jueves, 20 de enero de 2022

Re: El concepto de Topofilia en Geografía

 

Fotografía propia tomada a las afueras del Camino a Huilotán, en la Carretera a Colotlán Km 20 (aproximadamente). Diciembre 2021.


Han pasado ya 7 años desde que publiqué un ensayo con el título que antecede a esta entrada: https://antridigeo.blogspot.com/2014/11/el-concepto-de-topofilia-en-geografia.html y quiero decirles que había una partitura en específico que dejé en el limbo, como una interrogante abierta que pensé responder en poco tiempo.

Veamos la parte a la que hago alusión en cuestión:

Por lo tanto, debe existir un concepto de Topofilia en que él mismo se funde y autopertenezca al mismo tiempo, es decir, que pueda ser aplicable sin la necesidad del sentimiento humano. Para ello, plantea que “nuestra relación con el espacio habitado no se agota en una simple relación emocional con sus atributos (…), sino que se remonta a la propia dimensión ontológica de tal tipo de espacio en tanto lugar de mostración de lo que Heidegger llamara nuestro ser-en-el-mundo” (Yori, 1999:6). Esto explicado en palabras de humanos, quiere decir que el espacio no está ahí esperando a que el hombre lo intercepte, sino que lugar y hombre se funden en una sola categoría existencial, propiciando que existan lugares sin que por ello se genere un sentimiento humano previamente. Por tanto, su concepto se define de la siguiente manera: “la forma que cobra el espacio, a través de la apertura y puesta en obra de la naturaleza relacional de nuestra existencia” (Yori, 1999:11). 

 

Quiero partir con una asimilación de que el sentimiento, apego, o carga subjetiva que se siente de los lugares también es, en esencia un hecho fenomenológico. Pero aquí no entraré en detalles a ello, y lo resumiré como una lacónica significación. Hace ya varios meses había adquirido un libro que llamó sobremanera mi atención, Mundo y existencia de César Lambert, dicho texto es una introducción a la perspectiva teorética de la fenomenología vista desde la perspectiva de Heidegger, Husserl y Welte, este último quien aborda el tópico en cuestión desde una perspectiva religiosa.

Partamos de la siguiente cita:

"La aclaración del estar-en-el-mundo, ha mostrado que no <hay> inmediatamente, ni jamás está dado un mero sujeto sin mundo. Y de igual modo, en definitiva, tampoco se da en forma inmediata un yo aislado sin los otros" (M. Heidegger, Ser y tiempo).

 La idea de que estamos en el mundo viviendo y con viviendo con otros no deja lugar a dudas de que la premisa de crear una Teoría del lugar partiendo de un supuesto sujeto inanimado, que no tiene una carga iconográfica o significativa del entorno, no sería más que un suicidio nometético y regresaría sin duda a la implosión cuantitativa vivida ya en el siglo pasado. 

Uno de los principales principios de fenomenología es que en nuestra forma de interactuar con el mundo y con los entes no-humanos (materiales o inmateriales) es que encontramos en ellos una utilidad. No obstante, en nuestra relación con los demás hay una marcada diferenciación entre un sujeto y otro, de ahí conceptos como co-existencia y otredad. 

Pues bien para el ejercicio filosófico fenomenológico existen 4 momentos que Husserl apunta: El ejercicio de sí mismo, el poder comenzar, la comunicación y el horizonte del mundo. Es en el último momento cuando se entre en contacto con los otros y con el mundo. De esta forma se llega a la siguiente cita:

"Participo de tu mundo y tú participas de mi mundo. Precisamente en tal participación recíproca se hace el mundo, nuestro mundo". Welte.

 De allí entiendo que a pesar que no se haga mención de la carga emotiva del mundo, esta es natural y necesaria ya que al ser seres sociales tenemos y necesitamos la existencia indivisible del otro o el contacto con los demás. Es por ello que la teoría del lugar heideggeriana propuesta por Yori no sólo no es viable, sino que resume de una manera dramática el ejercicio filosófico fenomenológico, tratando de, con cara a la objetividad, restarle su propio atributo esencial. 

Cierro esta corta, pero espero sea alentadora entrada con una cita de Lambert que me parece extraordinaria, y que a pesar del tiempo que ha pasado de la última entrada, contesta y llena el vacío de un buen ensayo realizado otrora:

"No hay, pues, relación con la naturaleza, con el ente no-humano, absolutamente separada de las relaciones interpersonales y autónoma de la relación con el prójimo. La más aislada contemplación del paisaje se da, entonces en el terreno dialógico, incluso allí donde uno está solo y no hay nadie más a quien dirigirse. (...) El ser del ente en cuanto puramente material es vacío y ciego mientras sea sólo para sí y se lo contemple sólo para sí".

 Ya ahondaré más en el tema de la significatividad en otra entrada, pero lo que aquí deposito es importante ya que no sólo le da la razón a Tuan y a tantas revistas de divulgación científico social que hay sobre el tópico, sobre la importancia del rescate de la inmaterialidad subjetiva que hay detrás de los lugares, las personas y sus relaciones interpersonales, la cual sin duda alguna importa, como la Geografía misma per sé.

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