lunes, 21 de julio de 2014

El Hombre y la Tierra de Reclus: Acercamientos a la obra de un excepcional geógrafo decimonono.

Eliseo Reclus

Embaucado en tiempos de la extinción innata del anecúmene geográfico, nacería en Francia uno de los prominentes geógrafos que, basados en la combinación de academicismo con el encliclopedismo, desarrollaría una vasta obra literaria e informal, alrededor de la ciencia que a título personal, se establece como aquella que aún no renuncia a su carácter universal.

Por mucho tiempo, la obra de Reclus permaneció en el olvido, su posición anarquista, políticamente incorrecta, infantil y vacua como pregonaban Engels y Marx, provocó que sus obras más fructíferas, no tuvieran la difusión necesaria. Aún así, un siglo después o más de su muerte, el pensamiento reclusiano así como su amplio conocimiento físico y humano del mundo, no deja de ser valioso y aún con tintes de actualidad que en su momento, levantaron hasta la más negativa aberración por su idealismo adelantado a su tiempo.

Su ateísmo, el profundo odio que le generó la figura estatal, las obras atroces hacia los pueblos oprimidos, los genocidios, guerras, barbaries agudas y gran cantidades de escenarios o efemérides de álgida inmundicia, acompañaron en su viaje académico y físico, por una gran cantidad de paisajes, derredores, recovecos y medios heterogéneos. Su visión de la geografía no era propiamente de gabinete, para Reclus era necesario experimentar con la magnitud de los 5 sentidos al espacio y paisaje en particular. A sus ojos, la prosa literaria no era más que una ventana cerrada al mudo real, excitante de los conductos con los cuáles, percibimos y sentimos el mundo.

Gran regionalista y personal importante en la empresa de desarrollar una ciencia de paisaje eminentemente francesa, se distinguió del quehacer vidaliano por considerar los grandes problemas urbanos que, desde las postrimerías de la revolución industrial, acechaban los grandes centros industriales urbanos con resultados atroces e infrahumanos. Para la escuela regionalista francesa, la visión de región era meramente natural; para Reclus no, el espacio estaba siendo transformando a pasos agigantados, de ahí su frase de evidente pertinencia: "La geografía no es cosa inmutable; se hace, se rehace todos los días, a cada instante se modifica por la acción del hombre".

Gracias a la consideración de la misma como una disciplina condenada a la percepción de un mundo cambiante y dinámico, su visión del mundo materializada en obras de gran valor histórico, científico y humano, lograría augurar pese a su tiempo e idiosincrasia pasada, situaciones geopolíticas, físicas, económicas, y sociales, que hoy en día son una evidente realidad. 

Desde decir que la próxima potencia mundial serían los Estados Unidos, hasta la liberación mediante fraternidad nacional del pueblo heterogéneo de la India, en el aspecto social, cuya obra “El hombre y la Tierra” se manifiesta como un diáfano gran tratado de la Geografía Humana, cuyos ideales bien fundamentados, terminaron por hacerse realidad.

Pero la obra de Reclus difícilmente se queda materializada en un sólo libro lleno de fragmentos, no, por encargo de la Sociedad de Geógrafos francesa y la casa editorial Hachette, publicó en 19 tomos de gran contenido físico y humano, su obra “Nueva Geografía Universal”. Para materializar tal tumulto incalculable para un hombre moderno hoy en día, recolectó información hemerográfica del mundo entero y además, interactuó de forma directa y vivencial, con una buena parte del mundo hasta ese entonces emergido.

Reclus, a diferencia de grandes geógrafos emanados de la nobleza como Alejandro de Humboldt, tuvo una infancia y juventud humildes, con lo necesario para vivir. Trabajó desde muy joven y lo hizo de igual forma en sus más grandes viajes y expediciones a lo largo del mundo. Quizá, no tuvo la facilidad y tranquilidad de otros grandes eruditos en la materia, pero fue su gran percepción geográfica, así como su gran hábito de la escritura, lo que potenció y ennobleció sus obras.

Leerlo, es profanar el gran vacío (o acierto) disciplinar que ha supuesto la dicotomía de la geografía. Aboga por una eminente ciencia del espacio holística, consciente de considerar hasta el más mínimo detalle del medio y del hombre en perpetuo convivio. Empero, la gran diferencia de Reclus respecto a otros geógrafos de la época es abogar por esa libertad e igualdad entre los individuos, pero sobre todo, por el libre albedrío y accionar del hombre. En su obra se logra avistar el concepto de ciudadanos del mundo. Busca la forma en que el hombre puede usufructuar libremente el bien que le ha sido relegado por el estado: La tierra.

¿Es acaso un sueño guajiro el pensar en un mundo libre? ¿en un mundo próspero? ¿en un mundo en total armonía? La respuesta, ciertamente, es complicada. Sin embargo Reclus logró avizorar un mundo diametralmente opuesto al emanado de su idealismo, ¿por qué? He ahí la importancia de su obra, a pesar de su postura política que ciertamente, es respetable e individual, leerle es entender al mundo, es poner en práctica una dialéctica cercana con el medio y los diversos fenómenos que nos envuelven diariamente. Geógrafo ecuánime sin duda, pero también magnánimo ya que en los tiempos de encarcelamiento se mostró siempre firme y estudioso, hoy en día es vuelto a ser considerado por aquellos jóvenes idealistas que sueñan con un mundo semejante al suyo, y que a pesar de saber de la tiranía, opresión y odio que existe entre un universo que naturalmente se divide en oriente y occidente, se mantienen vivos.

jueves, 17 de julio de 2014

Reseña de cátedra: La gestión del Agua en la Zona Metropolitana de Guadalajara por Heliodoro Ochoa García.

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*Heliodoro Ochoa García es Licenciado en Geografía por la Universidad de Guadalajara. Coordinó el libro: “Gobernanza y gestión del agua en el occidente de México: La Metrópoli de Guadalajara”. Más datos: http://portal.iteso.mx/portal/page/portal/Dependencias/Rectoria/Dependencias/Direccion_General_Academica/Dependencias/CEAPE/Investigadores/Heliodoro_Ochoa_Garcia

Dentro del prólogo del libro anteriormente mencionado, el español y muy seguramente, gran maestro de Heliodoro, Pedro Arrojo Agudo escribió: “En el México urbano interior, la alternativa más barata y viable que queda no es otra que la de la hacer las paces con los ríos y acuíferos” (p. 10). México -de acuerdo con la propia cosmovisión de ambos autores- , se encuentra en una crisis hidrológica, pero no de forma catastrófica, la escasez si bien, es una constante alrededor del mundo (del 100% de los recursos hídricos en el mundo, sólo 1% es agua dulce emanada de embalses, acuíferos, y recursos potamológicos) en el país, lo es así por un gran desequilibrio respecto al acceso del vital líquido. Mientras que los estados con las mejores bonanzas y excedentes se encuentran con una gran carencia del mismo, en los estados nórdicos y áridos, el acceso es casi total.

Dentro de la Zona Metropolitana de Guadalajara (la segunda ciudad más importante del estado mexicano) existe un problema flagrante de acceso al agua potable. Un buen porcentaje de personas son consideradas pobres del agua (puesto que más del 3% de sus ingresos se van en el pago del mismo). Los gobiernos, federales y locales, han intentado mantener el acceso al agua aún y con grandes explosiones demográficas y de la mancha urbana. Las decisiones emanadas de la cosmovisión ingenieril, han provocado la devastación, el empobrecimiento y la decadencia de una gran parte de los vasos lacustres que alimentan la urbe. Tanto la Comisión Nacional del Agua como la Comisión Estatal, han buscando soluciones para paliar sus errores en la cuenca del río Verde. La Presa el Zapotillo apenas y es una de tantas estratégicas, que entre el estado y el gremio empresarial, buscan saciar la sed de Guadalajara y León, Guanajuato.

Lo que se buscan en el fondo, es la explotación privada de un recurso que por mucho tiempo ha sido utilizado de forma libre por los agricultores y ganaderos, en este caso, de los Altos de Jalisco. El patrocinio de organismos estatales le da a las obras tintes positivos, pero la falta de una verdadera consulta ciudadana, ha sido un elemento constante, tanto en la elaboración de las manifestaciones de impacto ambiental, como en las asambleas entre eruditos y conocedores del tema. El resurgimiento de los tandeos (que no otra cosa que cortes en el servicio a diferentes colonias cada cierta cantidad de días) busca hacerle creer a la ciudadanía que la culpa es de ellos, que si el lago de Chapala no alcanza niveles adecuados es por la explotación inadecuada y completa falta de conciencia al usufructuar el agua.

Aún y considerando que cada año, a Chapala se le resta 10% más de lo que debería de acuerdo a los balances hídricos, el problema estriba en grandes vergüenzas políticas cuya materialización se encuentra en aquellas obras que por algún tiempo, dotaron de agua a la ciudad. Mientras no se entienda el concepto de gobernanza y se aplique a cabalidad, tanto las obras de sobreexplotación, como de ingeniería que poco toman en cuenta a los hombres que habitan el territorio, no existirá un verdadero enfoque de sustentabilidad, tan requerido en nuestro días.

Las grandes presas en Jalisco junto con otro complejo más en el país, representa más de 70% de la inversión en infraestructura pública del país en ese rubro. Claramente, existen relaciones verticales de poder, en dónde las decisiones son tomadas desde arriba, menoscabando la opinión pública y de aquellos actores afectados. Tal como el expositor dijo de forma chusca y afable: “Aún continuamos dependiendo de la Virgen de Zapopan y el Dios Tláloc”, y no es para menos, la región de los Altos de Jalisco es un área con gran dependencia de la precipitación pluvial. La carencia de las mismas y los años con canículas más difíciles y secas, ha provocado una sobreexplotación en los mantos freáticos. El conflicto, tanto del complejo Zapotillo como facsímiles, gira en torno a las aguas superficiales. Las concesiones de explotación se hayan en manos de grandes productores, y por ende, el acceso diferenciado del cuál se hace cita al principio del presente resumen, es indudablemente diáfano.

Las propuestas o alternativas que el autor propone no giran en torno a si la explotación del recurso deba estar en manos privadas o públicas, tecnologías hay, pero los insumos monetarios destacan por su ausencia. En una gestión que verdaderamente sea participativa propone ejercicios abiertos en la gestión del agua, aumentar consultas a la ciudadanía, consultas participativas tanto con expertos como con actores afectados. En pocas palabras, dejar de lado aquel tecnocratismo que nos ha llevado a la situación en donde estamos ahora.

Para la exponentes, tanto del profesor Bogart (autor de “Los señores del agua”) cuya crítica giró en torno a la apatía e indiferencia del pueblo tapatío respecto a la administración y distribución hacia sus hogares del vital líquido, como para Heliodoro, dejan claro que, aún y pudiendo existir formas pacíficas para sustituir al poder ominoso que ostenta los recursos, el mismo ciudadano tapatío debería ser más renuente y crítico, sin menoscabar o realzar sin conocimiento alguno, las obras en inversión pública que giren en torno al agua.

En opinión del prof. Zeromski del Departamento en Geografía y Ordenación Territorial debería existir un enfoque complementario e integral, no una alternativa que sustituya el problema del agua. Debería verse al recurso como un bien de seguridad nacional y de la vida. Lo que es seguro y cuya experiencia positivista o teocrática nos ha dejado, es que sin el vital líquido, el hombre simplemente no puede vivir. Es necesario, delante de todo esto, iniciar un gran debate del cuál surjan las soluciones que acaben con la situación tan nefasta que opera hoy día. El agua es, y siempre seguirá siendo…. vida.

Agua Humanidad, Agua Ciudadanía, Agua Comercio y Agua Delito: Las cuatro aseveraciones necesarias en la jurisdicción.

sábado, 5 de julio de 2014

La Topofilia de Yi-Fu Tuan: La relaciones sentimentales entre el hombre y lugar.

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“Topofilia es el lazo afectivo entre las personas y el lugar o el ambiente circundante” (Tuan 1974: p. 11)

Antes de dar inicio a la exposición de ideas y experiencias extra personales que me ha dejado la obra del geógrafo humanista Tuan, quisiera agradecer a uno de mis profesores el haberme inculcado cierta curiosidad por la obra del chino americano, algunos colegas que han ojeado la obra refieren que parece desenvolver una temática filosófica de la geografía, nada más alejado de la realidad. El libro en realidad es un largo ensayo. Originariamente, se publicó en el año de 1974, tiempos en dónde estaba apareciendo una de las corrientes más contemporáneas de la disciplina, ella es: La geografía humanística y en específico, la geografía de la percepción.

Pareciera en primera instancia, que el tópico debería ser abordado desde una perspectiva sociológica o antropológica, sin embargo, no hay que pasar por alto que el concepto de lugar es clave en geografía. Sin él, la disciplina podría ser proteiforme, es decir, adquiriría conocimientos diversos, pero sin un constructo en particular. Sin duda, para acercarse al sentido topofílico debería de entenderse que un lugar, a diferencia de una localización, se mueve constantemente y guarda un significado, un símbolo colectivo o individual en la sociedad. El tiempos de los bien llamados “Lugares mercancía” de I. Wallerstein, la obra de Tuan adquiere tintes de renovación. Discernir las relaciones entre el medio y el hombre desde la propia cosmovisión de los hombres es una forma en que se puede recuperar la historia e identidad del lugar.

La obra guarda en sus páginas un sin fin de ejemplos, que sin duda, la hacen una baluarte y lectura obligada para cualquier geógrafo que desarrolle investigación o trabajo académico relacionado a los topónimos. Va de lo particular a lo general, y del pasado al presente. Intenta justificar la definición de Tuan, pero más allá de ello, logra cautivar al lector y hacer que se pregunte una cuestión elemental: “¿Cuál es mi relación con el lugar? Entre el odio u amor, simbolismo o ausencia de significado, o arraigo y emancipación hay una cuestión básica que no puede ser desapercibida: En el curso de la historia de la humanidad, el significado de cualquier lugar ha cambiado en detrimento de aquellas relaciones cósmicas, por otro en dónde simplemente se vuelven un elemento económico.

Tuan ayuda a entender que más allá de todo ello, existen lazos afectivos incuestionables entre las personas y el medio que las envuelve. A pesar de que en el occidente del mundo se ha estimulado la experiencia visual sobre cualquier otro sentido, para tener una experiencia completa, vívida y elemental con el entorno es imprescindible utilizar los 5 sentidos. No hay forma de contemplar un paisaje, sin los sonidos, olores, sensaciones, o sabores que se manifiestan cuando un ser en particular se postra ante él. La unión entre el hombre y la naturaleza, carece de cualquier artefacto tecnológico, no requiere gran conocimiento del medio, pero en cambio sí se necesita saber percibirlo, dejarse acariciar por la brisa y el viento, el olor a tierra mojada provocada por los actinomicetos, el saber agrio de una roca que se intenta categorizar, el cántico de las aves, insectos, o mamíferos. Todo, el acercamiento entre ambos elementos es un microcosmos en dónde el hombre se acerca con su origen y su fin.

Así, con una exposición nítida, clara y de fácil aprehensión, la obra acerca al lector a un mundo diametralmente opuesto a esas aproximaciones positivistas dominantes en casi cualquier disciplina. Es anticientífico si se quiere, puesto que el amor que se tiene hacia el espacio o el lugar no se ve, mide o percibe; se vive, siente y quiere.

*Recordando la definición que el mismo Tuan hizo de la Geografía: “El estudio de la Tierra, como hogar de la gente”, se logra avistar de forma tácita, el sentido del lugar y la topofilia.