lunes, 15 de diciembre de 2014

“La Enseñanza de la Geografía” de Yves Lacoste.

 

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(Trechos selecionados de LACOSTE, YVES. La enseñanza de la geografia. Curso proferido dias 22 e 23 de março de 1985 na Universidade de Salamanca, Espanha, editado em 1986 pelo grupo CRONOS). Tomado de: http://archive-br.com/page/2243599/2013-06-05/http://www.geocritica.com.br/texto03.htm (Consulta 15 Diciembre, 2014) Traducción al español: Braulio Zerecero Cisneros.

A pesar de la postura crítica del autor, el énfasis en una enseñanza geográfica integradora y no fragmentaria, lo hacen un texto de alcances sin precedentes, único y de evidente pertinencia en el quehacer geográfico, se reproduce parcialmente, tan como fue escudriñado previamente por Lacoste.

"La enseñanza de la geografía y de la historia nos coloca una considerable responsabilidad: La formación de futuros ciudadanos. Así, creo que el problema de enseñar esas disciplinas es muy complejo y delicado. Hablo de dos especialidades diferentes y pienso que la escuela geográfica francesa en ese sentido tuvo un mérito, al contrario de lo que ocurrió con las geografías soviéticas y anglosajonas, pues ella mantuvo los lazos con la historia. Lazos que deben ser vistos con claridad como contractuales. Esas relaciones interdisciplinarias no son sólo apenas relaciones de utilidad mutua, sino también relaciones de fuerza. Nosotros vivimos, en Francia, sobre la hegemonía de los economistas y de los sociólogos, con consecuencias desastrosas para las demás ciencias humanas que en muchos casos reproducen modelos oriundos de la economía y de la sociología. Hago alusión a ese problema porque estuve recientemente envuelto por el en un asunto de alcance nacional. En 1982 el presidente de la república francesa, F. Mitterrand, que tiene una gran preocupación por la historia, afirmó que era peligrosa esa pérdida de cultura histórica por parte de los franceses y encargó a un historiador especialista en relaciones internacionales para estudiar el tema y proponer soluciones. Encargó a profesor René Girauld de realizar una investigación sobre la enseñanza de la historia en las escuelas elementales, medias y superiores. Entonces Girauld comprobó con espanto que desde hace varios años, casi diez, que la escuela fundamental ya no enseñaba nada de geografía y de historia. Segunda constatación: que en el Liceo (escuela media) existe una situación de malestar; los profesores de geografía y de historia buscan otra cosa, una salida, por ejemplo, ingeniería ecológica, combate a la contaminación, estudios de economía... Hasta la propia Revolución Francesa era un asunto cada vez más negligenciado. ¿Y la Geografía? Como dice el profesor Girauld, como los estudiantes tenían una gran aversión a un cierto tipo de geografía (descriptiva o memorística), se acabó por condenar todo y cualquier estudio geográfico. Entonces René Girauld me llamó y preguntó si yo podría ayudarlo respecto al problema de la geografía, y acepté debido a la importancia de aquello. Luego me di cuenta que estaba en un equipo que pretendía liquidar la geografía escolar, y sabía que en Italia se había hecho algo semejante. Así, manifesté una primera batalla con los historiadores, que eran buenos historiadores, para mostrarles que era necesario someter a la geografía a una crítica - que ella no podía continuar siendo estudiada de manera tradicional -, pero que se trataba antes de todo de reanimarla. Después ellos mismo percibieron que si suprimían la geografía del sistema escolar, tampoco la historia duraría mucho tiempo. De ello, surgió por asentir ese acuerdo y dije: - OK, ustedes pueden también investigar la geografía... En fin, hablé todo eso para ustedes, para que perciban que es así que las cosas se desarrollan en la práctica. La teoría normalmente surge después de que los acontecimientos se desenvuelven.

Cuando participamos de los encuentros entre Girauld y sus consejeros, cuando elaboramos determinadas conclusiones razonables, debo decir, el ministerio como máquina organizativa hizo de todo para aplicarlas. Percibimos que muchos burócratas habían sido anteriormente profesores de historia o de geografía y que tenía opiniones preconcebidas; algunos como profesores y otros como sindicalistas habían ingresado al ministerio, inclusive en la época en que la derecha estaba en el poder. ¡Y por increíble que parezca, esa enseñanza de tipo marxista y economicista se desarrolló enormemente sobre los gobiernos Prompidou y Giscard d´Estain, que tuvieron ministros declaradamente de derecha! Es decir, las cosas son más complicadas de lo que parecen... Al final de cuentas, el ministerio hace poco, después de muchos conflictos, hizo un texto con nuevas directrices para la enseñanza de la geografía y de la historia; pero sólo cuando el texto salió es que nos dimos cuenta que varias líneas fueron cambiadas o modificadas, lo que deformó completamente el significado de las cosas... Los problemas de la enseñanza de la historia y de la geografía son difíciles y no es fácil implementar lo que se quiere. Los profesores constituyen una corporación numerosa y en la cual las representaciones ideológicas ocupan un lugar importante, mucho mayor de lo que en otras disciplinas, como por ejemplo las matemáticas o hasta la misma lengua o literatura.

Todo ello que relaté apunta para el tema de ¿Qué geografía enseñar? Pues existen diferentes geografías y diferentes maneras de enseñar. De mi parte, estoy contento con mi trabajo pedagógico; pasé veinte años haciendo una colección de libros didácticos, en los cuáles muchas veces dicen cosas que no habían sido todavía publicadas en revistas y publicaciones científicas. Pienso que la pedagogía no es necesariamente un subproducto de la ciencia, muchas veces la resolución de los problemas pedagógicos obliga a enfrentarse de otra manera a los problemas científicos.... Creo que se debe dar a la pedagogía un sentido más popular de lo que es dado por muchos especialistas, teniéndose en cuenta que los alumnos no son torpes o que muchas veces, especialmente en la geografía, se hay que partir de su experiencia y de los problemas concretos para llegar a cosas más elaboradas. Un aspecto fundamental que infelizmente los geógrafos universitarios olvidaron es la acción. La geografía se hace en la práctica, no sirve para aprender cosas que "deben ser aprendidas". Curiosamente ocurre una paradoja: los geógrafos dicen "se debe hacer esto", como si fuesen ellos quiénes decidieran. Es decir, algunas veces ellos juzgan inconscientemente, que son los jefes del Estado, imaginan que basta la ciencia para comprender los fenómenos y automáticamente todo mundo va aplicar las conclusiones y todos van a estar de acuerdo con ellas (...). Esa relación entre la geografía y la acción es algo secular. Y la expresión fundamental de ella es el mapa. El mapa es una representación de una porción del espacio terrestre, que era un imperativo en otro tiempo. Hoy tenemos las fotografías aéreas, la teledetección, y otros aparatos que hacen todo prácticamente solo, gracias a los avances técnicos, científicos y tecnológicos. Y los geógrafos universitarios no utilizan la teledetección solamente por placer. La geografía conoce un momento de prodigiosa expansión de los conocimientos. A pesar de estar destinados a los estados mayores, llegan hasta nosotros algunas contribuciones (...). Pero es lógico que la enseñanza de la geografía no consista solamente en la lectura de mapas. ¿Por qué se enseña a los ciudadanos? ¿Por qué a los alumnos? Cuanta más conciencia tienen los ciudadanos de la geografía, más fácil será la existencia de formas autónomas y personales de comportamiento. Y no quiero hablar apenas de guerras, que infelizmente ocurren... Hoy en Francia, y supongo que también en España, existen proyectos de mejora de barrios e igual de los municipios, que se expresan a través de mapas, así como por libros, los cuáles debemos saber leer. La población debe tomar contacto y conocer los proyectos de sus políticos..., de sus medios locales de vida. Pues bien: si quisiéramos expresar cual es la función de la geografía, yo la definiría como el "saber pensar el espacio". Y saber pensar el espacio, o tener un raciocinio geográfico, no es soñar con las estrellas y sí pensar el espacio con una visión política, saber pensar el espacio con espera de actuar más eficazmente en él. El espacio terrestre, conviene enfatizar, que es tanto importante como lo es complejo; por el debemos abandonar la noción de espacio abstracto, que es totalmente normal en las matemáticas y en la geometría. Es muy difícil establecer grandes teorías sobre el espacio geográfico, sin embargo él existe. En él actuamos como personas (...).

¿Cómo alguien pudo enseñar geografía sin tomar en cuenta aquello que los alumnos reciben, como problemas políticos, a través de la televisión, de los periódicos, etc? Si la geografía estuviera separada de todos esos problemas, es naturales que ellos –los alumnos- no se sientan motivados por ella. Cuando hablo en problema político, es bueno resaltar, empleo el término en su sentido etimológico: el viene del griego “polis”, ciudad, y la ciudad es un fenómeno esencialmente geográfico. Lo político, entonces, no es una “instancia” al lado de otras (lo económico, lo social, lo cultural, lo ideológico…), y sí un elemento que atraviesa toda actividad humana. El no se limita a los embates electorales o a las diferencias entre los partidos políticos, por más interesantes que estos sean. El conjunto de la geografía, en la misma opinión, es un saber transformado para la comprensión del espacio y de la organización del poder (…). Existe acción tanto en la historia como en la geografía, sin embargo, en ésta última el drama acabó quedando olvidado. Tenemos que recuperar esa idea del drama. No hay geografía sin drama, como dice Jean Dresch, que afirmó que el procedimiento de investigación científica y filosofía debe buscar el drama, ver en que medida elementos que parecen tranquilos, pueden resultar en dramas. Voy a mencionar un ejemplo muy simple: la erosión. En los salones de clase los alumnos aprenden lo que es la erosión (algo que normalmente los aburre), sin embargo se puede y se debe mostrarlo como drama. La erosión del suelo es un drama y un drama político en el sentido amplio del término. Cuando se sabe que existen países cuyo suelo es una herencia de épocas climáticas pasadas, suelos fósiles como se dice, cuyas reservas no se renuevan y que hay toda una serie de factores –crecimiento demográfico, las condiciones climáticas, expulsión del sistema agrícola de los pequeños camponeses hasta las encostas, etc. – a través de los cuáles se llega a un verdadero drama, que no es imaginario y sí real. A partir del momento en que transformamos una serie de conocimientos libres en forma de drama, yo aseguro que los alumnos entienden y disfrutan. Todo en geografía debe y puede ser dramatizado. Volviendo a la historia. Los historiadores no perdieron el sentido del drama. Cuando cuentan una historia, cuentan un drama: la suerte y las desgracias de la patria, las tentativas de una facción política, los éxitos y los errores de un soberano, etc. Tenemos que hacer lo mismo. Además, eso es un procedimiento pedagógico que funciona muy bien. Por ejemplo: si estudiáramos las fallas en geología, fallas horizontales, verticales, etc. – y principalmente cuando se estudia la tectónica de las placas- existen ciertas fallas que adquieren todo un significado especial. Y cuando relacionamos eso a la distribución de la población, veremos que las grandes fallas de subducción dieron vida a ciudades como San Francisco, Los Ángeles, México, Lima, Estambul, Lisboa, etc. Son ciudades condenadas a la muerte en el tiempo geológico. Es así que intervienen la historia (tiempo largo, tiempo corto) y que interviene el raciocinio geográfico. Es aquí que se da cuenta que una serie de informaciones producidas por la geología, por la climatología, por la demografía, por la economía, etc., puede ser reunida, que existe alguien que haga eso, sea a través de mapas, textos, o de una computadora. Sabiéndose que dentro de 20 años ciudades como México, San Pablo, Río de Janeiro, Shanghái, van a alcanzar los 30 millones de habitantes, el problema espacial será gigantesco. Es necesario pensar una estrategia para evitar que esa explosión urbana se convierta en una tragedia. A partir de ahí, podemos preguntar a los alumnos lo que ellos harían para resolver –o minimizar- esa tragedia. Es una técnica del juego y creo que en geografía tenemos que aprender a jugar. El juego es una construcción intelectual de anticipación, extremadamente importante. Los militares en ello se inspiran. Y acepto que los ciudadanos deben saber como pueden ser hechos una serie de raciocinios de acción. Pienso que ese método pedagógico que defiendo no va enteramente contra la geografía tradicional. Porque el problema de la geografía descriptiva no consistía solamente en describir y sí en omitir la acción, el modo por el cual esos fenómenos descritos podían ser modificados o podían originar dramas. Pienso que los métodos de la geografía descriptiva fallaron al no explicar el porque, para que o como podían servir. Con una serie de estudios de caso, de simulaciones y de acciones, esos métodos pueden ser integrados en otro sentido.

El estudio de las fronteras es una de las tareas más importantes del geógrafo, tanto en el pasado como en los días actuales. Es muy interesante examinar las fronteras en términos de intersección de conjuntos, porque en muchos Estados ella es exactamente eso. Por ejemplo, el caso de Suiza (por señal, muy tranquilo, pues al contrario del Líbano no originó interminables guerras). En condiciones normales, las poblaciones del área dónde está Suiza deberían estar luchando continuamente, pues existe un conjunto con una gran cadena de montañas, los Alpes, y la Suiza representa una intersección de ese conjunto. Continuando, podemos entrar en detalles de ese conjunto: existen una serie de cantones y esa división en cantones no coincide con las diferencias lingüísticas: francés, alemán, italiano, latín. Los límites de los cantones no coinciden con los límites lingüísticos. Y por otra parte las diferencias religiosas, que juegan un papel político importante entre católicos y protestantes, no corresponden ni con los límites lingüísticos ni con los cantonales. Como consecuencia, Suiza es un caso especialmente formativo en el análisis de la no coincidencia de toda una serie de conjuntos espaciales que según algunos, los que siguen un cierto modelo, sería un caso simple de católicos franceses por un lado, germanófilos protestantes por otro, etc. Sólo que nada de eso es verdad, ese conjunto no compagina ni coincide. Otro ejemplo serían los estados africanos, cuyas fronteras recortan toda una serie de etnias. Para mencionar un caso que conozco bien, vamos a hablar del África Occidental (Senegal, Costa de Marfil, Sierra Leona, etc.). Existen allí fronteras que no fueran trazadas por una rivalidad imperialista y a partir del momento en que se convirtieron en fronteras de estados nacionales manifestaron una serie de problemas. Encontraremos aquí un pueblo con mucha confianza en el individualismo, el pueblo Xénoufau, que está dividido en tres estados. Hasta ahora las cosas todavía no fueron muy mal… En el Oriente Medio se tiene un problema más crudo. Típico de esos problemas de intersección de conjuntos, los kurdos están espacializados en cinco estados: URSS, Turquía, Irán, Irak y Siria. Normalmente se acusa al imperialismo, pero tenemos que tomar en cuenta que las fronteras entre Irán e Irak, donde se lucha con ardor actualmente, es muy antigua y no fue producida por el imperialismo europeo. No podemos hacer recaer sobre el imperialismo todos los problemas. Esos pueblos están luchando en una nueva frontera que ya era una intersección del conjunto kurdo. De la misma forma, ese conjunto curdo, se vemos bien, está dividido en diferentes tribus que se entienden y no se entienden muy bien. Existen kurdos semitas, xiítas, y ello los coloca en una situación extremadamente complicada.

Veamos ahora el estudio del medio local. Desde hace unos 15 años, en Francia, los profesores de historia y geografía fueron instigados – en el inicio por organizaciones sindicales y después por el ministerio de educación – a hacer con los alumnos un estudio del medio local. A mi parecer, eso es una cuestión al mismo tiempo buena y ruin. Es buena por es evidente que el estudio y el análisis de la situación concreta en la cual se encuentran los alumnos y su país es algo absolutamente necesario. Se debe encontrar una aplicación útil de ese método, llevándolos a comprender la realidad local. Todavía, el estudio del medio local es extremadamente difícil. A veces es más difícil que estudiar el espacio de los extranjeros, el espacio de los vietnamitas por ejemplo, porque es un objeto en el cual se debe llevar en cuenta una serie de fenómenos bastante enmarañados. Es por eso que en Francia, igual siendo instigados hace más de 15 años a hacer un estudio del medio local, hasta hoy los profesores en general no hacen nada. Hubo algunos pocos estudios del medio local que fueron bien hechos, pues eran profesores que amaban verdaderamente la historia o la geografía y a eso dedicaban todo su tiempo libre, toda una pasión por la realidad política local. Pero en lo que se refiere a la mayoría, el resultado fue catastrófico. Los maestros llevaban a los alumnos a ver una iglesia y simplemente decían: “Eso es una iglesia, tiene un campanario y un cementerio que se llama así”. El año siguiente ellos regresaban con las mismas clases para ver la misma iglesia. Los profesores y los alumnos apenas se aborrecían y todo eso no sirve para nada. Llegamos a la conclusión, en aquella referida comisión para la renovación de la enseñanza de la historia y de la geografía, que el estudio del medio local es muy útil y al mismo tiempo muy difícil, que es necesaria una intensa formación previa de los docentes (…)”.

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