jueves, 6 de marzo de 2014

Por una Geografía del Poder de Claude Raffestin: La reconceptualización de la Política Clásica.

La imagen de la portada forma parte de la pintura en óleo "Las meninas" de Diego Velázquez. Cuya importancia estriba en que Michael Foucault se inspiraría en ellas para relacionar la interacción entre la representación y los actores reales. Con la temática del poder, Raffestin atribuye a la imagen, ese poder en minúsculas que forma parte de la cotidianeidad del hombre.


Hablar de “Geografía” y “Poder” es meterse en camisa de once varas. Raffestin en su momento estuvo en contra de la resurrección de la Geopolítica, pues en su subjetividad yacían fervientes críticas a los horrores del nazismo alemán. Desde su propia formación en Geografía Humana, se basa en los ideales de Michael Foucault para desarrollar la mayor parte de sus premisas explicativas.

La obra “Por una Geografía del poder” desecha aquella visión de que el único poder que existe es el único subordinado a la actividad política y estado. Existe un elemento imperceptible dentro del  quehacer humano planetario, que es precisamente ese poder interior, personal, subjetivo y social que lo hace también dueño del mismo término. “Detrás de una actividad agrícola hay un latifundista, detrás de una empresa nacional petrolera hay un líder sindicalista… “decía el doctor Jaime Preciado Coronado.

El poder es opacado por la renuencia del pueblo, de los sujetos que se desenvuelven en  una sociedad postestructural. En un sistema capitalista dónde reina ese estado de tensión permanente surge una nueva geopolítica de la paz, capaz de detener la guerra, y apaciguar las aguas de un sinuoso caudal.
 
Dentro del binomio estructural centro-periferia, se reproducen relaciones jerárquicas multiescalares, la nueva teoría del estado moderno[i] supera al estado nación, en una nueva teoría del poder. Lo local se encierra ahora en lo global, el poder adquiere un nuevo significado, se distancía de los todólogos y se circunscribe como un producto del sujeto a la par del estado.

Raffestin, reconoce la autonomía de la política como eje del poder, sin embargo su propuesta teórico-analítica va más allá de un juego de estados, “El poder viene desde abajo”, “Las relaciones de poder no son subjetivas sino objetivas”, reconoce el derecho de la autonomía territorial, aboga por una relación espacio-hombre que otorgue derecho a la diferencia no a la desigualdad[ii]. El poder ahora es estudiado como una fuente de democratización, acotamiento y horizontalidad.

¿Por qué es importante una obra como la de Raffestin hoy en día? En primer lugar porque acepta la unidad de la disciplina, la define como humana por naturaleza y delimita el objeto de estudio como aquellas prácticas y conocimiento que se tienen de la realidad (espacio geográfico), en segunda porque retoma las ideas pioneras de Ratzel en “Antropogeografía” las cuáles ya definían que el estado no era la única fuente de poder. En un tercer punto, la obra circunscribe al lector en un marco de análisis e interpretación que interconecta el conocimiento geográfico, a la par de aquellos problemas hoy en día emanados de la hidropolítica o la petropolítica por ejemplo. De lectura obligatoria tanto para geógrafos como científicos afines, la obra de Claude se enmarca en un marxismo postestructural, una exaltación de la subjetividad y los actores sociales, una apertura a las grandes teorías sociales del siglo XX y una forma alternativa de concebir conceptos tales como el poder, territorio, espacio o región.


[i] Aquel estado que transgrede aquellas líneas divisorias (naturales o artificiales) llamadas fronteras nacionales o del estado nación.
[ii] El marxismo efervescente de la época en que Raffestin escribe la obra, es un reflejo de la actual afirmación.

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