jueves, 25 de diciembre de 2014

La geopolítica tras la obra 1984 de George Orwell mejor conocido como Eric Arthur Blair.

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“LA GUERRA ES LA PAZ

LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD

LA IGNORANCIA ES LA FUERZA”.

Blair, Eric A. (1970). 1984. Salvat Editores: Navarra. pp. 13

No intento hacer una introducción prejuiciosa de mi parte respecto al contenido medular de la obra de Orwell (o entre los personajes centrales Winston, Syme, O’ Brien y Julia) sino que, debido a la insaciable sed de lectura navideña acaecida en su servidor, me veo a la necesidad de (valga el pleonasmo) cumplir con un acto menesteroso que ciertamente, es el de escribir. Poco o mucho sabemos los estudiantes de geografía respecto a las grandes luchas materiales, subjetivas o ideológicas que han rondado respecto al término de geopolítica. Muchos no lo sabrán, pero la geopolitik alemana, el término geopolítica acuñado por Rudolf Kjellén o la propia geografía política no son términos idénticos, cada uno se remite a una generalidad o especificidad dependiendo del caso.

Regresando al tema central de la entrada del día de hoy, que por cierto, Feliz Navidad a todos y también conmemoración del nacimiento de Isaac Newton, cuya efeméride de nacimiento me la aclararon hasta hace unos minutos (un vago no recuerdo hace cuánto fue, me había dicho que era la fecha de su muerte y yo fútilmente, no me vi a la necesidad de comprobarlo) debido a una referencia errónea que tenía del mismo. La obra de Orwell o de Eric Arthur Blair sumerge al lector en un mundo cerrado y hostil, dónde nuestro único refugio son nuestros pensamientos, sin embargo, son también aquellos incitadores a faltar a la norma, en un mundo en el que no hay reglas.

El mundo que gira en torno a El Partido y a su corriente ideológica “el Ingsoc” y al superestado Oceanía (el cuál, irrisoriamente, también abarcaba al continente americano y parte de África) me recordó de forma superflua las grandes teorías geopolíticas como con Gran Pivote de la Historia o el Hearthland de Halford John Mackinder, las Pan regiones de Karl Haushofer o la teoría del Rimland escritas por el holandés, nacionalizado estadounidense Nicholas Spykman, le retuercen a uno la cabeza toda vez que se encuentra uno con el libro escrito por el archienemigo del partido Emmanuel Goldstein. Y ésa es precisamente la trama central de la entrada, no sin antes reseñar brevemente todo lo que significa el libro y haciendo las anotaciones pertinentes para evitar un doblepensar.

Winston vivía en un Londres totalmente transformado, los únicos edificios que resaltaban eran las imponentes pirámides del partido que alojaban los diversos ministerios. El ministerio del amor (que fue precisamente dónde torturan a W. Smith y Julia) es un lugar sin ventanas, tétrico, imponente y al que casi nadie (sino por haber cometido Crimental cuyo término era parte de la neolengua, y quería decir crimen de pensamiento contra el partido) podía entrar. Quizá nada de lo relatado en la historia hubiese sido posible sino lo era gracias al espacio invisible que separaba a Winston de las telepantallas (televisores en cada rincón de la ciudad que eran tanto emisores como receptores de sonidos y movimientos) con las cuáles se controlaba la vida y actividad de todo miembro del partido, y prole en general.

Sólo existía una forma de vivir. La jerarquía social entre las diversas clases, alta (partido interno), media (partido externo) y baja (los proles) era inalterable, sin embargo, los únicos que no eran considerados animales eran los propios miembros del partido. Winston estaba dentro del partido externo, su trabajo en el ministerio de registro consistía en alterar las notas del times (quizá el único medio de comunicación en Oceanía) en dónde los trozos de papel que recibía en neolengua, tenían que ser reescritos y moldeados a modo de beneficiar la imagen y opulencia del “Gran Hermano”. Sin embargo, no sólo se controlaban los medios de comunicación, sino prácticamente todas las facetas de la vida en una sociedad, ciertamente, distópica o apocalíptica. El ministerio de la abundancia (o mejor dicho, de la escasez) se encargaba de distribuir el poco alimento que se tenía disponible. Mediante las telepantallas, controlaban las estadísticas simplemente haciendo comparaciones con un pasado que no existía. El pasado era mutable, pero sólo en beneficio del partido. Otra de las partes medulares, la cuál creo yo, era la que más determinaba el orden social de las nuevas relaciones societarias era el estado de guerra permanente. Así, se les hacía creer a los habitantes que se encontraban en guerra con Eurasia y debían odiar o entregar a todo extranjero que pisase Oceanía.

Así pues, controlando prácticamente todas las facetas de vida de los hombres que vivían bajo el poder del ingsoc, existía sólo un macropoder, o un poder supremo que no podía ser alterado por nadie, ni siquiera por Goldstein y la “supuesta” existencia de La Hermandad, una organización que supuestamente se encargaba de ser el real contrapeso contra el partido, pese a que su existencia sólo fuera propagandística y subjetiva, mas que real. Windston había comprado en los barrios depauperados y segregados de los proles, un libro que más bien, era una libreta en blanco y una pluma antigua con la cuál se dispuso a escribir un pequeño diario. Hablé hace poco de un espacio en el que Windston no podría ser visto por las telepantallas, y era allí dónde (en sus escasos tiempos libres) se dispuso a escribir sobre la forma de vida que llevaba en Oceanía y con lo cuál recobró parte de su memoria que lo llevó a preguntarse si el pasado había sido menos ruinoso que el presente, o al revés.

Sin embargo, llegó un día en el que sin pensarlo, escribía en media cuartilla de su cuadernillo la oración “ABAJO EL GRAN HERMANO”, una falta que sin duda alguna podría hacerle pensar, que en corto o largo plazo, sería un hombre muerto, alguien que había cometido un flagrante crimental. Desde ese día, su vida decrépita poco a poco fue perturbada por un secreto que se negaba a expresar, por unos sueños raros en los que se encontraba corriendo en campos vírgenes, rodeados por un arroyo y un gran bosque, y en dónde veía a lo lejos, la silueta y rostro de una mujer joven y hermosa, la cual en poco tiempo le iba a revelar su amor con una nota entregada de forma rápida y elegante en el bolsillo de su camisón azul, con las palabras: “Te quiero”.

W. Smith terminaría nefelibato después de terminar anonadado por las palabras contenidas en tal mensaje, y a partir de allí, acordaría diversos sitios para poder contemplar y pasar el tiempo con aquella mujer. Lo que ambos no pensaron es que siempre, a cada momento y en cada instante, la policía del pensamiento revisaba y registraba sus movimientos. Todo estaba perfectamente elaborado, para hacerles creer que podían tener un vida subalterna en un mundo completamente cerrado. Sin embargo, nada fue así. Resultó ser que llevaban más de 7 años espiando todo movimiento, escritos y pensamientos de Windston, actuaron cuando eran conscientes de haber conocido todo recoveco subjetivo del personaje. Al final de cuentas, O’ Brien era el hombre que mejor le conocía, y a quién Winston siempre le había tenido empatía, confianza y esperanza sólo por una mirada que no era igual a la de los demás.

La trágica historia termina un día en dónde se encontraban en el cuarto del proletario Charrington. La policía del pensamiento los había descubierto, o lo que es igual, había terminado de analizar sus vidas. Era hora de curarlos a ambos, hacer que se olvidaran de su memoria, su antigua vida, su instinto sexual, o cualquier otro sentimiento que pudiese ser inapropiado en la manutención del statu quo del partido. Sin embargo, ambos terminarían traicionándose, y regresando a vivir a la sociedad enferma de que la ellos ya formaban parte íntegra de la misma. Windston, el último hombre de la tierra, el único capaz de decir que el sistema claudicaría alguna vez, había sido curado. 2x2 son cinco. Amaba al gran hermano.

El mundo de la obra 1984.

“Nosotros no somos así. Sabemos que nadie se apodera del mando con la intención de dejarlo. El poder no es un medio, sino un fin en si mismo1. No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para salvaguardar una dictadura. El objeto de la persecución no es más que la persecución misma. La tortura sólo tiene como finalidad la misma tortura. Y el objeto del poder, no es más que el poder”. (Blair, 1970:199) El sistema interestatal, el capitalismo y la libertad como concepto utópico hedonista habían desaparecido. En su lugar, se había establecido un mundo tripolar conformado por 3 continentes de dimensiones divergentes.

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Es curioso sin embargo, que el peso demográfico en los 3 superestados sea prácticamente similar. Así, Asia Oriental pese a sus menores dimensiones lograba tener un poderío poblacional incuestionable. Eurasia había unido por primera vez a Europa con la Rusia oriental y occidental. Oceanía era una superestado inconcebible hoy día, abarcando a las américas, el rico sur de África y los exóticos estados del sureste mundial, seguramente tendría problemas para comunicarse y controlar la totalidad de territorios que abarcaba. Además, había un cinturón de áreas en disputa, zonas de inestabilidad políticas que querían ser anexionadas a cada uno de los mismos.

Cada uno se mantenía gracias a un control ideológico que buscaba la eliminación del “yo” en pro del “colectivismo”. De tal suerte que los regímenes no eran disímiles en sus aspiraciones, aunque no podían decirles a sus habitantes que prácticamente eran monstruos facsímiles. De tal suerte que el Ingsoc de Oceanía buscaba homologar toda relación societaria, eliminar los sentimientos e instinto sexual. El neovolchevismo era la corriente que vería nacer a una nueva unión soviética mejorada y aumentada, sin embargo, la interpretación socialista de los colectividades era del tipo estalinista, en dónde existirían los campos de concentración, los trabajos forzados, y las desapariciones políticas2. La nueva Asia Oriental se basaba en un culto a la muerte que buscaba eliminar toda intimidad, todo individualismo, buscaba destruir al ser razón para establecer una especie de pensamiento único.

Indudablemente tal división del mundo no respetó las diferencias culturales ni raciales, no había una jerarquía ni un mando, el poder estaba en las corrientes ideológicas y el partido único de cada estado. Lo interesante es que, a cada instante las fronteras sufría modificaciones. Es decir, cartografiar dichos flujos sería una tarea tan impresionante como reescribir la historia. Quizá por ello, era complicado establecer un mapa fidedigno que represente de forma clarividente al mundo orwelliano. Para bien o para mal, todo parece indicar que estamos frente a una teoría distópica geopolítica, que a la par de Mackinder, Haushofer o Spykman valdría la pena comparar.

Las teorías geopolíticas de H. J. Mackinder, K. Haushofer, y N. Spykman.

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Al geógrafo británico destacado, Halford John Mackinder le tocaron tiempos difíciles de vivir. La superpotencia británica se caía a pedazos y era cuestión de tiempo de que las diversas colonias del mismo, en poco tiempo alcanzaran niveles de relativa autonomía y libertad3. Una de las ideas que planteó para poder mantener la supremacía de la misma, fue haber redactado “El gran pivote de la historia”, lo cuál consistía en la definición de un área pivotal o hearthland la cuál, abarcaba la Europa Oriental y buena parte de la ahora Rusia. Plateaba, que quién controlase dicha área, controlaría al mundo. Preocupado de que Rusia contralara dichos territorios, le planteó al estado británico su hipótesis, la cuál se basaba en una serie de características físicas e infraestructurales, las cuáles le permitirían a cualquier estado poseedor, el desarrollo de actividades económicas intensas y un creciente control de los territorios.

Así, dicho territorio en la obra de Orwell aparece completamente escindido. El gran pivote de la historia estaría divido entre dos grandes superestados: Asia Oriental y Eurasia. También se encuentran territorios en disputa, la cuál podría explicar porqué no existe un superestado y son 3 los que aparecen en la obra distópica. Sin embargo, tal razonamiento fútil y apriorístico habría que comprobarse con un análisis a profundidad, del cuál inclusive se pueden sacar conclusiones mucho más pertinentes.

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Uno de los grandes críticos hacia la teoría del Mackinder, y quizá su gran complemento, es lo que el estadounidense Nicholas Spykman agregó a su interpretación. Con los mismo ideales que el británico, quería buscar la forma en que su país, Estados Unidos, además de ser potencia mundial alcanzara la supremacía absoluta y se conservara el mismo, por un tiempo indefinido, como el tutelar del sistema interestatal. Para ello, (y como un estratega de la marina) consideraba importante las salidas insulares de Europa y Asia, así plateó que no era precisamente el área pivote la que al ser dominada, le otorgara la tutela del mundo a algún estado en particular, sino que era la vertiente sur del mismo, su “Rimland”, la que de ser conquistada, controlaría al hearthland y al mundo entero.

De la misma forma, en la obra de Orwell dicho territorio se lo distribuyen Asía Oriental, Eurasia, y territorios en disputa. Esto podría corroborar ambas hipótesis, y podría plantear que el universo subalterno del Blair, en la realidad, o mejor dicho, en la teoría geopolítica, no sólo es adaptable, sino que una justifica a la otra. Curiosamente, el desierto aparece demarcado en la obra de Mackinder y en 1984, aparece como un territorio en disputa. Actualmente, ¿no están en disputa dichos territorios? Lo sorprendente del caso es que las visiones pueden llegar a ser tan certeras, que la ilusión de que un estado controle al mundo sería sólo cuestión de seguir una geoestrategia, la cual (tal como el obra de Orwell se avizora) tendría que tener en cuenta los aspectos económicos, culturales, ideológicos, y materiales de cada nación.

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Utilizando un breve retrospector cronológico, en Alemania surgiría un gran geo estratega como lo fue el hombre de difícil vida, Karl Haushofer. En su teoría de las Panregiones, definió 4 unidades orgánicas-culturales4, las cuáles eran Pan América dominada por los Estados Unidos, Euro África dominada por Alemania5.Pan Rusia, la cuál abarcaba la totalidad del estado hindú, y la zona de prosperidad asiática comandada por Japón. El título de su obra “La verticalidad del sistema internacional” definía por medio de unas isolíneas las fronteras e inclusive zonas económicamente exclusivas de cada región.

Sin embargo, de todas las teoría ésta es la que menos se adapta a la división irreal del mundo orwelliano. Se acepta sin el menor reparo, que la pluriculturalidad era inconexa debido a la existencia de los grandes océanos, aunque he decir, que de todas las posturas geopolíticas, la de Haushofer tiene mayores tintes de realidad, aunque no deja de ser sólo una propuesta teórica. Mostraba cómo una potencia podría dominar las materias primas y las relaciones económicas en las regiones definidas con cierta ingenuidad, también aceptaba la hipótesis de un mundo de ricos y pobres geográfico, dónde los primeros se hallaban al norte y los restantes al sur.

Más allá de la teoría, deberíamos estar conscientes de que los mundo imaginados, son una condición sin la cuál no tendríamos ventanas para imaginar al espacio geográfico en su totalidad. La propuesta de Orwell (o Blair) más allá de ser una fatídica sociedad en dónde el gran hermano te vigila, logra crear un universo perfecto, en dónde la propaganda es factor de catarsis y estabilidad social. Sin embargo, sus 3 superestados no podrían tener cabida en la realidad, lo que es peor, sería imposible que algún día alguien llegase a controlar la razón e instinto de la totalidad humana. Aún así, hace creer a sus lectores que las relaciones de poder son omnipresentes, parte de una política clásica en dónde los únicos conceptos importantes son los estados y las corrientes ideológicas. Windston y Julia apenas representan el micropoder de la humanidad, la relación horizontal, el humanismo emanado de un despotismo ilustrado, pero terminan claudicando pese a su gran resistencia. El mundo no se resiste ante los embates del hombre, pero era cierto lo que decía Smith, nunca podrían controlar el clima, los temblores, o las erupciones de volcanes. La distopía orwelliana sólo es posible en un mundo dominado por un espacio isotrópico, pese que la realidad sea de naturaleza anisotrópica, compleja, heterogénea y, (quizás lo único existente en ambos polos) desigual.

1. Idea maquiavélica que se resume en su conocida frase “El fin justifica los medios”.

2. Uno del más acérrimos críticos de tales atrocidades fue Albert Camus, quién a diferencia de Sartre, pregonaba por terminar con los excesos y atrocidades cometidos en el bloque soviético.

3. Sigue existiendo fenómenos tales como el intercambio desigual, que priva a los países en vías de desarrollo a mejorar sus condiciones de vida, haciéndoles vender sus materias primas a precios muy bajos, en cambio de recibir dádivas por parte de los países, en este caso, europeos.

4. Las ideas naturalistas y deterministas continuaron siendo utilizadas en Alemania y también en el continente americano gracias a la intervención de autores como Burgess o Park de la Escuela de sociología de Chicago.

5. Dato curioso, puesto que Alemania como potencia Europea tuvo una injerencia mínima en los procesos de colonización.

lunes, 15 de diciembre de 2014

“La Enseñanza de la Geografía” de Yves Lacoste.

 

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(Trechos selecionados de LACOSTE, YVES. La enseñanza de la geografia. Curso proferido dias 22 e 23 de março de 1985 na Universidade de Salamanca, Espanha, editado em 1986 pelo grupo CRONOS). Tomado de: http://archive-br.com/page/2243599/2013-06-05/http://www.geocritica.com.br/texto03.htm (Consulta 15 Diciembre, 2014) Traducción al español: Braulio Zerecero Cisneros.

A pesar de la postura crítica del autor, el énfasis en una enseñanza geográfica integradora y no fragmentaria, lo hacen un texto de alcances sin precedentes, único y de evidente pertinencia en el quehacer geográfico, se reproduce parcialmente, tan como fue escudriñado previamente por Lacoste.

"La enseñanza de la geografía y de la historia nos coloca una considerable responsabilidad: La formación de futuros ciudadanos. Así, creo que el problema de enseñar esas disciplinas es muy complejo y delicado. Hablo de dos especialidades diferentes y pienso que la escuela geográfica francesa en ese sentido tuvo un mérito, al contrario de lo que ocurrió con las geografías soviéticas y anglosajonas, pues ella mantuvo los lazos con la historia. Lazos que deben ser vistos con claridad como contractuales. Esas relaciones interdisciplinarias no son sólo apenas relaciones de utilidad mutua, sino también relaciones de fuerza. Nosotros vivimos, en Francia, sobre la hegemonía de los economistas y de los sociólogos, con consecuencias desastrosas para las demás ciencias humanas que en muchos casos reproducen modelos oriundos de la economía y de la sociología. Hago alusión a ese problema porque estuve recientemente envuelto por el en un asunto de alcance nacional. En 1982 el presidente de la república francesa, F. Mitterrand, que tiene una gran preocupación por la historia, afirmó que era peligrosa esa pérdida de cultura histórica por parte de los franceses y encargó a un historiador especialista en relaciones internacionales para estudiar el tema y proponer soluciones. Encargó a profesor René Girauld de realizar una investigación sobre la enseñanza de la historia en las escuelas elementales, medias y superiores. Entonces Girauld comprobó con espanto que desde hace varios años, casi diez, que la escuela fundamental ya no enseñaba nada de geografía y de historia. Segunda constatación: que en el Liceo (escuela media) existe una situación de malestar; los profesores de geografía y de historia buscan otra cosa, una salida, por ejemplo, ingeniería ecológica, combate a la contaminación, estudios de economía... Hasta la propia Revolución Francesa era un asunto cada vez más negligenciado. ¿Y la Geografía? Como dice el profesor Girauld, como los estudiantes tenían una gran aversión a un cierto tipo de geografía (descriptiva o memorística), se acabó por condenar todo y cualquier estudio geográfico. Entonces René Girauld me llamó y preguntó si yo podría ayudarlo respecto al problema de la geografía, y acepté debido a la importancia de aquello. Luego me di cuenta que estaba en un equipo que pretendía liquidar la geografía escolar, y sabía que en Italia se había hecho algo semejante. Así, manifesté una primera batalla con los historiadores, que eran buenos historiadores, para mostrarles que era necesario someter a la geografía a una crítica - que ella no podía continuar siendo estudiada de manera tradicional -, pero que se trataba antes de todo de reanimarla. Después ellos mismo percibieron que si suprimían la geografía del sistema escolar, tampoco la historia duraría mucho tiempo. De ello, surgió por asentir ese acuerdo y dije: - OK, ustedes pueden también investigar la geografía... En fin, hablé todo eso para ustedes, para que perciban que es así que las cosas se desarrollan en la práctica. La teoría normalmente surge después de que los acontecimientos se desenvuelven.

Cuando participamos de los encuentros entre Girauld y sus consejeros, cuando elaboramos determinadas conclusiones razonables, debo decir, el ministerio como máquina organizativa hizo de todo para aplicarlas. Percibimos que muchos burócratas habían sido anteriormente profesores de historia o de geografía y que tenía opiniones preconcebidas; algunos como profesores y otros como sindicalistas habían ingresado al ministerio, inclusive en la época en que la derecha estaba en el poder. ¡Y por increíble que parezca, esa enseñanza de tipo marxista y economicista se desarrolló enormemente sobre los gobiernos Prompidou y Giscard d´Estain, que tuvieron ministros declaradamente de derecha! Es decir, las cosas son más complicadas de lo que parecen... Al final de cuentas, el ministerio hace poco, después de muchos conflictos, hizo un texto con nuevas directrices para la enseñanza de la geografía y de la historia; pero sólo cuando el texto salió es que nos dimos cuenta que varias líneas fueron cambiadas o modificadas, lo que deformó completamente el significado de las cosas... Los problemas de la enseñanza de la historia y de la geografía son difíciles y no es fácil implementar lo que se quiere. Los profesores constituyen una corporación numerosa y en la cual las representaciones ideológicas ocupan un lugar importante, mucho mayor de lo que en otras disciplinas, como por ejemplo las matemáticas o hasta la misma lengua o literatura.

Todo ello que relaté apunta para el tema de ¿Qué geografía enseñar? Pues existen diferentes geografías y diferentes maneras de enseñar. De mi parte, estoy contento con mi trabajo pedagógico; pasé veinte años haciendo una colección de libros didácticos, en los cuáles muchas veces dicen cosas que no habían sido todavía publicadas en revistas y publicaciones científicas. Pienso que la pedagogía no es necesariamente un subproducto de la ciencia, muchas veces la resolución de los problemas pedagógicos obliga a enfrentarse de otra manera a los problemas científicos.... Creo que se debe dar a la pedagogía un sentido más popular de lo que es dado por muchos especialistas, teniéndose en cuenta que los alumnos no son torpes o que muchas veces, especialmente en la geografía, se hay que partir de su experiencia y de los problemas concretos para llegar a cosas más elaboradas. Un aspecto fundamental que infelizmente los geógrafos universitarios olvidaron es la acción. La geografía se hace en la práctica, no sirve para aprender cosas que "deben ser aprendidas". Curiosamente ocurre una paradoja: los geógrafos dicen "se debe hacer esto", como si fuesen ellos quiénes decidieran. Es decir, algunas veces ellos juzgan inconscientemente, que son los jefes del Estado, imaginan que basta la ciencia para comprender los fenómenos y automáticamente todo mundo va aplicar las conclusiones y todos van a estar de acuerdo con ellas (...). Esa relación entre la geografía y la acción es algo secular. Y la expresión fundamental de ella es el mapa. El mapa es una representación de una porción del espacio terrestre, que era un imperativo en otro tiempo. Hoy tenemos las fotografías aéreas, la teledetección, y otros aparatos que hacen todo prácticamente solo, gracias a los avances técnicos, científicos y tecnológicos. Y los geógrafos universitarios no utilizan la teledetección solamente por placer. La geografía conoce un momento de prodigiosa expansión de los conocimientos. A pesar de estar destinados a los estados mayores, llegan hasta nosotros algunas contribuciones (...). Pero es lógico que la enseñanza de la geografía no consista solamente en la lectura de mapas. ¿Por qué se enseña a los ciudadanos? ¿Por qué a los alumnos? Cuanta más conciencia tienen los ciudadanos de la geografía, más fácil será la existencia de formas autónomas y personales de comportamiento. Y no quiero hablar apenas de guerras, que infelizmente ocurren... Hoy en Francia, y supongo que también en España, existen proyectos de mejora de barrios e igual de los municipios, que se expresan a través de mapas, así como por libros, los cuáles debemos saber leer. La población debe tomar contacto y conocer los proyectos de sus políticos..., de sus medios locales de vida. Pues bien: si quisiéramos expresar cual es la función de la geografía, yo la definiría como el "saber pensar el espacio". Y saber pensar el espacio, o tener un raciocinio geográfico, no es soñar con las estrellas y sí pensar el espacio con una visión política, saber pensar el espacio con espera de actuar más eficazmente en él. El espacio terrestre, conviene enfatizar, que es tanto importante como lo es complejo; por el debemos abandonar la noción de espacio abstracto, que es totalmente normal en las matemáticas y en la geometría. Es muy difícil establecer grandes teorías sobre el espacio geográfico, sin embargo él existe. En él actuamos como personas (...).

¿Cómo alguien pudo enseñar geografía sin tomar en cuenta aquello que los alumnos reciben, como problemas políticos, a través de la televisión, de los periódicos, etc? Si la geografía estuviera separada de todos esos problemas, es naturales que ellos –los alumnos- no se sientan motivados por ella. Cuando hablo en problema político, es bueno resaltar, empleo el término en su sentido etimológico: el viene del griego “polis”, ciudad, y la ciudad es un fenómeno esencialmente geográfico. Lo político, entonces, no es una “instancia” al lado de otras (lo económico, lo social, lo cultural, lo ideológico…), y sí un elemento que atraviesa toda actividad humana. El no se limita a los embates electorales o a las diferencias entre los partidos políticos, por más interesantes que estos sean. El conjunto de la geografía, en la misma opinión, es un saber transformado para la comprensión del espacio y de la organización del poder (…). Existe acción tanto en la historia como en la geografía, sin embargo, en ésta última el drama acabó quedando olvidado. Tenemos que recuperar esa idea del drama. No hay geografía sin drama, como dice Jean Dresch, que afirmó que el procedimiento de investigación científica y filosofía debe buscar el drama, ver en que medida elementos que parecen tranquilos, pueden resultar en dramas. Voy a mencionar un ejemplo muy simple: la erosión. En los salones de clase los alumnos aprenden lo que es la erosión (algo que normalmente los aburre), sin embargo se puede y se debe mostrarlo como drama. La erosión del suelo es un drama y un drama político en el sentido amplio del término. Cuando se sabe que existen países cuyo suelo es una herencia de épocas climáticas pasadas, suelos fósiles como se dice, cuyas reservas no se renuevan y que hay toda una serie de factores –crecimiento demográfico, las condiciones climáticas, expulsión del sistema agrícola de los pequeños camponeses hasta las encostas, etc. – a través de los cuáles se llega a un verdadero drama, que no es imaginario y sí real. A partir del momento en que transformamos una serie de conocimientos libres en forma de drama, yo aseguro que los alumnos entienden y disfrutan. Todo en geografía debe y puede ser dramatizado. Volviendo a la historia. Los historiadores no perdieron el sentido del drama. Cuando cuentan una historia, cuentan un drama: la suerte y las desgracias de la patria, las tentativas de una facción política, los éxitos y los errores de un soberano, etc. Tenemos que hacer lo mismo. Además, eso es un procedimiento pedagógico que funciona muy bien. Por ejemplo: si estudiáramos las fallas en geología, fallas horizontales, verticales, etc. – y principalmente cuando se estudia la tectónica de las placas- existen ciertas fallas que adquieren todo un significado especial. Y cuando relacionamos eso a la distribución de la población, veremos que las grandes fallas de subducción dieron vida a ciudades como San Francisco, Los Ángeles, México, Lima, Estambul, Lisboa, etc. Son ciudades condenadas a la muerte en el tiempo geológico. Es así que intervienen la historia (tiempo largo, tiempo corto) y que interviene el raciocinio geográfico. Es aquí que se da cuenta que una serie de informaciones producidas por la geología, por la climatología, por la demografía, por la economía, etc., puede ser reunida, que existe alguien que haga eso, sea a través de mapas, textos, o de una computadora. Sabiéndose que dentro de 20 años ciudades como México, San Pablo, Río de Janeiro, Shanghái, van a alcanzar los 30 millones de habitantes, el problema espacial será gigantesco. Es necesario pensar una estrategia para evitar que esa explosión urbana se convierta en una tragedia. A partir de ahí, podemos preguntar a los alumnos lo que ellos harían para resolver –o minimizar- esa tragedia. Es una técnica del juego y creo que en geografía tenemos que aprender a jugar. El juego es una construcción intelectual de anticipación, extremadamente importante. Los militares en ello se inspiran. Y acepto que los ciudadanos deben saber como pueden ser hechos una serie de raciocinios de acción. Pienso que ese método pedagógico que defiendo no va enteramente contra la geografía tradicional. Porque el problema de la geografía descriptiva no consistía solamente en describir y sí en omitir la acción, el modo por el cual esos fenómenos descritos podían ser modificados o podían originar dramas. Pienso que los métodos de la geografía descriptiva fallaron al no explicar el porque, para que o como podían servir. Con una serie de estudios de caso, de simulaciones y de acciones, esos métodos pueden ser integrados en otro sentido.

El estudio de las fronteras es una de las tareas más importantes del geógrafo, tanto en el pasado como en los días actuales. Es muy interesante examinar las fronteras en términos de intersección de conjuntos, porque en muchos Estados ella es exactamente eso. Por ejemplo, el caso de Suiza (por señal, muy tranquilo, pues al contrario del Líbano no originó interminables guerras). En condiciones normales, las poblaciones del área dónde está Suiza deberían estar luchando continuamente, pues existe un conjunto con una gran cadena de montañas, los Alpes, y la Suiza representa una intersección de ese conjunto. Continuando, podemos entrar en detalles de ese conjunto: existen una serie de cantones y esa división en cantones no coincide con las diferencias lingüísticas: francés, alemán, italiano, latín. Los límites de los cantones no coinciden con los límites lingüísticos. Y por otra parte las diferencias religiosas, que juegan un papel político importante entre católicos y protestantes, no corresponden ni con los límites lingüísticos ni con los cantonales. Como consecuencia, Suiza es un caso especialmente formativo en el análisis de la no coincidencia de toda una serie de conjuntos espaciales que según algunos, los que siguen un cierto modelo, sería un caso simple de católicos franceses por un lado, germanófilos protestantes por otro, etc. Sólo que nada de eso es verdad, ese conjunto no compagina ni coincide. Otro ejemplo serían los estados africanos, cuyas fronteras recortan toda una serie de etnias. Para mencionar un caso que conozco bien, vamos a hablar del África Occidental (Senegal, Costa de Marfil, Sierra Leona, etc.). Existen allí fronteras que no fueran trazadas por una rivalidad imperialista y a partir del momento en que se convirtieron en fronteras de estados nacionales manifestaron una serie de problemas. Encontraremos aquí un pueblo con mucha confianza en el individualismo, el pueblo Xénoufau, que está dividido en tres estados. Hasta ahora las cosas todavía no fueron muy mal… En el Oriente Medio se tiene un problema más crudo. Típico de esos problemas de intersección de conjuntos, los kurdos están espacializados en cinco estados: URSS, Turquía, Irán, Irak y Siria. Normalmente se acusa al imperialismo, pero tenemos que tomar en cuenta que las fronteras entre Irán e Irak, donde se lucha con ardor actualmente, es muy antigua y no fue producida por el imperialismo europeo. No podemos hacer recaer sobre el imperialismo todos los problemas. Esos pueblos están luchando en una nueva frontera que ya era una intersección del conjunto kurdo. De la misma forma, ese conjunto curdo, se vemos bien, está dividido en diferentes tribus que se entienden y no se entienden muy bien. Existen kurdos semitas, xiítas, y ello los coloca en una situación extremadamente complicada.

Veamos ahora el estudio del medio local. Desde hace unos 15 años, en Francia, los profesores de historia y geografía fueron instigados – en el inicio por organizaciones sindicales y después por el ministerio de educación – a hacer con los alumnos un estudio del medio local. A mi parecer, eso es una cuestión al mismo tiempo buena y ruin. Es buena por es evidente que el estudio y el análisis de la situación concreta en la cual se encuentran los alumnos y su país es algo absolutamente necesario. Se debe encontrar una aplicación útil de ese método, llevándolos a comprender la realidad local. Todavía, el estudio del medio local es extremadamente difícil. A veces es más difícil que estudiar el espacio de los extranjeros, el espacio de los vietnamitas por ejemplo, porque es un objeto en el cual se debe llevar en cuenta una serie de fenómenos bastante enmarañados. Es por eso que en Francia, igual siendo instigados hace más de 15 años a hacer un estudio del medio local, hasta hoy los profesores en general no hacen nada. Hubo algunos pocos estudios del medio local que fueron bien hechos, pues eran profesores que amaban verdaderamente la historia o la geografía y a eso dedicaban todo su tiempo libre, toda una pasión por la realidad política local. Pero en lo que se refiere a la mayoría, el resultado fue catastrófico. Los maestros llevaban a los alumnos a ver una iglesia y simplemente decían: “Eso es una iglesia, tiene un campanario y un cementerio que se llama así”. El año siguiente ellos regresaban con las mismas clases para ver la misma iglesia. Los profesores y los alumnos apenas se aborrecían y todo eso no sirve para nada. Llegamos a la conclusión, en aquella referida comisión para la renovación de la enseñanza de la historia y de la geografía, que el estudio del medio local es muy útil y al mismo tiempo muy difícil, que es necesaria una intensa formación previa de los docentes (…)”.