Los Diarios Americanos de Alejandro de Humboldt comprados por la Biblioteca Estatal de Berlín por 16 millones de euros.
Más información en alemán: http://www.bmbf.de/de/23409.php?hilite=Humboldt+amerikanische+
Liga de los archivos digitalizados: http://digital.staatsbibliothek-berlin.de/suche/?mode=new&formquery0=amerikanischen+reise+alexander+humboldt
No hace mucho tiempo, escribía en este mismo blog, una de las entradas más interesantes pero con mayores posibilidades de ser sujeto de pruebas en un campo, meramente, artificial (http://antridigeo.blogspot.mx/2015/06/la-busqueda-tardia-del-universalismo.html). Decía yo, que el poeta postvanguardista White, era uno de los personajes más interesados en buscar una forma de integración solvente, entre la realidad y los sujetos geográficos. Si bien, no podría contradecir algunas cuestiones esbozadas en aquella ocasión, sí es pertinente decir, que en los últimos días he podido clarificar un poco su ideas, y establecer relaciones mentales entre las no pocas últimas lecturas realizadas en un lapso temporal bastante efímero.
Últimamente, he sufrido los embates directos de la realidad ominosa y rampante que sufren poco más de la mitad de las personas en el país en el que vivo, y esta vez, se materializó en una ausencia de luz que, si bien no afectó mis actividades académicas, sí me relegó a los libros de una forma poco habitual, ya que entregué mis ojos a un montón de teoría y (en algunos casos) verborrea prosaica que, a pesar de todo, coadyuvó en la construcción de un pensamiento menos desordenado y fugaz.
Antes que nada, debo pedir una disculpa, pero la copia predecesora a la que están leyendo, era un intento por narrar de una forma personal y un tanto ecléctica, la relación entre las diversas lecturas, y las dos ideas por las cuales (una de ellas, o no la recuerdo, o la agregaré sin darme cuenta), tuve la intención de abrir mi software especializado en blogs, y la que al parecer, dejó de existir por un teclazo oprobioso que me llenó de furia por algunos minutos, para después, volver a la tarea que me competía. Decía que, me encontraba en los primeros pasos de la construcción de un protocolo de investigación, que a su vez se verá manifestado en una tesis, y entre la diversas dificultades que he afrontado, una de ellas, el aspecto teorético geográfico, ha sido por demás complejo y evocador de desasosiego ya que, como han de saber, es una línea muy delgada (a veces imperceptible), la que nos separan de otras disciplinas de índole científico natural o nomotética, y social o humano.
Sé que la división de las disciplinas así, supondría una deconstrucción incorrecta de la teoría de los sistemas-mundo de Immanuel Wallerstein, puesto que él señalaba que a principios del siglo XIX, las ciencias idiográficas, monográficas o descriptivas como la historia o la misma filosofía, fueron separadas de la “ciencia”, basada en la comprobación de hechos cuantificables y medibles, la cual halla sustento en los postulados de Augusto Comte, trayendo con ello una serie de efectos nada deleznables, con los cuáles, el abordaje de los fenómenos y problemas del mundo, cayó en un particularismo, del cual, ni la propia geografía, pudo escapar.
Desde luego, la obra introductoria de dicha gran narrativa, te deja una visión que trasciende más allá de la propia separación de la ciencia. Bajo esas premuras, puedo decir que es un esbozo lacónico, sesudo, y hasta cierto punto seductor, del cómo se formó el sistema económico, político, cultural y espacial, que se configura hoy en nuestro planeta. Y tampoco puedo decir que sea una realidad como tal, pero se acerca mucho al estado de parálisis planetaria por el que pasa, tanto el sistema natural, como el social.
En la empresa incesante de encontrar un marco teórico, y como resultado de una serie de búsquedas conceptual, di con una teoría geográfica en construcción, alternativa y contemporánea como es, la geografía de los imaginarios. Tema tratado en un libro ofertado en la FIL del 2013, por la coautoría de Alicia Lindón y Daniel Hiernaux, que de forma predecesora, también participación en la redacción del Tratado de Geografía Urbana, una invitación al abordaje de fenómenos que, sin duda, son de interés para la geografía y otras ciencias sociales en particular.
Este marco teórico metodológico, se caracteriza por abordar la relación subjetiva de las personas y los medios con una técnica evidentemente cualitativa, pero con énfasis en un enfoque constructivista, y transformar en algo diáfano, lo que nuestros ojos ven, pero que rara vez son tratados con los enfoques práctico nomotéticos de la disciplina, por lo tanto, se dice, se destina a llenar huecos del conocimiento geográfico. Dicha conjugación prosaica abre diversas pautar para el tema que tengo en ciernes y que, desde luego, debido a su carácter en demasía pertinente, marca un camino ordenado desde una óptica confusionista (no china, en el bosque de la china, la chinita se perdió) que realmente me tenía perturbado, hasta hace un par de semanas.
Empero, para llegar a esa asíntota (o el clímax de un ciclo A de Kondratieff para que me entiendan), tuve que pasar desde textos fundamentales, hasta por ciertas lecturas recomendadas por medio del típico chascarrillo de corredor. Me topé, sin utilizar manu militari una investigación acuciosa, con una crítica-artículo de Carl Sauer (el geógrafo cultural estadounidense por antonomasia) hacia la poca producción de conocimiento en el área denominada “Geografía Histórica" (que, por cierto, resulta ser también su título) y a una invitación para el abordaje de una amplia gama de temas, a veces ignorados, otras mal abordados, de interés en el área. Su énfasis en el geógrafo centrado en un lugar y su renuncia por abordar el todo cultural, me dio pautas para lo que leería después, además que abría un poco los flagelos conductores del tema de lo simbólico en la conformación de ciudades,
Volviendo con el tema de White, y en base con la teoría de los imaginarios que, a pesar de tener distintos pilares o basamentos, encuentra gran relación con la idea de Geosofía de J. K. Wright, quién en su obra de 1946 nombrada Terrae incognitae: the places of the imagination in geography, propone el término, el cual, de alguna manera “pretende dar cuenta de todos los puntos de vista, de todas “las ideas geográficas, tanto verdaderas como falsas, de todas las modalidades de gente- no solamente geógrafos sino agricultores y pescadores, ejecutivos y poetas, novelistas y pintores, beduinos (nómadas árabes del desierto) y hotentotes (etnia nómada africana)”.
Esto viene a colación (y las negritas no son para nada, arbitrarias) en la idea de superar el universalismo, con la idea del nomadismo (ver más información de White: http://resonancias.org/content/read/1359/kenneth-white-un-apocalipsis-tranquilo-por-hector-loaiza/), la cual es el pilar fundamental en la obra escrita del, quizá, uno de los últimos geógrafos transdiciplinarios integradores como Alexandre Von Humboldt.
El día de hoy, asistí y me encontré con algunos colegas universitarios (cita requerida: https://www.youtube.com/watch?v=TW-VzhRfg5I, es broma, todo tá’ cachi), para asistir a la conferencia magisterial magistral del Dr. Ottmar Ette, quién presentó, bajo su propio enfoque filológico, literario y semiológico, una interpretación somera de los Diarios que redactó en sus viajes por América y que, desde su perspectiva, no es que el geógrafo fuese únicamente integrador, sino también un nómada profesional, que cada día construía ciencia y que se encontraba en constante movimiento. Quizá, discernir entre ambas proposiciones nos llevará a afirmar que White sería mucho más parcial y especializado, pero un mundo en que el conocimiento se construye más rápido que en cualquier otro momento histórico (tanto el transcendente como el desechable), no deja de ser una propuesta interesante, para pensar, imaginar, vivir y sentir el mundo, y el espacio.
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