nuevo modelo de desarrollo. Palabras muy bellas pero poco armoniosas, debido a que se proponen desde una realidad distante post crisis, o mejor dicho, ex post de la misma, como es el conocido caso español. Hay una gran lista de competencias no descubiertas y aplazadas en la sociedad local que bien podrían refutar sus planteamientos, pero que, como vivimos solos con una cultura malinchista, creemos que una realidad diferente alterna se construye desde fuera, y no, como fueron los estudios de caso que a Milton Santos lo llevaron a escribir Por uma outra globalização, en dónde se descubren potencialidades desde lo local, desde los barrios más bajos y que son sinónimo de pobreza cultural, como una esperanza, oculta pero vida, arrebolada aunque empática, humilde y compleja. Por tanto, quizá, más que buscar nuevos modelos, lo mejor sería terminar con ellos y pensar en una nueva forma de construir habitáculos donde el ser humano sea inma y trascendeltamente una parte más del mundo, y no un transformador del mismo, como bien señala Heidegger en varios de sus libros y ensayos.

Una de las ideas que más estuvo presente en su presentación de idea, fue aquella de que la cartografía no es neutra, de hecho, nunca lo es. En su empresa de representar un mundo objetivo en un plano bidimensional, el geógrafo termina presa de su misma trampa. Un autosuicidio, de los que pocos (como Brian Harley) están concientes. Lo que tal vez habría que crear, es mapas que explícitamente reflejen una intencionalidad que es real y que no intenta conformar una verdad.

Si el saber geográfico se remite a una cultura territorial y a las relaciones que de ella emane, habría que saber, con gran acierto, impregnar al ordenamiento dicha fórmula. La capacidad de pensar es el bien más valioso de todo académico, y que cada se pierde, no porque se deje de hacer ciencia, sino porque se deja de filosofar. Esa impetuosidad le ha costado al planeta una dominación casi conditio sine qua non existe una huella del hombre. Huella que ya deja de ser solamente ecológica, y que lo es también, social, económica, cultural, y también, geográfica. De esa manera, creo que la capacidad de observar es necesaria, pero no es la única y de hecho, de todos los órganos de ser humano, es el sentido (la vista) que mayor potencialidades tiene de ser restituido mediante el desarrollo de otros que han sido, en los últimos siglos, relegados a un plano meramente complementario en el mundo occidental.   No sé si es porque en este momento me encuentre escuchado música de Shostakovich, pero es posible encontrar capacidades ocultas con tal solo cerrar los ojos.

No podría estar más de acuerdo en que la clave es revertir la desigualdad, y cuya tarea de superación debe ser timoneada por una praxis política constructiva, coherente, novedosa e innovadora. Sin embargo, al menos yo atisbé su confianza y anhelos positivos bastante lejanos. Lo que podría recuperarse es la intencionalidad de crear una inteligencia territorial (y ojalá espero Howard Gardner, lea alguna vez esto), tanto en los habitantes, los que viven en el espacio banal y en los gestores o dirigentes (claro, supongo, en forma provechosa para todos). Es del todos sabido, que relación hombre/territorio es por de más ambivalente. Y su proposición de crear, desde una perspectiva moderna y enmarcada en la complejidad, una visión humanística del territorio no sólo retransformaría a los propios espacios delimitados por el hombre, sino también a la propia geografía. Esto quizás, es lo más esperanzador, aunque quimérico de su ilación verbal.

Esa prospección ideal de una realidad aún surrealista, puede ser posible si desde hoy no sólo se concientice al ser en el mundo, sino que se le inste a actuar, y no sólo en un plano meramente individual, sino como actuación en dónde no existe un papel principal ni un sólo protagonismo, sino 7 mil millones de ellos. De ahí que señale y recomiende, preocuparse por lo que pasa en el mundo. No por ser una tarea cotidiana, sino porque la transformación de las realidades podrá nacer cuando las verdades universales ya no giren en torno a los novicios de Platón y sí a los hombres geográficos en el sentido de Robert Sack.

Finalmente, habrá que señalar que aún con ello, hay que ver con ojos críticos y desde nuestro propio Aleph, una proposición a la acción que no escapa de las fervientes ideas de conservacionismo occidental. Nuestra indiferencia por la historia, por lo nuestro, y por los nuestros no sólo nos ha llevado hasta dónde dónde estamos, sino que nos ha alejado de nuestra verdadera razón de ser en mundo que cada vez más se cierra, pareceliza y ve nacer, un montón de ideologías que devienen cada vez más en la ortodoxia. Las palabras de Fernando de Paso en un discurso publicado en 1992 son tan válidas en la actualidad que terminan en ocasiones, con la confianza y la postura fija de seguir adelante. Ese “estamos solos” es una invitación a la autorreflexión, hacia una fiesta propiamente nuestra dónde nuestra raíces están invitadas, aquellas que cada día ser marchitan, olvidan, pero que no se dejan, y espero no se dejen nunca, de imaginar.

Cierro finalmente con una frase del mismo ponente, “La ciudad es mucho más que arquitectura, son espacios de vida”.

viernes, 16 de octubre de 2015

Las geografías subjetivas de la Topofilia de Yi-Fu Tuan a la posfenomenología

Antes que nada, precisar que como seguramente estaré ausente por un tiempo considerable, depositaré la primera de, espero, muchas mini o maxi ponencias relacionadas con la geografía, creo que dejar espacio únicamente al texto es privarlos de otras formas interesantes en las ustedes pueden y deben asimilar conocimientos. Esta es un corta ponencia que presenté en mi casa de estudios y comparto porque creo que a pesar de mis fastuosas muletillas, pausas en dónde los gritos del silencio se hacen presentes, y mi dificultad para expresar bien palabras como "cartografiar", no dejan de lado, el que sea un importante esbozo revisionista, sobre el devenir histórico de una de las corrientes más olvidadas dentro del quehacer del geógrafo. Ojalá sea de su agrado.

PD: Los créditos de la grabación se los dejo a mi gran colega en esta empresa pre profesionista, https://twitter.com/DalaBlue , sin la cuál este tipo de formas de compartir geografía, serían más difíciles. Ojalá me perdone tantas peticiones del audio, y no me duerma con cloroformo.

Con la llegada de la posmodernidad, se pensó, malamente, que la secuencia lineal y exponencial de la vida cotidiana ya no tendría sentido, que la geografía perdería validez toda vez que el impacto de las nuevas tecnologías y la comunicación satelital rompían con el desfasamiento de los tiempo, creando simultaneidad, sincronismo, dónde el espacio se volvería un elemento secundario y la investigación debería seguir la misma línea técnica del devenir social contemporáneo.
 

La geografía cuantitativa al verse escindida de su carácter humano en pro de un enfoque eminentemente objetivo, ha relegado y despreciado la complementariedad que supone la interpretación de las diversas dinámicas que se dan en el espacio vivido, donde regurgitan los valores, símbolos, percepciones, o los propios sentimientos en la relación inquebrantable hombre-naturaleza.

No sin suponer una dicotomía, los geógrafos crítico humanistas (pertenecientes al movimiento radical) a parir de la segunda mitad del siglo XX y un poco antes, habían señalado los riesgos de realizar una geografía fuera del ser humano, en dónde el espacio geográfico adquiriría una connotación receptacular, es decir, como contenedor de objetos indiferentes a la actividad social, cultural y antropológica.

Si bien, la postura humanista es de carácter antropocéntrica, no abandona el discurso geográfico, ni deja de ligar a las personas con el medio circundante, por el contrario, pretende complementar y nutrir un enfoque pragmático en dónde la geometría prima sobre la anisotropía, la lógica formal o el lenguaje matemático, sobre los textos (arte y lenguaje), y la objetividad elimina la oportunidad, de forma directa, de encontrar el camino de la integración, el añorado encuentro sistémico-holístico dejado por Alejandro Von Humboldt.

Yi-Fu Tuan, el geógrafo chino americano, es uno de los autores de la geografía humanística quizá, más citados, recomendados, e importantes de la geografía actual. Ganador del premio Vautrid Lud en su edición 2012, cuenta con un trabajo en la materia que continua hasta la actualidad. En ese sentido, es bueno destacar la trayectoria de su geografía y la de autores sustentados en la fenomenología, tales como Buttimer, Relph, entre otros más, quiénes, con el paso del tiempo, han coadyuvado en la construcción de un cuerpo teórico conceptual, que hoy día, vale la pena revisitarlo y atisbar sus avances hasta nuestros días, este es, el de las geografía subjetivas.

lunes, 14 de septiembre de 2015

Notas sobre los paradigmas, el pensamiento geográfico, Milton Santos, y la verdadera totalidad.

Sin título

Observa detalladamente la imagen, y dime, ¿Qué notas? sí, un montón de figuras irregulares de cuatro lados, y pentágonos. Ahora piensa en influencia, en el hinterland  de Chrisholm, ¿Ya lo tienes? Ahora yuxtaponlo todo, y vacíalo en un plano de la urbe tapatía del año 1970, antes de que inclusive, la propia facultad de geografía existiera. Si no supiste qué o quién era (pude haber sido yo en tanga), me refiero a la Teoría del Lugar Central de Walter Christaller, aplicada sin geógrafos, lo que sin lugar a dudas es triste, pues ni en nuestro gremio vemos innovaciones en este rubro.

Quisiera poder decir que la universidad ha concluido y que soy geógrafo, quisiera decir que lo que digo no sólo reafirmo con el día a día, sino con un ejercicio en el que, a pesar de partirme el alma, pienso en colectividad antes que en un plano meramente individual. Muchas cosas quisiéramos inclusive decir, antes que hacer. Pero la vida tragicomédica, es así. El día de hoy por la mañana me encontraba en la mapoteca histórica leyendo un par de artículo inefables colocados en la revista de Geocrítica de la Universidad de Barcelona. Los leí en físico. Desconocía plenamente su existencia en la biblioteca de mi universidad. Y pese a que son accesibles de forma virtual, no hay nada, ni (espero) existirá una sensación semejante que el ojear un texto de nuestra disciplina (porque para decirle ciencia, primero habría que respondernos ¿Qué es ciencia?) de forma material (ahorita no, Marx).

Primero, citaré de forma burda el texto del que desarrollo algunas ideas y parafraseo al mismo en lenguaje humano (por si me ven escribiendo una cosa como manu militari, yo no fui): http://www.ub.edu/geocrit/geo40.htm, claro que, una lectura desmesurada quizá no tendrá ningún efecto en sus retorcidas mentes, es esencial pues a pesar de centrarse en un concepto, es un ejercicio revisionista, crítico, sesudo y magnánimo, de las virtudes y desafíos, pero también de los errores y desfalcos, que nuestra empresa de geograficidad (hola de nuevo, Dardel) nos ha dejado (o heredado, por desgracia).

Primero, ¿Qué jodidas es un paradigma? una palabra en boca de periodistas imitadores (*cof cof* y políticos decimonónicos) o de académicos “con clase” que ha sido poco entendido, y mal aplicado, tanto por personal “capacitado” como por “supuestos” tótems y gurús sociales. Yo, como todo buen no filólogo, me remito al origen gramatical. Thomas S. Kuhn lo acuñó en el año 1962, y lo colocó en su gran texto de La estructura de las revoluciones científicas. Lo definía como un “conjunto de supuestos y procedimientos generalmente aceptados, los cuales servían para definir a la vez los temas y los métodos de la investigación científica”. Nada de modelos y otras chorradas como llegarían a afirmar próceres modernos (ojo, modernos) de la geografía como Peter Haggett.

El problema de pensar en paradigmas en geografía, es que, a raíz de su institucionalización alrededor de la década de los setenta del siglo antepasado, el quehacer de los geógrafos se ha remitido a un reajuste epistemológico que más bien, se adapta a la evolución natural de la ciencia, y no necesariamente, a una serie de sucesiones radicales de difícil explicación y esclarecimiento. Aunque, en otras palabras, podría decirse que el pensamiento espacial, más que haber sufrido rupturas internas o inmanentes, es decir, propias de la praxis academicista, respondieron a una serie de cambios sociales y a la famosa enfermedad conocida como “la aceleración de los tiempos”. De esta forma, al ser tan claras las emergencias, pautas o líneas de investigación, su temporalidad y espacialidad (por que, como se dijo, se habla en términos de la geografía institucionalizada) el concepto de paradigma en geografía no sólo existe en un entorno de complejidad a borbotones, sino que, más bien, ha sido utilizado de mala manera para explicar “revoluciones” que, simple y llanamente, son parte de coyuntura externa entre el mundo de las “ciencias” (añado: positivismo) y el pensamiento social o común.

Podríamos considerar, las “ideas comúnmente aceptadas” en geografía citadas por Haggett y que, de facto, son las siguientes: “el estudio de la diferenciación espacial de la superficie terrestre; el estudio del paisaje; el estudio de las relaciones entre la tierra y el hombre, y el estudio de las distribuciones o las localizaciones. Empero, no estamos hablando de universales, ni tampoco de una serie de marcos teoréticos que se suceden vehementemente de forma diacrónica. Lo que tenemos, por el contrario, es una etapa de re-identificación de la disciplina geográfica, en dónde la búsqueda tardía de identidad no nos ha dejado claro nuestro punto en común: nuestra heterogeneidad espacial.

Tal como hablaba con un colega que admiro y respeto sobremanera (y espero, sea recíproco) el problema de textos como el Choque de Civilizaciones de Huntington es que, precisamente, se basan en ideas comúnmente aceptadas, que pasan de campo del idealismo, al de las ideologías, en este caso, para alimentar a una denominada occidental. Ahora bien, tampoco se puede decir que las posturas renuentes o abiertas sean del todo correctas o válidas a la vez (tomando como premisa el debate oriente-occidente). Como bien se cita su carácter ambivalente a Linton y Barnett: Los innovadores en general son frecuentemente unos inadaptados a la sociedad, disminuidos por personalidades atípicas, pero también los descontentos, los inadaptados, los frustrados, o los incompetentes son los que principalmente aceptan las innovaciones y los cambios culturales. Este par de citas aplicadas al mundo social y científico, sirven para ejemplificar las discordancias entre el uso correcto de terminologías, y la forma en que éstas también, son llevadas a su implementación errática.

Ergo, un paradigma “debe de verse como un objeto de estudio y no como un medio para entender la complejidades de los cambios científicos”, que en el caso geográfico, más que realidades Morinianas, han sido más bien mecanicistas, determinables y comprensibles al mismo tiempo. Sin embargo, eso no quiere decir que los procesos de aceptación de innovaciones científicas en la opinión pública de Ricoeur sean deleznables, al contrario, la geografía tardó tiempo en aceptar a los humanistas, realistas, marxistas, y hoy día, se resiste a darle centralidad al posmoderno (*vomita* Soja). Aunque la lógica espacio-temporal y el propio devenir científico y social, así lo señalen.

Cambiando de tema, hablar de Geografía (en su esencia monista) es una tarea que sí es compleja, también es diafanizable. Discernir entre su naturaleza, es decir su objeto, debería remitirnos a Milton Santos y su obra de título similar. Pero de su conceptualización, tal y como medio mundo ha esbozado sus atisbos, es necesario partir de la forma en que ésta es interpretada, si como un conjunto de conocimientos desorganizados que a la postre se consolidado en un constructo llamado geografía, si como una actividad práctica (investigación), o una institución social o disciplina. Sé que a casi todos nos interesa la tercera acepción, pese a que por su naturaleza se podría, más bien, tipificar como la primera entidad proteiforme.

Y es aquí dónde muestro mi serie de posiciones personas, que algunos casos comparto con los autores, para en otras simplemente diferir. Hablar de ciencia en su sentido de institución social nos remite a la especialización e hiperespecialización de la mayor parte de los conocimientos que los filósofos, nomadistas, o totalizadores dejaron en el pasado. La gran victoria del método científico debería verse, no como una mejor manera de entender la realidad, sino como la imposición de un ímpetu fragmentario de la realidad. Nicolás Ortega Cantero, a pesar de su ferviente petición por revivir al regionalismo, me parece que hace un énfasis que ha dado en el Talón de Aquiles epistémico geográfico. ¿Debemos decir que algo se ha superado sólo por no responder a recientes tendencias vistas y aceptadas de forma natural? Algo deberíamos ya de reconocer, el positivismo no es holístico.

Esto me lleva a Santos y a recordar su forma en que define al propio espacio geográfico. Entendido como un sistema de objetos y un sistema de acciones en plena interacción por medio de la técnica, deja de lado (superficialmente) que el hombre está inmerso un micro, meso, macro cosmos, desde dónde parte la propia cultura, el comportamiento y la sociedad. Si bien es cierto que la técnica o la tecnología ha tenido un pobre análisis espacial, es indispensable discernir entre los diferentes entornos en los cuáles se construye nuestro devenir cotidiano. Pues éste no sólo es real o vivencial, percibido o sentido, sino que también, a partir de las propias acciones, es cognocido, esto es, interpretado por los sujetos geográficos en un proceso de vaivenes, esto es, de ida y de vuelta. De esta forma la técnica pasaría a verse como eje intermediador entre el hombre y la naturaleza, con impactos en el espacio, pero también con impactos en la forma en que el hombre, topológicamente, se adapta, resiste o vive en los espacios.

Al final de cuentas,es tanto en el entorno cognocido como en los lugares, dónde se pueden lograr reconocer y abarcar la totalidad de relaciones entre las experiencias y la acción. Esto nos llevaría a pensar que la geografía es una ciencia de los lugares y no ciencia social, empero, debe de reconocerse que puede ser una disciplina sin una forma geométrica válida, pero con contenidos, métodos y objetos de estudio bien acotados, interpretados, analizados y explicados. ¨Por ende, como cito a los autores, el problema de la geografía “es el de la reciprocidad entre la mente humana, lo subjetivo y su entorno, el intento de explicar la tierra y la naturaleza en términos humanos”. Lo último que quizá, ya nos ha dado indicios uno de los autores más olvidados, pero importantes de la disciplina: Eliseo Reclus.

Entonces, '¿hacia dónde ir? Los autores también nos dan la respuesta: “La aplicación de la geografía se dirige al entorno potencial (esto, ideal y posible) futuro, en tanto que expresado por valores. Y tal como dijo una gran ponente en la pasada semana de la geografía (Dra. Irasema Alcántara): “lo importante debe ser estar avocados a la multi o transdisciplinariedad y no a la tranzadisciplinariedad. De tal forma que debemos construir mejores mundos, tanto reales, como vividos, para finalmente, devenir en lo que Harvey tituló: “Espacios de esperanza”.

jueves, 3 de septiembre de 2015

El análisis del sistema-mundo, Geografías de los imaginarios, White y Humboldt.

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Los Diarios Americanos de Alejandro de Humboldt comprados por la Biblioteca Estatal de Berlín por 16 millones de euros.

Más información en alemán: http://www.bmbf.de/de/23409.php?hilite=Humboldt+amerikanische+

Liga de los archivos digitalizados: http://digital.staatsbibliothek-berlin.de/suche/?mode=new&formquery0=amerikanischen+reise+alexander+humboldt 

No hace mucho tiempo, escribía en este mismo blog, una de las entradas más interesantes pero con mayores posibilidades de ser sujeto de pruebas en un campo, meramente, artificial (http://antridigeo.blogspot.mx/2015/06/la-busqueda-tardia-del-universalismo.html). Decía yo, que el poeta postvanguardista White, era uno de los personajes más interesados en buscar una forma de integración solvente, entre la realidad y los sujetos geográficos. Si bien, no podría contradecir algunas cuestiones esbozadas en aquella ocasión, sí es pertinente decir, que en los últimos días he podido clarificar un poco su ideas, y establecer relaciones mentales entre las no pocas últimas lecturas realizadas en un lapso temporal bastante efímero.

Últimamente, he sufrido los embates directos de la realidad ominosa y rampante que sufren poco más de la mitad de las personas en el país en el que vivo, y esta vez, se materializó en una ausencia de luz que, si bien no afectó mis actividades académicas, sí me relegó a los libros de una forma poco habitual, ya que entregué mis ojos a un montón de teoría y (en algunos casos) verborrea prosaica que, a pesar de todo, coadyuvó en la construcción de un pensamiento menos desordenado y fugaz.

Antes que nada, debo pedir una disculpa, pero la copia predecesora a la que están leyendo, era un intento por narrar de una forma personal y un tanto ecléctica, la relación entre las diversas lecturas, y las dos ideas por las cuales (una de ellas, o no la recuerdo, o la agregaré sin darme cuenta), tuve la intención de abrir mi software especializado en blogs, y la que al parecer, dejó de existir por un teclazo oprobioso que me llenó de furia por algunos minutos, para después, volver a la tarea que me competía. Decía que, me encontraba en los primeros pasos de la construcción de un protocolo de investigación, que a su vez se verá manifestado en una tesis, y entre la diversas dificultades que he afrontado, una de ellas, el aspecto teorético geográfico, ha sido por demás complejo y evocador de desasosiego ya que, como han de saber, es una línea muy delgada (a veces imperceptible), la que nos separan de otras disciplinas de índole científico natural o nomotética, y social o humano.

Sé que la división de las disciplinas así, supondría una deconstrucción incorrecta de la teoría de los sistemas-mundo de Immanuel Wallerstein, puesto que él señalaba que a principios del siglo XIX, las ciencias idiográficas, monográficas o descriptivas como la historia o la misma filosofía, fueron separadas de la “ciencia”, basada en la comprobación de hechos cuantificables y medibles, la cual halla sustento en los postulados de Augusto Comte, trayendo con ello una serie de efectos nada deleznables, con los cuáles, el abordaje de los fenómenos y problemas del mundo, cayó en un particularismo, del cual, ni la propia geografía, pudo escapar.

Desde luego, la obra introductoria de dicha gran narrativa, te deja una visión que trasciende más allá de la propia separación de la ciencia. Bajo esas premuras, puedo decir que es un esbozo lacónico, sesudo, y hasta cierto punto seductor, del cómo se formó el sistema económico, político, cultural y espacial, que se configura hoy en nuestro planeta. Y tampoco puedo decir que sea una realidad como tal, pero se acerca mucho al estado de parálisis planetaria por el que pasa, tanto el sistema natural, como el social.

En la empresa incesante de encontrar un marco teórico, y como resultado de una serie de búsquedas conceptual, di con una teoría geográfica en construcción, alternativa y contemporánea como es, la geografía de los imaginarios. Tema tratado en un libro ofertado en la FIL del 2013, por la coautoría de Alicia Lindón y Daniel Hiernaux, que de forma predecesora, también participación en la redacción del Tratado de Geografía Urbana, una invitación al abordaje de fenómenos que, sin duda, son de interés para la geografía y otras ciencias sociales en particular.

Este marco teórico metodológico, se caracteriza por abordar la relación subjetiva de las personas y los medios con una técnica evidentemente cualitativa, pero con énfasis en un enfoque constructivista, y transformar en algo diáfano, lo que nuestros ojos ven, pero que rara vez son tratados con los enfoques práctico nomotéticos de la disciplina, por lo tanto, se dice, se destina a llenar huecos del conocimiento geográfico.  Dicha conjugación prosaica abre diversas pautar para el tema que tengo en ciernes y que, desde luego, debido a su carácter en demasía pertinente, marca un camino ordenado desde una óptica confusionista (no china, en el bosque de la china, la chinita se perdió) que realmente me tenía perturbado, hasta hace un par de semanas.

Empero, para llegar a esa asíntota (o el clímax de un ciclo A de Kondratieff para que me entiendan), tuve que pasar desde textos fundamentales, hasta por ciertas lecturas recomendadas por medio del típico chascarrillo de corredor. Me topé, sin utilizar manu militari una investigación acuciosa, con una crítica-artículo de Carl Sauer (el geógrafo cultural estadounidense por antonomasia) hacia la poca producción de conocimiento en el área denominada “Geografía Histórica" (que, por cierto, resulta ser también su título) y a una invitación para el abordaje de una amplia gama de temas, a veces ignorados, otras mal abordados, de interés en el área. Su énfasis en el geógrafo centrado en un lugar y su renuncia por abordar el todo cultural, me dio pautas para lo que leería después, además que abría un poco los flagelos conductores del tema de lo simbólico en la conformación de ciudades,

Volviendo con el tema de White, y en base con la teoría de los imaginarios que, a pesar de tener distintos pilares o basamentos, encuentra gran relación con la idea de Geosofía de J. K. Wright, quién en su obra de 1946 nombrada Terrae incognitae: the places of the imagination in geography, propone el término, el cual, de alguna manera “pretende dar cuenta de todos los puntos de vista, de todas “las ideas geográficas, tanto verdaderas como falsas, de todas las modalidades de gente- no solamente geógrafos sino agricultores y pescadores, ejecutivos y poetas, novelistas y pintores, beduinos (nómadas árabes del desierto) y hotentotes (etnia nómada africana)”.

Esto viene a colación (y las negritas no son para nada, arbitrarias) en la idea de superar el universalismo, con la idea del nomadismo (ver más información de White: http://resonancias.org/content/read/1359/kenneth-white-un-apocalipsis-tranquilo-por-hector-loaiza/), la cual es el pilar fundamental en la obra escrita del, quizá, uno de los últimos geógrafos transdiciplinarios integradores como Alexandre Von Humboldt.

El día de hoy, asistí y me encontré con algunos colegas universitarios (cita requerida: https://www.youtube.com/watch?v=TW-VzhRfg5I, es broma, todo tá’ cachi), para asistir a la conferencia magisterial magistral del Dr. Ottmar Ette, quién presentó, bajo su propio enfoque filológico, literario y semiológico, una interpretación somera de los Diarios que redactó en sus viajes por América y que, desde su perspectiva, no es que el geógrafo fuese únicamente integrador, sino también un nómada profesional, que cada día construía ciencia y que se encontraba en constante movimiento. Quizá, discernir entre ambas proposiciones nos llevará a afirmar que White sería mucho más parcial y especializado, pero un mundo en que el conocimiento se construye más rápido que en cualquier otro momento histórico (tanto el transcendente como el desechable), no deja de ser una propuesta interesante, para pensar, imaginar, vivir y sentir el mundo, y el espacio.

jueves, 6 de agosto de 2015

Debate sobre determinismo y posibilismo en Geografía (Opinión).

Insisto, es opinión no me satanicen, excepto si eres una tipa amante de las tortugas, el post rock, Dmitri Shostakovich, y los tacos de carnaza secos, en cuyo muy extremo caso, ¡Mátame mamas… ! , saben qué, mejor no. Pero escribiré con toda naturalidad, así que no se extrañen de mis modismo mexicanos idiotas o palabras sacrilegiosas como Puta, Azerbaiyán.

-Pero Braulio, la geografía tiene tiempo de haber dejado de ser memorística.

-¿Qué es la geografía según Hettner amigo? –Pues la diferenciación de áreas en el espacio, tomando cuenta su temporalidad, toponimia, y territorio.

-Pero no debes aprenderte las capitales de los países, no es necesario, es opcional.

-Aprenderte las capitales siempre y cuando leas un artículo geográfico de por medio es un aprendizaje muy grande. Por ejemplo, Beirut, Líbano. Ese país es el talón de Aquiles rodeado de puros vecinos chidos (Israel, Siria, Palestina, musulmanes extremistas, árabes). Increíble que hoy día reine la paz, pero no siempre fue así, existe una película animada muy buena sobre su reciente guerra (en términos de lustros y quizás 1 o 2 década para ser aproximados), se llama Vals con Bashir, y en verdad, aprendes mucho (https://vimeo.com/39988729) Spoiler: está mejor delineada que cualquier peli anime fuera del maestro Hayao Miyazaki (no es cierto queridos compañeros Otakus, amol y paz).

-Chinga tú madre.

Bueno, mejor comienzo.

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“Así es como se vería un geógrafo desde el espacio con google glass y el maps con el mapamundi de 1890”.

Antes de empezar a escribir como idiota, quisiera aclarar mi posición sobre el (aún) promiscuo debate decimonono entre Vidal de la Blache y Reclus por un lado, y Ratzel y todo su emporio de seguidores que continuaron con las corrientes naturalistas y organicistas en el siglo XX (no olviden a Lorenz).  Aquí la tienen: https://www.youtube.com/watch?v=2HhfhAfz9dE. Bueno, no me quiero volver loco sin un poco de risa. En realidad, me muestro reticente a seguir ambas corrientes, ¿la razón? ambas representan una llave para explicar el todo pero sólo en ciertos escenarios o partituras. Pero bueno, para llegar al fin, primero debe haber un comienzo, un desarrollo, un clímax o cénit como dicen los geógrafos y astrónomos.

Bueno, pues todo comienza el día de hoy mientras me rascaba los huevos continuaba con la lectura de un cómic que me dejado muy satisfecho, se llama “El último hombre” (no estoy en contra del feminismo, por si las moscas lo aclaro, tengo a una conocida, vive por ahí)  el caso es que lleva una narrativa de un mundo post apocalíptico donde no existen los hombres, más que uno y su mono capuchino, también macho, machín, chimpancé, chingado, la cagué. El caso es que el sistema se mantiene a flote, pero sólo en las partituras más ominosas de la civilización predecesora (tráfico de drogas, canibalismo, tipas locas con gatos, lo normal), en fin, me hicieron recordar parte de una epifanía que me llevó a cerrar mi facebook  desentrañar un debate individuo existencial sobre lo que el posibilismo y el determinismo han significado en la historia de la geografía y la realidad (y en mi puta cabeza, no mames).

En primer lugar habrá que ser temporalmente certeros, uno nació con crítica del primero. Es decir, las aguas estaban calmadas hasta que llegó un cuate y escribió Antropogeografía y la Teoría del crecimiento de los estados. En estos grandes aportes a la teoría geográfica el autor pudo explicar, bajo su propia perspectiva ideológica, la razón de ser del colonialismo, la supremacía intelectual europea sobre la territorios colonizados, y bueno, otros detallitos alemanes más que, como sabemos, no tuvieron un final feliz, aunque yo no diría que es un conflicto lapidado como bien lo apuntaba Jurgen Habermas en su libro “Más allá del estado nacional”.

Si se acepta la premisa de que el medio determina el comportamiento y la organización civilizatoria del hombre, entonces, caemos es una aberración ideológica que podría llevar, inclusive, a la formación de teorías y leyes en geografía. Lo que ha sucedido es fundamentalmente lo contrario. ¿Por qué? En primer lugar, y como premisa fundamental, porque todo hombre y lugar no son iguales. Sin embargo, la geografía trabajó a regañadientes una buena parte del siglo XIX y parte del XX en buscar regularidades en el espacio. ¿Lo logró? no del todo.

Empero, el desarrollo de una forma de vida tan mecanizada, dominada por tecnología y la información como la de hoy en día, parece reavivar las esperanzas de sus antiguos seguidores. Las teorías económicas de base, se están reutilizando para explicar la realidad de las ciudades, e inclusive han llegado a un nivel muy profundo de exploración en el que han descubierto etapas del crecimiento de una ciudad, y su tipo de organización de acuerdo al grado de desarrollo (entendido aquí como industrialización de las mismas).

Entonces, el determinismo es válido. Como le hice ver como réplica (-se llama Reply, –Yo no usar anglicismos) a una colega en twitter  (https://twitter.com/b_cisneros/status/628260016231809025), a veces las personas cortas de visión, cometen una aberración contra el espacio y su posible comportamiento. No haré más críticas. Bien dijo Einstein, que era más fácil creer que el universo era finito, antes que la estupidez humana, por lo que ciertos factores, fenómenos y pautas de organización social del espacio, sí están determinados por ciertas variables dependientes. Además, la teoría del caos de Lorenz, es bastante diáfana, al hacer notar como cierto tipo de origen, puede determinar ciertas pautas futuras, y no sólo eso, establecer una ecuación matemática de su posible funcionamiento.

Empero, creer que una situación dada se dará sólo una sola forma, es una posición, ciertamente, acelerada. La crítica de Vidal de la Blache subyacía en la idea de que el hombre era capaz de cambiar el rumbo de las cosas. Es decir, existía un libertarismo, o una capacidad de movimiento libre (verdadero origen de la palabra libertad), en los seres espaciantes. Entonces el medio no determinaba su devenir, sino que el hombre con ayuda o perjuicio del medio salía a flote en n maneras. La probabilística (origen formal del posibilismo) parte también de los números, sólo que en vez de lograr explicar una realidad, la ubica, interpreta, y le da un matiz personal.

En un mundo tan cambiante como el de hoy, creer en regularidades parecería una empresa inconcebible sin la ayuda de modelos probabilísticos. Es decir, sin un conducto para explorar por las diferentes maneras en que potencialmente se desarrollaría un fenómeno en el espacio, no se tendría la certeza de si estamos ante variables determinadas las unas con las otras. Resta decir, que en ocasiones gran parte de las respuestas las encontramos en la historia y en narrativas no científicas, la realidad es que, no todo deber ser de algún modo, ni todo es libre de ser lo quiera ser. Hay límites entre la aplicación de una u otra perspectiva, y conocer dichos límites coadyuvará en la utilización de una u otra posición.

Un porcentaje considerable de personas, siguen viviendo con la idea de que una persona que nace en un lugar segregado y marginado no tiene posibilidades de sobresalir en la civilización que le tocó, por lo que siempre será un vástago innecesario en una sociedad que pide, entre otras cosas, gente más “capacitada e inteligente”.  Pero entonces, ellos mismos ignoran que la persona sin posibilidades económicas aún tiene formas de moverse por las laberínticas ciudades de hoy día y destacar de una forma un tanto poco ortodoxo (no hablo de mí, pero en verdad, conoces unos casos que dan gusto). Por ende, a pesar de que existe un orden social determinado, éste puede sucumbir ante la posibilidad individual, y con mayor razón en los tiempos en que nos encontramos. Quizá por ello, me sienta más afín al posibilismo, que al determinismo, pero cada día dudo más sobre dicha posición y salgo a buscar la ataraxia que, ojalá, pueda resolver nuestro conflicto geográfico existencial.

viernes, 26 de junio de 2015

La Geografía, ¿más allá del profesor? de Milton Santos.

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Milton Santos (1926-2001).

Antes de transcribir un texto que me parece, de virtual interés, quisiera decir que Santos ha sido unos de los geógrafos que más influencia ha tenido en mis lecturas en la materia, conozco de él su historia, difícil pasado, y he leído con avives algunas de sus obras tanto en mi lenguaje nativo, como en portugués. Sé que para muchos Santos se ha vuelto un gurú debido a la sobre importancia que se le da en algunos aspectos, también puede considerársele como un geógrafo crítico válido en el siglo XX, aunque no ahora en los dichosos (u ominosos) tiempos posmodernos, ídem, son demasiadas las críticas al gran prócer brasileño de nuestra alma máter que, en sentido estricto, voy a ignorar para dar paso a la transcripción y traducción de uno de sus artículos que me encontré por ahí (ir al enlace original: http://www.indiretasdageografia.com.br/2014/07/geografia-alem-do-professor-milton.html) por, como me diría un profesor, que de seguro, al leer estas líneas se atisbará alguna expresión en su rostro, curiosidad intelectual.

Geografía: ¿Más allá del profesor? (1996, 1° Encontro Regional de Estudantes de Geografía do Sudoeste, Transcripción: Cláudio Ubiratan).

Esta sala es para mí, un regalo. Trataré de colocarme a la altura de este escenario, y  a la altura de la  juventud, ofreciéndoles una clase, esto es, un momento de reflexión serio y maduro, para lo cual naturalmente pido atención por una clase es un lugar en el cuál toda contrición tiene que ser puesta para que el trabajo común pueda realizarse. Se me sugirió un tema, me escondí la orden, y ello me causó un problema: no es la primera vez, que, en mis 55 años de enseñanza, encuentro desafíos de esa naturaleza – “La Geografía: ¿Más allá del profesor?

Lo que me quieren decir esos niños, cuando me piden que venga a hablar sobre este tema, “¿más allá del profesor?”. Profesor, el salón de clases, esos contactos que no son burocráticos, pero que se dan en una temporalidad prevista por alguna forma dicha burocrática también, porque son encuentros marcado anticipadamente en las misma horas, en los mismos días durante un periodo. La enseñanza, el alumno que aprende puede convertirse en profesor, lo que me parece una de las cuestiones que los geógrafos brasileños están enfrentando.

¿Qué hacer más allá de ser profesor? Acontece que por lo pronto en una facultad de Geografía, no hay otro destino, si no ese, grandioso sin duda, mas estrecho delante de aquello que la Geografía puede ofrecer y, sobretodo, de aquello que la nación necesita, que venga de parte de los geógrafos. Pero hay también una vertiente más a partir de lo que hacemos en las facultades como la de Geografía, porque yo no me alegro con la idea de que la Geografía sea un Departamento, la Geografía por ella misma es una facultad, una división de estudios. Que todo Brasil tiene ciertamente la Geografía más dinámica del hemisferio, de esa cosa llamada Occidente. Y hay otro lado de las posibilidades abiertas a quien llega aquí y a quien sale de aquí, la investigación; es eso que las universidades descubrieran, como si fuera alfa y omega, y que si yo tuviera algún poder eliminaría de nuestro vocabulario: esa palabra horrible, la extensión. Como si el trabajo académico bien hecho no fuera algo puesto naturalmente a la disposición de la sociedad.

Yo creo que existen esas dos cosas, vamos trabajándolas ahora en la medida de lo posible. ¿Cuál es esa extensión posible a partir de la Geografía? Por una parte existe lo que se llamó y se llama menos hoy: Geografía aplicada. La Geografía aplicada es algo que fue creado en los años cincuenta por el Profesor Jean Tricart, mi maestro.Es quién, usando esta expresión, propone este conjunto de palabras: Geografía Aplicada, lo que causó cierta fricción en su país, Francia, ya que la universidad buscaba resguardarse de todo contacto con el mercado y, hasta cierto punto, con los gobiernos, de manera que se preservara la libertad total del pensamiento del maestro, porque no hay universidad donde no hay también libertad de pensamiento y de expresión del pensamiento.

Yo recuerdo la polémica que se generó, entonces, teniendo de un lado mi profesor Tricart y, de otro lado, aquel que se convirtió el maestro de todos nosotros, todavía a distancia, Pierre George. El decía, y con él otros, que si toda la buena Geografía será aplicable, ¿para qué llamarla Geografía aplicada? Y Jean Tricart respondía: Es que llamando la Geografía, Geografía Aplicada, nosotros llamamos la atención de los que no son geógrafos, de los que están en los gabinetes del poder, del poder público o del poder privado, para la existencia de una disciplina susceptible de tener un papel en la producción de un nuevo espacio y, quién sabe, en la producción de una nueva sociedad. Esa discusión que se tornó en el momento aceda (disculpen, contar ese chisme aquí) *risas*, fue amenazada por las esposas de los dos, que intervinieran para evitar que la discusión se acedara todavía más.

Es un momento importante de la historia de la Geografía, disciplina creada en las facultades de Letras y Filosofía con la vocación de describir el mundo, algunas veces de manera crítica, y relegada también en Francia a un papel menor del que merecía, en la medida en que el grueso del grupo se decantaba por la tarea de la enseñanza, que es central, pero no llena todas las posibilidades ofrecidas por nuestra disciplina. Geografía Aplicada. ¿Aplicada a qué? ¿Aplicada al espacio de las hendiduras? ¿Aplicada al espacio de los flujos? ¿Aplicada al espacio banal? Espacio banal es el espacio de todos los hombres, y el espacio de todas las instituciones, y el espacio de todas las empresas.

Geografía aplicada al espacio de las empresas – yo vi el discurso del representante del Banco Real, estamos contentos en saber que el Banco Real ayudó a montar esta reunión y ofrece créditos a estudiantes y profesores, mismo los que no son de Juiz de Fora, lo que significa que mañana por la mañana yo me presentaré *risas* para atender la gentil invitación del director del banco. En Francia los bancos emplean a muchos geógrafos, es común que los bancos franceses contraten geógrafos, es un país capitalista. Por consiguiente, es un país donde hay una competencia que se volvió extrema con la competitividad del mercado. El mercado es sinónimo de territorio, entonces la conquista del mercado significa el conocimiento del territorio por el banco, por la empresa de periódicos, por el supermercado, por los centros comerciales, por otras grandes organizaciones que tienen que conocer como el territorio es, para conquistarlo al mismo. Esto es, conquistar el mercado.

Y ahí está el geógrafo siendo llamado, quiere decir que el Banco Real va crear empleo para los geógrafos. Sólo que Brasil es un país que no organiza sus flujos en beneficio de la competitividad. Y ahí pasamos para la cuestión de los espacios y de los flujos para ser estudiados por la Geografía, a través de esa Geografía aplicada, de tal manera que las grandes empresas no necesitarán preocuparse con un territorio delante.

Cuando yo hablo territorio no estoy hablando sobre la superficie de mi país, estoy refiriéndome a un territorio usado, esto es, el territorio con sus hombres dentro, tal como ellos son, es el territorio que interesa al geógrafo. Pero no el territorio que interesa sólo a las grandes empresas, el territorio que interesa a todas las empresas, A todas las instituciones, a todas las personas, indiferentemente de lo que ellas son, las instituciones, indiferentemente de lo que ellas son, las empresas, indiferentemente de lo que ellas son, de su poder.

Ese territorio es el espacio banal, es el espacio del geógrafo. El geógrafo se interesa por el territorio habitado, vivido, trabajado, sufrido por todos. El geógrafo no escoge las empresas, el geógrafo no escoge las instituciones, sobretodo, el geógrafo no puede escoger las personas, todas constituyen juntas aquello que hace del territorio un espacio. El territorio utilizado de manera común, todavía que de forma diversa por todos.

Entonces, para regresar a la cuestión nosotros habíamos colocado en el comienzo. Geografía aplicada, ¿pero aplicada a qué? ¿aplicada a las empresas solamente? ¿aplicada a los flujos? Y nosotros sabemos que los flujos son comandados y nosotros sabemos que hay una diferencia entre producir y caminar. Esto es, entre creas las masas y crear el movimiento, el movimientos es creación de poder. Y cuando nosotros hablamos en espacios de flujos, estamos al mismo tiempo diciendo que hay instituciones, empresas, personas que pueden moverse en el territorio y otras que no pueden, pero nosotros, los geógrafos, nos interesamos por todos. Todas las empresas, todas las instituciones, todas las personas, es eso que hace el espacio banal, que es el espacio del geógrafo.

El espacio del geógrafo no es el espacio del economista. El espacio del geógrafo no es el mismo espacio de las otras disciplinas humanas o sociales. El espacio del geógrafo se distingue, sobretodo, del espacio llamado social exactamente porque hay un territorio. El territorio que participa de la sociedad como un factor, él no es sufrido por la sociedad, no es una tela de la vida social, él es un factor, un actor. Él es un actor porque tiene gente, es eso que la mercadotecnia distingue de otras fracciones del territorio.

Una posibilidad aparte de una Geografía fuera de la escuela, más allá del profesor, es la Geografía del militante. Importante, sin duda, pero igualmente engañosa. La militancia vista de forma autónoma, puede conducir a invertir la cadena causal en el proceso de la producción del conocimiento, colocando el efecto antes de la causa, porque con frecuencia la militancia apunta para las soluciones o remedios igual, antes del análisis. La militancia, para ser adecuada, debe ser posterior al análisis y no anterior al análisis.

El gran riesgo de la vida académica hoy, de la producción científica, es exactamente esto, el riesgo de que el efecto sea dominante sobre la causa. Y es esto lo que corrompe, y en Brasil esto es claro, esta corrupción de una buena parte del trabajo de las ciencias exactas y de las ciencias naturales que, en este país, provienen del hecho de que el efecto es quién comanda la investigación. El efecto buscado, porque reduce las posibilidades de encontrar, de abrazar la verdad.

Es evidente que yo no puedo comparar la militancia del punto de vista moral a la entrega que hacen algunas disciplinas a un interés exclusivo de ciertas empresas, no es la misma cosa del punto de vista moral. Pero del punto de vista epistemológico, hay un acierta familiaridad entre los dos métodos. La fuerza del intelectual, la fuerza del investigador, es su total descompromiso. La fuerza del investigador es su total incapacidad de estar predispuesto. Es su disponibilidad permanente para la búsqueda, sobretodo, en los momentos en que los cambios son muy vertiginosos.

Es muy fácil imaginar que aquello que es pasado todavía está presente, y es solamente a través de la realización del análisis sin ningún preconcepto, que nosotros nos encontramos con lo nuevo. Quien no se encuentra con lo nuevo, quien no tiene esa capacidad, esta fuerza de olvidad, tampoco es capaz de producir un “corpus” científico susceptible de tener influencia, inclusive política. Pues la política se hace cada vez más de forma científica. Ella es realizada de forma científica a partir de forma simbólicas. De ahí, nosotros vivimos una democracia que no llega a serlo, porque democracia de mercado es lo que tenemos en este país y en América Latina de una manera más general, y cuyo alimento, es la mercadotecnia. Entonces la manera que las elecciones son frecuentemente momento de consumo político, pero no de política. Ahora, se nosotros hacemos esta crítica debemos extenderla a nuestra propia actividad intelectual.

El mayor peligro, en este caso, es confundir aquello que el gran antropólogo Marcel Mauss llamó de hecho social total, con la totalidad. No es intercambiar una cosa por otra. Mauss decía: debemos trabajar el hecho social total. Y muchos geógrafos, durante la mayor parte de este siglo, escribieron eso, basta leer la literatura geográfica francesa, alemana, americana, inglesa y brasileña en las huellas de esas escuelas proyectan frecuente alusión al hecho social total.

¿Qué es el hecho social total? Es, ver todos los aspectos de una determinada cosas, ver todos los aspecto de una determinada área, ver todos los aspectos de un determinado lugar. Veamos todos esos aspectos, veamos igualmente todas las relaciones locales, pero la cosa sólo se entiende a partir de la totalidad de las cosas. Ninguna cosas tiene significado por sí sola. Las cosas sólo tienen significado a partir de la totalidad. En la realidad, lo que da significado a las cosas es mucho más que la totalidad, es el movimiento de la totalidad. Volveremos a eso en breve.

Entonces, lo que estoy sugiriendo, para que la Geografía pueda enfrentar las tareas del presentes y, sobretodo, del futuro, es discutir nuevamente aquella idea de lo *inaudible, probablemente, Pierre George* (Johnston), para quien había muchas geografías, quiere decir, él adjetivaba las geografías. Entonces habría una geografía del transporte, una geografía de la industria, una geografía no sé más de qué. ¿Qué es la Geografía? No voy a decir que no se hagan esas Geografías particulares, esas Geografías adjetivadas, esas Geografías singulares, esas Geografías específicas. Pero, lo que nosotros necesitamos hacer es una Geografía sin adjetivos, esto es, la Geografía.

El espacio banal es lo que nos interesa, porque se yo tomo un aspecto, transporte o agricultura, estaré cometiendo un error parecido con aquel de tomar un grupo de empresas, un grupo de personas, un grupo de instituciones. Es evidente que el trabajo de análisis es necesarios, y que no puedo ver todo, entonces yo divido el trabajo: usted va trabajar la industria, usted el comercio, y otro trabajará los transportes, y nosotros produciremos la Geografía. Pero tenemos que tener en mente ese tipo de preocupación, porque sin eso, nosotros no haremos otra cosa sino enseñar. Porque enseñar es llegar delante de una sala y decir lo se gestó en nuestra cabeza, con más o menos preparación, evidentemente *risas*.

Sólo que la Geografía, hoy, tiene grandes dificultades de crecimiento porque el mundo no quiere verla de ese modo. Pero, ¿Quién es que dice que el mundo va ser así todo el tiempo? ¿Quién es que dice que la globalización tiene que ser perversa? En Brasil no nos dejan siquiera pensar que hay otra cosa, además de esa globalización perversa. Y Brasil tiene una perfección de perversidad. En la producción de la globalización, cada día la gente se despierta con una perversidad mayor, no sabemos si quién organiza la globalización en Brasil quiere ser cómico o cínico. Y como la cosa es dicha con tanto énfasis, se acaba por creer que no hay más caminos.

Pero hay otros caminos. Sólo que, donde lo social se vuelve residual, que es el caso de Brasil, ¿Qué importan las personas en este país? Tres siglos de afirmación del hombre, después de que el hombre es descubierto con la Ilustración, se da una conquista lenta, gradual, que parecía segura, a la de la civilización y cultura. De repente, el hombre no es más el centro del mundo, el centro del mundo es el dinero, pero no el dinero como el capital para ser aplicado en la generación de empleos, sino para producir cosas, para desviar el esfuerzo del hombre, pero el dinero en estado puro, todo para el dinero en estado puro –a tal punto de que aceptáramos la situación opuesta- , nada para el hombre.

En este clima, la Geografía no tiene como prosperar, se nosotros nos interesamos por todas las instituciones, por todas las empresas, y  por todos los hombres. No hay lugar para la Geografía en un país que decidió que el hombre es residual. Pero el hombre no es residual, nosotros nos engañamos, a veces, porque frecuentamos a la clase media y nos olvidamos que, entre los pobres, hay una producción social y cultural de enorme riqueza. Nosotros no los tratamos suficientemente en los asientos de la universidad, porque los pobres son tratados como las personas peligrosas de nuestra universidad. Y el tratamiento de la pobreza es casi como  el tratamiento del peligro en la producción del miedo. Cuando en la realidad los pobres en las ciudades brasileñas, sobretodo, están produciendo una nueva cultura que no conocemos. Esta cultura es fundamental, pues está íntimamente relacionada con el territorio urbano. Y no es apenas una producción de una cultura, es también la producción de una economía, y es la producción, aún fragmentada, de un eje político que la cuidad ofrece.

En un mundo que no desea totalizaciones, la Geografía tiene dificultades de instalarse, ella es ciertamente la única disciplina que no acepta arrodillarse al comando total del mercado. Mercado que es una palabra muy grande, porque los que forman parte de este mercado, cada quién está luchando por su rebanada. Por consiguiente, los que aparecen como factores del mercado global, cada uno de ellos tiene una línea de comportamiento propia que ofrece en el mundo de la competitividad. Por consiguiente, esos agentes de la globalización exigen soluciones intelectuales pulverizadas, fragmentarias, lineales. Lo que escapa de la idea central de nuestra disciplina, que trata el espacio banal,. espacio de todas las personas, empresas e instituciones.

De ahí el círculo vicioso en que nos encontramos. Pero la Geografía sólo tiene el mercado de la escuela, entonces vamos a trabajar con la escuela o voy a trabajar con SIGs, o voy a trabajar para una ONG, o voy a emplear una parte de mi talento a una campaña ecológica cualquiera. Cuando el espacio que interesa es el espacio de todos los hombres, el espacio históricamente construido. Entonces, con las solicitudes del CREA o CONFEA, etc., establecemos currículos que son una copia del mercado. Si aceptamos currículos que son copia del mercado, ¿Qué es lo que queremos? Se no nos subordinamos al mercado, si el mercado es apenas del profesorados, ¿Qué vamos hacer de otra forma?

Siendo así, da la impresión de que no tenemos más fe, de que no aceptamos que los cambios son posibles, y que la globalización perversa no tiene la posibilidad de mostrar otra cara, en una fase de desempleo provocado, porque sólo las técnicas no producen desempleo y si la política. La técnica no es responsable, como escuchamos y leemos en estas explicaciones simplistas dadas por el poder, de que la modernización, la globalización, el progreso tecnológico, llevan obligatoriamente al fin del empelo. No es verdad. La técnica sólo tiene existencia histórica a partir de la política. Es la política que decide, primero la técnica, segundo, la forma como se combinan, y tercero, donde se combinan.

Quien aquí es testigo de la manera como se hace la enseñanza, sabe que se podría multiplicar por tres el número de profesores si la enseñanza fuese realizada de una manera decente. Quien, aquí, conoció la enfermedad, sabe que los hospitales, las casas de salud podrían emplear cuatro veces más personas porque nuestras enfermedades no son bien tratadas. Entonces no es la tecnología la responsable por el desempleo, pero sí la política. Esto se ve mejor a través de la Geografía, en la medida en que ella examina la historia realizándose, pues la historia no se hace sin el espacio, entonces a forma de tomar las técnicas, historiarlas, supone el conocimiento y la manera como el espacio se organiza a cada momento.

Repito, la Geografía podría ser una fiel ayudante de la elaboración de políticas, al comenzar con la política del empleo. En la Europa capitalista de hoy, la búsqueda prácticamente inútil de nuevos empleos se está dando a partir del territorio. El ministro del interior de Francia, que es quién se preocupa por el territorio, declaró recientemente que aumentar el número de empleos sólo será posible a partir de una política territorial adecuada.

Vean aquí otra posibilidad para la Geografía, cuando se decida una política de empleo en este país. Esto significa que es un engaño insistir en en el pragmatismo en la elaboración de los programas de enseñanza. Es una disminución imaginar que estamos no preparados para las cosas más altas. Otro día, yo hablaba en términos parecidos a propósito de otro tema, para una periodista, y ella, en el final de la entrevista, dijo: “¿Y usted no tiene miedo que digan que es un utópico?” ¿Por que yo voy a tener miedo en decir que soy utópico?

Lo que distingue al hombre de otros animales es el proyecto, entonces aquel que no es utópico es aquel que quiere ser objeto. Yo sé que existe mucha gente que quiere ser objeto, y felizmente no está en esta sala *risas*. El viejo Sartre, de quién me acuerdo siempre, decía que cada uno de nosotros puede ser objeto para el otro, pero jamás objeto para sí mismo. Y, es eso que produce a cada momento un programa en la conciencia, es que nosotros sabemos que, igual siendo objeto para los otros, no somos objetos para nosotros.

Entonces la Geografía se asemeja a una filosofía, no hay disciplina que sea más próxima a la Filosofía que la Geografía, por que la Geografía estudia el espacio banal, esto es, el espacio de todos. Por consiguiente ella tiene que ser una disciplina conciliadora. No es aquello que se decía en el inicio de siglo: la Geografía como reina de las disciplinas, única capaz de hacer la conexión entre las ciencias naturales y las ciencias humanas, ¡vaya tontería! Estoy refiriéndome a una Geografía modesta que propone una Filosofía modesta, pero capaz de ser actuante. Capaz de ayudar a entender y, por consiguiente, a proponer, esto es, una disciplina con el papel certero en la producción de la política.

La Geografía brasileña está bien colocada para ese papel, no hay disciplina más dinámica en Brasil, y no hay Geografía más dinámica que la brasileña. El Norte, esclavo de las escuelas, de los preconceptos, oponiendo concepto sobre concepto, sólo excepcionalmente produce una Geografía ejemplar, como casos de la Geografía anglosajona. Basta ver las principales revistas norteamericanas para notar una gran cantidad de temas de extrema relevancia pero, frecuentemente, también, sin relevancia. Disertaciones frecuentemente vacías sobre filosofías que no se entiende, amarrados a temas durante largos años sin que eso desemboque sobre un entendimiento de las cosas y un progreso de la disciplina.

La Geografía brasileña parte de la realidad nacional, ella es inspirada en las fuentes de la sociedad. La Geografía brasileña tiene la ventaja de que Brasil tiene el mayor público en Occidente, no hay país que tenga el público que nosotros tenemos, somos 200 departamentos de Geografía y han 17 millones de personas que, en Brasil, son obligadas a estudias Geografía. Eso no existe en ningún otro país, eso significa que tenemos en Brasil, de un lado, una vocación a una Geografía que nace del debate, que se impone a partir de la propia sociedad, sin esclavizaciones de escuela y, por otro lados, tenemos nuestra crítica para realizar esa Geografía.

Es evidente que los autores de libros didácticos son, de una manera general, copiadores de los que piensan y se esfuerzan para crear una Geografía. No importa que seamos plagiados cotidianamente por esos autores de libros didácticos, que tienen tirajes millonarios, y que, de una forma o de otras, llevan a esos 17 millones de brasileños, a través de la presión que es hecha hoy, por entidades que ustedes organizan, una Geografía que sin duda tiene una gran cantidad que mantiene en estos últimos 25 años, un debate extraordinario.

Por consiguiente, nosotros no nos podemos quejar de la suerte. Acabamos por entender que la producción dicha utópica es esa que tiene futuro, en un mundo que no puede hacer nada que no sea a partir de las ideas. Esos 25 años de historia reciente de historia de la Geografía brasileña muestran el triunfo de algunas ideas levantadas por un puñado de geógrafos que, con enorme dificultad, sin organización, sin medios, acabó por imponerse a la Geografía brasileña, inclusive con aquellos que no están a favor, que no están a favor de esas ideas.

lunes, 8 de junio de 2015

La búsqueda tardía del universalismo occidental en geografía. Kenneth White y la Geopoética.

kennethwhite7[1]

“Kenneth White, un poeta postvanguardista franco escocés que, desapercibido en la lengua castellana, es una de las posibles proezas del campo transdisciplinario.”

Antes de iniciar con la presente entrada de dimensiones aún desconocidas hasta para mí, debo decir que mi incursión en el pensamiento del autor puede pecar de futilidad, palidecer en algunos aspectos, y verse carcomido por no haber leído de forma profunda, alguna de sus trascendentes obras. Quisiera dividir en apartados la tarea prosaica acuciosa del día de hoy, aunque sé que será contraproducente pues la transdisciplinariedad busca terminar con el encajonamiento de los ensayos, lo cierto es, que las inmanencias por las cuáles transita el autor, no se quedan cortas de visión, ni pueden ser resumidas es un ejercicio pueril de colocación instrumental.

Para entender su postura y pensamiento (aunque se verá después, cómo el crisol idealista Kantiano no es del todo compatible con el término de referencia, ni tampoco el cogito de Descartes como un estandarte de la independencia del hombre frente al espacio), es menester considerar que al hablar de geopoética no se remite única y exclusivamente a las rimas prosaicas deleitadas y embellecidas por un entorno natural o antrópico, ni tampoco a un idilio profundo del que se desprende un lugar y una temporalidad. White proclama por lo que en geografía Reclus pregonó con mayor intensidad y experiencia, el acercamiento al finis terrae in situ, porque los territorios no terminan en una dualidad oriente-occidente, ni el pensamiento es independiente del entorno que nos embiste con su fauces desgarradoras día con día.

Creer que en tiempos de la postmodernidad no es posible abandonar, entre otras cosas, la irracionalidad de Kierkegaard es aceptar de forma pura y llana, que el mundo ha dejado de pertenecerle al hombre, sometido perpetuamente a la duda e incertidumbre. Pese a que se puedan denostar algunas premisas de contemporaneidad en Kenneth su empresa está focalizada en restituir los lazos del hombre con una razón de ser, como una lógica existencia, con una forma de fusionar el mundo, pensamiento, las artes y la ciencia que, obnubiladas por el camino de lo correcto, la objetividad y el determinismo desarrollista espacio-temporal, pierden de vista no sólo a filosofías orientalistas, sino también a la esperanza occidental tardía, la cuál también busca el encuentro armónico de los entes, que habitan en la totalidad del espacio.

1er Apartado. La geografía de la subjetividad humana: Tuan, fenomenología, homo geographicus de Sack.

La geografía crítica basada en la hermenéutica y la exaltación de las artes como un baluarte universal, sin duda marcan un parteaguas necesario para entender el pensamiento de White. El geógrafo chino americano, Yi-Fu Tuan es una de las figuras que ostentan la mayor admiración y créditos en sentido estricto. Buscar la razón de ser de los fenómenos que acaecen diariamente en nuestro mundo desde la subjetividad del hombre, es sin lugar a dudas, uno de los primeros pasos hacia el nuevo encuentro con la razón de ser humanas. Si bien, Tuan marca una dependencia ilusoria del hombre en relación al medio ambiente, debe de entenderse que el espacio existe sin el ser humano, y el lugar (bajo otra tipología y pensamiento) también.

Robert Sack presenta un enfoque integrador en el que una potente capacidad racional del hombre, le invita a una dialéctica abierta y profunda, con el espacio y lugar. De esta forma, se abren las persianas de una nueva visión de la geografía universalista que se abre hacia las formas es que el ser humano interactúa y se vuelve una categoría viva, animada, y fortuita del espacio terrenal, cósmico e inmanente de manera sincrónica.

2do Apartado. La reivindicación del hombre como parte del mundo en Heidegger.

Martin Heidegger, uno de los máximos filósofos de lengua germana del siglo XX, presentó en su ensayo “Pesar y Ser”, una categoría del pensamiento independiente de la postura comteana y el plano banal desarrollista. Su estar-en-el-mundo indica que el hombre no forma parte del espacio hasta que se funde con él, hasta que deja de ser dependiente y verlo como contenedor, como un plano bidimensional, para devenir en un ser ontológico que se encuentra ligado con el espacio, y forma parte del mismo, es decir, un hombre con inmanencia y trascendencia a la vez.

3er Apartado. La ontología de Ruy Moreira y su relación con la geopoética.

Existen 3 leyes independientes de la geografía que nada tiene que ver con el aporte nomotético de Waldo Tobler quién, dicho sea de paso, se enmarca en el objetivismo positivista que ignora por completo, la desconexión del hombre con la tierra. Estos son, la desnaturalización, la destierración, y finalmente la desterritorialización. Es de sorprender, la cantidad de estudios que giran en torno al tercer aforismo, y poco se hable del resquebrajamiento de la naturaleza con el hombre occidental, ¿acaso se supone de forma lacónica, que es un discurso superado? 

Moreira va más allá de una fútil discusión acerca de las diversas acepciones del espacio geográfico, y retorna a los orígenes de la desvinculación del hombre y la tierra. La cuál se halla sumida desde una visión filosófica griega en que el espacio es visto independiente del hombre, esto es, fuera de y no parte del mismo. Otro de los factores que languideció dichas relaciones fue el cristianismo que desligó el baile con la melodiosa encarnación musical arrítmica corpórea.

Por ende, la territorialidad (en el sentido Dardeliano) debe ser entendida en dimensiones mucho más súbitas, fundamentales, universales, integradoras y plurales a la vez. En ese sentido, la geopoética abre un basto campo teorético en que la literatura, historia, poética, las artes, y la propia geografía se funden en una nueva metanarrativa transdiciplinar, capaz no sólo de crear un mayor contenido prosaico, sino una aproximación mucho más diáfana con el espacio y los factores que interceden en él. Por esa razón, la empresa de White transgrede el campo literario y le abre las puerta a la ciencia geográfica, no sólo para redefinir algunas de sus ideas más arraigadas, sino también enlazando lo que su génisis, ha estado predestinado a la dicotomía.

Epílogo.

¿Qué es espacio? ¿Qué es la Geografía? Son preguntas que quizá, no tengan una respuesta lo suficientemente abarcadoras, para pensar en un debate finalizado. Ya no es deseable continuar decantándose por un ejercicio de raciocinio intelectual, ni dejar a la deriva una cuestión que siempre ha estado en mar abierto. La idea de conglomerar por primera vez un ejercicio transdisciplinar en términos de espacio-tiempo ligados al hombre permite abandonar el dominio del ojo y sumergirse in situ en una realidad universal.

Tal y como citaba White a Deleuze “ El sujeto y el objeto dan una mala aproximación del pensamiento. Pensar no es ni un hilo tendido entre un sujeto y un objeto, ni una revolución de uno alrededor del otro. Pensar se hace más bien a través del vínculo entre el territorio y la tierra… “, es necesario volver los ojos al origen, a la razón de ser o por la cuál el hombre se mantiene en constante cambio y movimiento, porque las raíces que intenta cortar la globalización no deber expandirse hasta que sea demasiado tarde. El territorio tiene vida, el lugar vitalidad, y el espacio es el hombre inmerso en un mundo de carácter finito, único, y bello a la vez.

Cierro sin más por el momento, con uno de tantos texto de White para entender, el poder de sus planteamientos:

En este mundo
cada vez más acre, cada vez más
duro
más y más blanco
¿me pides nuevas?
el hielo se rompe en caracteres azueles
¿quién sabría leerlos?
me hablo grotescamente a mi mismo
y el silencio me responde...”

*Referencias pendientes, para más información de Kenneth White, visitar: http://institut-geopoetique.org/es/

El tema del FIG 2015, nos da la razón: http://www.fig.saint-die-des-vosges.fr/

lunes, 30 de marzo de 2015

La circunstancial y relativa distancia.

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Se han preguntado. ¿Por qué mientras crecemos, las distancias, aquello que medimos con un sistema métrico o inglés dependiendo de su adscripción territorial, es diferente en cada uno de nosotros? ¿que cambia a cada instante? ¿cada segundo, hora, día, semana, mes o año? ¿No? Tal vez, necesite refrescarte la memoria. Como un ser infante, neófito, cobijado por el cariño maternal no pensabas que hubiese algo más allá de la calle dónde jugabas, las casas de tus vecinos, o el hotel donde pernoctabas dos o tres días, dónde eras feliz, y luego regresabas al origen sin explicación alguna. Creías, más bien, pensabas que ése era tu mundo, aquel microcosmos armónico del que pensaste, malamente, no escapar jamás.

Pero luego llegó la trampa, la paradoja de la juventud, la apertura del pensamiento (si es que lo tuviste), lugares, iconografía, geosímbolos comenzaron por aposentarse frente a ti como mapas mentales, con un configuración hogar céntrica, pero con un nivel de desagregación sobresaliente, empero, ¿hasta allí se acaba el mundo para el hombre? ¿acaso los límites de nuestra existencia se remiten a espacios ignotos y ecúmenes geográficos? Tampoco, necesariamente.

En esta breve, pero que espero, sea consustancial aportación, quisiera reflexionar de forma anecdótica sobre la importancia, pero sensu stricto, la relatividad que gira en torno a la distancia geográfica. Elemento ensordecedor para un mapa planimétrico que recala la geodesia del planeta, cuyos vértices, paralelos y meridianos, sufren distorsiones considerables, haciéndonos pensar en la grandeza visual de algunos espacios, y lo fútil que puede ser mirar con ojos escépticos la primacía de una mala representación.

A martes 30 de marzo del 2015.

La oprobiosa alarma suena sin piedad por la mañana. Los ojos se abren de par en par como puertas viejas rechinando por falta de aceite. La luz amarillenta, tenue, pero rígida, entra sobre las ranuras más recónditas de la habitación. El sol recuerda al ser su pequeñez, pero también su grandeza pues sabe que se alimenta del un ente mayor para ser quién es.

Ingesta sus alimentos, tal cuál neandertal hambriento después de invierno. Toma su pequeño objeto que le permite moverse de un lado a otro con la fuerza de su voluntad. Baja escalones deteriorados por el uso y tiempo. Hace un día estupendo. Pronto, la calma se perturba por el estridente sonido de los autos. Se lanza al asfalto. El paisaje es antrópico, pero el cielo continúa siendo azul.

Las calles y avenidas le recuerdan que la grandeza y la pequeñez son consecuencias de la necesidad. El calor se torna más insoportable. El asfalto, sofisticado, moderno, negro, le hace olvidar que algún día, otrora, había una especie sepultada llamada árboles. Especies en peligro de extinción, sombrías, taciturnas, débiles.

Torna su mirada para atisbar a su antiguo medio de movilidad. Un bodrio animado, lleno de personas, feo, pero funcional. Le había dejado hace 10 minutos. Estaba en otra parte. De hecho, casi llegaba a su destino. Dobló por un par de avenidas más, y arribó. Subió escaleras enclencas, y entró por un portón oculto.

Realizó sus actividades rutinarias y retornó su marcha. El sol no dejada dudas a su existencia. El aire incoloro, se mezclaba con pequeños fragmentos que entorpecían la vista. La velocidad aumentaba, así como los latidos del corazón. Instantáneamente, sonó un objeto pequeño que se encontraba oculto, en las bolsas de su turbio pantalón. Era sólo un recordatorio.

Volvíase la vista al reloj para percatarse de su retraso. Retraso momentáneo. Bastó sólo una pieza musical del Offenbach, para llegar al lugar citado. Victorioso, sudoroso, aturdido, y un poco mugroso, estaba ahí, postrado ante la perplejidad humana.

En su recorrido con los colegas, confirmaba como los lugares ajenos no estaban más allá de sus ojos. Siempre era posible caminar entre muchedumbres, olores fétidos, griteríos de tenderos, motores, amigos del bolsillos, y reptiles extintos nauseabundos. La posibilidad se había perplejizado ex ante de que pudiesen reconocerlo. El cosmos no era inmenso. La ciudad no era interminable, aquel monstruo macrocefálico se transmutaba en un pulpo apetitoso, un manjar irrevocable, un garbo para el sentido más gustoso de todos.

El mapa mental se desbordaba como río posterior al diluvio. El sol se ocultaba, tímido ante la victoria parcial del hombre geográfico. Era pues, la apoplejía de los sentidos, la algarabía de lo baladí, el bochorno oculto más anhelado. La mensurable desdicha yacía muerta ante la subjetividad inconmensurable de la percepción. El gozo no era finito, tampoco el mundo en sí. Todos lo sabían sin saberlo.

Y es que, una distancia no siempre evoca la tangibilidad, el tiempo-espacio, lo sincrónico. Muchas veces, es precisamente su carácter humano, lo que le da complejidad. La desesperación acelera los tiempos, pero achica los espacios. Las barreras de la saturación, entorpecen la visión y aclaman magnitudes inimaginadas. La misma puede saltar de la vista y convertirse en un elemento de unión, entre dos almas separadas, clamantes de amor. Se vuelve quimera, transmuta, deja su naturaleza nomotética para someterse a la duda. ¿Realmente nos movemos de un punto A a un punto B, sin pensar en un punto C? ¿sin pensar es la imposibilidad? ¿sin someternos a algún guajiro riesgo? ¿sin que nuestra influencia del exterior altere nuestra visión propia, subjetiva, y circunstancial?

Aquello que llamamos distancia, es pues, una viaducto del término espacio, pese a su posición polisémica, sabemos que por causas y efectos (aunque quizás, sean discursos superados), la naturaleza de la generalidad, permea en lo específico. Es indudable pues, que sin distancia exista el espacio. Pero es precisamente en lo primero dónde hallamos la puerta a la comprensión de lo segundo, dónde lo aprehendemos, dónde lo vivimos:

(Cecilia)

“Abrió la puerta para salir al viento y al aire y se encontró de pronto sola, sacudida, cual si se hallase a mucha distancia, a muchos años, y el salir de la casa equivaliese a un viaje lleno de dimensiones súbitas.”

El luto humano. José Revueltas. Pág. 41.