viernes, 26 de junio de 2015

La Geografía, ¿más allá del profesor? de Milton Santos.

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Milton Santos (1926-2001).

Antes de transcribir un texto que me parece, de virtual interés, quisiera decir que Santos ha sido unos de los geógrafos que más influencia ha tenido en mis lecturas en la materia, conozco de él su historia, difícil pasado, y he leído con avives algunas de sus obras tanto en mi lenguaje nativo, como en portugués. Sé que para muchos Santos se ha vuelto un gurú debido a la sobre importancia que se le da en algunos aspectos, también puede considerársele como un geógrafo crítico válido en el siglo XX, aunque no ahora en los dichosos (u ominosos) tiempos posmodernos, ídem, son demasiadas las críticas al gran prócer brasileño de nuestra alma máter que, en sentido estricto, voy a ignorar para dar paso a la transcripción y traducción de uno de sus artículos que me encontré por ahí (ir al enlace original: http://www.indiretasdageografia.com.br/2014/07/geografia-alem-do-professor-milton.html) por, como me diría un profesor, que de seguro, al leer estas líneas se atisbará alguna expresión en su rostro, curiosidad intelectual.

Geografía: ¿Más allá del profesor? (1996, 1° Encontro Regional de Estudantes de Geografía do Sudoeste, Transcripción: Cláudio Ubiratan).

Esta sala es para mí, un regalo. Trataré de colocarme a la altura de este escenario, y  a la altura de la  juventud, ofreciéndoles una clase, esto es, un momento de reflexión serio y maduro, para lo cual naturalmente pido atención por una clase es un lugar en el cuál toda contrición tiene que ser puesta para que el trabajo común pueda realizarse. Se me sugirió un tema, me escondí la orden, y ello me causó un problema: no es la primera vez, que, en mis 55 años de enseñanza, encuentro desafíos de esa naturaleza – “La Geografía: ¿Más allá del profesor?

Lo que me quieren decir esos niños, cuando me piden que venga a hablar sobre este tema, “¿más allá del profesor?”. Profesor, el salón de clases, esos contactos que no son burocráticos, pero que se dan en una temporalidad prevista por alguna forma dicha burocrática también, porque son encuentros marcado anticipadamente en las misma horas, en los mismos días durante un periodo. La enseñanza, el alumno que aprende puede convertirse en profesor, lo que me parece una de las cuestiones que los geógrafos brasileños están enfrentando.

¿Qué hacer más allá de ser profesor? Acontece que por lo pronto en una facultad de Geografía, no hay otro destino, si no ese, grandioso sin duda, mas estrecho delante de aquello que la Geografía puede ofrecer y, sobretodo, de aquello que la nación necesita, que venga de parte de los geógrafos. Pero hay también una vertiente más a partir de lo que hacemos en las facultades como la de Geografía, porque yo no me alegro con la idea de que la Geografía sea un Departamento, la Geografía por ella misma es una facultad, una división de estudios. Que todo Brasil tiene ciertamente la Geografía más dinámica del hemisferio, de esa cosa llamada Occidente. Y hay otro lado de las posibilidades abiertas a quien llega aquí y a quien sale de aquí, la investigación; es eso que las universidades descubrieran, como si fuera alfa y omega, y que si yo tuviera algún poder eliminaría de nuestro vocabulario: esa palabra horrible, la extensión. Como si el trabajo académico bien hecho no fuera algo puesto naturalmente a la disposición de la sociedad.

Yo creo que existen esas dos cosas, vamos trabajándolas ahora en la medida de lo posible. ¿Cuál es esa extensión posible a partir de la Geografía? Por una parte existe lo que se llamó y se llama menos hoy: Geografía aplicada. La Geografía aplicada es algo que fue creado en los años cincuenta por el Profesor Jean Tricart, mi maestro.Es quién, usando esta expresión, propone este conjunto de palabras: Geografía Aplicada, lo que causó cierta fricción en su país, Francia, ya que la universidad buscaba resguardarse de todo contacto con el mercado y, hasta cierto punto, con los gobiernos, de manera que se preservara la libertad total del pensamiento del maestro, porque no hay universidad donde no hay también libertad de pensamiento y de expresión del pensamiento.

Yo recuerdo la polémica que se generó, entonces, teniendo de un lado mi profesor Tricart y, de otro lado, aquel que se convirtió el maestro de todos nosotros, todavía a distancia, Pierre George. El decía, y con él otros, que si toda la buena Geografía será aplicable, ¿para qué llamarla Geografía aplicada? Y Jean Tricart respondía: Es que llamando la Geografía, Geografía Aplicada, nosotros llamamos la atención de los que no son geógrafos, de los que están en los gabinetes del poder, del poder público o del poder privado, para la existencia de una disciplina susceptible de tener un papel en la producción de un nuevo espacio y, quién sabe, en la producción de una nueva sociedad. Esa discusión que se tornó en el momento aceda (disculpen, contar ese chisme aquí) *risas*, fue amenazada por las esposas de los dos, que intervinieran para evitar que la discusión se acedara todavía más.

Es un momento importante de la historia de la Geografía, disciplina creada en las facultades de Letras y Filosofía con la vocación de describir el mundo, algunas veces de manera crítica, y relegada también en Francia a un papel menor del que merecía, en la medida en que el grueso del grupo se decantaba por la tarea de la enseñanza, que es central, pero no llena todas las posibilidades ofrecidas por nuestra disciplina. Geografía Aplicada. ¿Aplicada a qué? ¿Aplicada al espacio de las hendiduras? ¿Aplicada al espacio de los flujos? ¿Aplicada al espacio banal? Espacio banal es el espacio de todos los hombres, y el espacio de todas las instituciones, y el espacio de todas las empresas.

Geografía aplicada al espacio de las empresas – yo vi el discurso del representante del Banco Real, estamos contentos en saber que el Banco Real ayudó a montar esta reunión y ofrece créditos a estudiantes y profesores, mismo los que no son de Juiz de Fora, lo que significa que mañana por la mañana yo me presentaré *risas* para atender la gentil invitación del director del banco. En Francia los bancos emplean a muchos geógrafos, es común que los bancos franceses contraten geógrafos, es un país capitalista. Por consiguiente, es un país donde hay una competencia que se volvió extrema con la competitividad del mercado. El mercado es sinónimo de territorio, entonces la conquista del mercado significa el conocimiento del territorio por el banco, por la empresa de periódicos, por el supermercado, por los centros comerciales, por otras grandes organizaciones que tienen que conocer como el territorio es, para conquistarlo al mismo. Esto es, conquistar el mercado.

Y ahí está el geógrafo siendo llamado, quiere decir que el Banco Real va crear empleo para los geógrafos. Sólo que Brasil es un país que no organiza sus flujos en beneficio de la competitividad. Y ahí pasamos para la cuestión de los espacios y de los flujos para ser estudiados por la Geografía, a través de esa Geografía aplicada, de tal manera que las grandes empresas no necesitarán preocuparse con un territorio delante.

Cuando yo hablo territorio no estoy hablando sobre la superficie de mi país, estoy refiriéndome a un territorio usado, esto es, el territorio con sus hombres dentro, tal como ellos son, es el territorio que interesa al geógrafo. Pero no el territorio que interesa sólo a las grandes empresas, el territorio que interesa a todas las empresas, A todas las instituciones, a todas las personas, indiferentemente de lo que ellas son, las instituciones, indiferentemente de lo que ellas son, las empresas, indiferentemente de lo que ellas son, de su poder.

Ese territorio es el espacio banal, es el espacio del geógrafo. El geógrafo se interesa por el territorio habitado, vivido, trabajado, sufrido por todos. El geógrafo no escoge las empresas, el geógrafo no escoge las instituciones, sobretodo, el geógrafo no puede escoger las personas, todas constituyen juntas aquello que hace del territorio un espacio. El territorio utilizado de manera común, todavía que de forma diversa por todos.

Entonces, para regresar a la cuestión nosotros habíamos colocado en el comienzo. Geografía aplicada, ¿pero aplicada a qué? ¿aplicada a las empresas solamente? ¿aplicada a los flujos? Y nosotros sabemos que los flujos son comandados y nosotros sabemos que hay una diferencia entre producir y caminar. Esto es, entre creas las masas y crear el movimiento, el movimientos es creación de poder. Y cuando nosotros hablamos en espacios de flujos, estamos al mismo tiempo diciendo que hay instituciones, empresas, personas que pueden moverse en el territorio y otras que no pueden, pero nosotros, los geógrafos, nos interesamos por todos. Todas las empresas, todas las instituciones, todas las personas, es eso que hace el espacio banal, que es el espacio del geógrafo.

El espacio del geógrafo no es el espacio del economista. El espacio del geógrafo no es el mismo espacio de las otras disciplinas humanas o sociales. El espacio del geógrafo se distingue, sobretodo, del espacio llamado social exactamente porque hay un territorio. El territorio que participa de la sociedad como un factor, él no es sufrido por la sociedad, no es una tela de la vida social, él es un factor, un actor. Él es un actor porque tiene gente, es eso que la mercadotecnia distingue de otras fracciones del territorio.

Una posibilidad aparte de una Geografía fuera de la escuela, más allá del profesor, es la Geografía del militante. Importante, sin duda, pero igualmente engañosa. La militancia vista de forma autónoma, puede conducir a invertir la cadena causal en el proceso de la producción del conocimiento, colocando el efecto antes de la causa, porque con frecuencia la militancia apunta para las soluciones o remedios igual, antes del análisis. La militancia, para ser adecuada, debe ser posterior al análisis y no anterior al análisis.

El gran riesgo de la vida académica hoy, de la producción científica, es exactamente esto, el riesgo de que el efecto sea dominante sobre la causa. Y es esto lo que corrompe, y en Brasil esto es claro, esta corrupción de una buena parte del trabajo de las ciencias exactas y de las ciencias naturales que, en este país, provienen del hecho de que el efecto es quién comanda la investigación. El efecto buscado, porque reduce las posibilidades de encontrar, de abrazar la verdad.

Es evidente que yo no puedo comparar la militancia del punto de vista moral a la entrega que hacen algunas disciplinas a un interés exclusivo de ciertas empresas, no es la misma cosa del punto de vista moral. Pero del punto de vista epistemológico, hay un acierta familiaridad entre los dos métodos. La fuerza del intelectual, la fuerza del investigador, es su total descompromiso. La fuerza del investigador es su total incapacidad de estar predispuesto. Es su disponibilidad permanente para la búsqueda, sobretodo, en los momentos en que los cambios son muy vertiginosos.

Es muy fácil imaginar que aquello que es pasado todavía está presente, y es solamente a través de la realización del análisis sin ningún preconcepto, que nosotros nos encontramos con lo nuevo. Quien no se encuentra con lo nuevo, quien no tiene esa capacidad, esta fuerza de olvidad, tampoco es capaz de producir un “corpus” científico susceptible de tener influencia, inclusive política. Pues la política se hace cada vez más de forma científica. Ella es realizada de forma científica a partir de forma simbólicas. De ahí, nosotros vivimos una democracia que no llega a serlo, porque democracia de mercado es lo que tenemos en este país y en América Latina de una manera más general, y cuyo alimento, es la mercadotecnia. Entonces la manera que las elecciones son frecuentemente momento de consumo político, pero no de política. Ahora, se nosotros hacemos esta crítica debemos extenderla a nuestra propia actividad intelectual.

El mayor peligro, en este caso, es confundir aquello que el gran antropólogo Marcel Mauss llamó de hecho social total, con la totalidad. No es intercambiar una cosa por otra. Mauss decía: debemos trabajar el hecho social total. Y muchos geógrafos, durante la mayor parte de este siglo, escribieron eso, basta leer la literatura geográfica francesa, alemana, americana, inglesa y brasileña en las huellas de esas escuelas proyectan frecuente alusión al hecho social total.

¿Qué es el hecho social total? Es, ver todos los aspectos de una determinada cosas, ver todos los aspecto de una determinada área, ver todos los aspectos de un determinado lugar. Veamos todos esos aspectos, veamos igualmente todas las relaciones locales, pero la cosa sólo se entiende a partir de la totalidad de las cosas. Ninguna cosas tiene significado por sí sola. Las cosas sólo tienen significado a partir de la totalidad. En la realidad, lo que da significado a las cosas es mucho más que la totalidad, es el movimiento de la totalidad. Volveremos a eso en breve.

Entonces, lo que estoy sugiriendo, para que la Geografía pueda enfrentar las tareas del presentes y, sobretodo, del futuro, es discutir nuevamente aquella idea de lo *inaudible, probablemente, Pierre George* (Johnston), para quien había muchas geografías, quiere decir, él adjetivaba las geografías. Entonces habría una geografía del transporte, una geografía de la industria, una geografía no sé más de qué. ¿Qué es la Geografía? No voy a decir que no se hagan esas Geografías particulares, esas Geografías adjetivadas, esas Geografías singulares, esas Geografías específicas. Pero, lo que nosotros necesitamos hacer es una Geografía sin adjetivos, esto es, la Geografía.

El espacio banal es lo que nos interesa, porque se yo tomo un aspecto, transporte o agricultura, estaré cometiendo un error parecido con aquel de tomar un grupo de empresas, un grupo de personas, un grupo de instituciones. Es evidente que el trabajo de análisis es necesarios, y que no puedo ver todo, entonces yo divido el trabajo: usted va trabajar la industria, usted el comercio, y otro trabajará los transportes, y nosotros produciremos la Geografía. Pero tenemos que tener en mente ese tipo de preocupación, porque sin eso, nosotros no haremos otra cosa sino enseñar. Porque enseñar es llegar delante de una sala y decir lo se gestó en nuestra cabeza, con más o menos preparación, evidentemente *risas*.

Sólo que la Geografía, hoy, tiene grandes dificultades de crecimiento porque el mundo no quiere verla de ese modo. Pero, ¿Quién es que dice que el mundo va ser así todo el tiempo? ¿Quién es que dice que la globalización tiene que ser perversa? En Brasil no nos dejan siquiera pensar que hay otra cosa, además de esa globalización perversa. Y Brasil tiene una perfección de perversidad. En la producción de la globalización, cada día la gente se despierta con una perversidad mayor, no sabemos si quién organiza la globalización en Brasil quiere ser cómico o cínico. Y como la cosa es dicha con tanto énfasis, se acaba por creer que no hay más caminos.

Pero hay otros caminos. Sólo que, donde lo social se vuelve residual, que es el caso de Brasil, ¿Qué importan las personas en este país? Tres siglos de afirmación del hombre, después de que el hombre es descubierto con la Ilustración, se da una conquista lenta, gradual, que parecía segura, a la de la civilización y cultura. De repente, el hombre no es más el centro del mundo, el centro del mundo es el dinero, pero no el dinero como el capital para ser aplicado en la generación de empleos, sino para producir cosas, para desviar el esfuerzo del hombre, pero el dinero en estado puro, todo para el dinero en estado puro –a tal punto de que aceptáramos la situación opuesta- , nada para el hombre.

En este clima, la Geografía no tiene como prosperar, se nosotros nos interesamos por todas las instituciones, por todas las empresas, y  por todos los hombres. No hay lugar para la Geografía en un país que decidió que el hombre es residual. Pero el hombre no es residual, nosotros nos engañamos, a veces, porque frecuentamos a la clase media y nos olvidamos que, entre los pobres, hay una producción social y cultural de enorme riqueza. Nosotros no los tratamos suficientemente en los asientos de la universidad, porque los pobres son tratados como las personas peligrosas de nuestra universidad. Y el tratamiento de la pobreza es casi como  el tratamiento del peligro en la producción del miedo. Cuando en la realidad los pobres en las ciudades brasileñas, sobretodo, están produciendo una nueva cultura que no conocemos. Esta cultura es fundamental, pues está íntimamente relacionada con el territorio urbano. Y no es apenas una producción de una cultura, es también la producción de una economía, y es la producción, aún fragmentada, de un eje político que la cuidad ofrece.

En un mundo que no desea totalizaciones, la Geografía tiene dificultades de instalarse, ella es ciertamente la única disciplina que no acepta arrodillarse al comando total del mercado. Mercado que es una palabra muy grande, porque los que forman parte de este mercado, cada quién está luchando por su rebanada. Por consiguiente, los que aparecen como factores del mercado global, cada uno de ellos tiene una línea de comportamiento propia que ofrece en el mundo de la competitividad. Por consiguiente, esos agentes de la globalización exigen soluciones intelectuales pulverizadas, fragmentarias, lineales. Lo que escapa de la idea central de nuestra disciplina, que trata el espacio banal,. espacio de todas las personas, empresas e instituciones.

De ahí el círculo vicioso en que nos encontramos. Pero la Geografía sólo tiene el mercado de la escuela, entonces vamos a trabajar con la escuela o voy a trabajar con SIGs, o voy a trabajar para una ONG, o voy a emplear una parte de mi talento a una campaña ecológica cualquiera. Cuando el espacio que interesa es el espacio de todos los hombres, el espacio históricamente construido. Entonces, con las solicitudes del CREA o CONFEA, etc., establecemos currículos que son una copia del mercado. Si aceptamos currículos que son copia del mercado, ¿Qué es lo que queremos? Se no nos subordinamos al mercado, si el mercado es apenas del profesorados, ¿Qué vamos hacer de otra forma?

Siendo así, da la impresión de que no tenemos más fe, de que no aceptamos que los cambios son posibles, y que la globalización perversa no tiene la posibilidad de mostrar otra cara, en una fase de desempleo provocado, porque sólo las técnicas no producen desempleo y si la política. La técnica no es responsable, como escuchamos y leemos en estas explicaciones simplistas dadas por el poder, de que la modernización, la globalización, el progreso tecnológico, llevan obligatoriamente al fin del empelo. No es verdad. La técnica sólo tiene existencia histórica a partir de la política. Es la política que decide, primero la técnica, segundo, la forma como se combinan, y tercero, donde se combinan.

Quien aquí es testigo de la manera como se hace la enseñanza, sabe que se podría multiplicar por tres el número de profesores si la enseñanza fuese realizada de una manera decente. Quien, aquí, conoció la enfermedad, sabe que los hospitales, las casas de salud podrían emplear cuatro veces más personas porque nuestras enfermedades no son bien tratadas. Entonces no es la tecnología la responsable por el desempleo, pero sí la política. Esto se ve mejor a través de la Geografía, en la medida en que ella examina la historia realizándose, pues la historia no se hace sin el espacio, entonces a forma de tomar las técnicas, historiarlas, supone el conocimiento y la manera como el espacio se organiza a cada momento.

Repito, la Geografía podría ser una fiel ayudante de la elaboración de políticas, al comenzar con la política del empleo. En la Europa capitalista de hoy, la búsqueda prácticamente inútil de nuevos empleos se está dando a partir del territorio. El ministro del interior de Francia, que es quién se preocupa por el territorio, declaró recientemente que aumentar el número de empleos sólo será posible a partir de una política territorial adecuada.

Vean aquí otra posibilidad para la Geografía, cuando se decida una política de empleo en este país. Esto significa que es un engaño insistir en en el pragmatismo en la elaboración de los programas de enseñanza. Es una disminución imaginar que estamos no preparados para las cosas más altas. Otro día, yo hablaba en términos parecidos a propósito de otro tema, para una periodista, y ella, en el final de la entrevista, dijo: “¿Y usted no tiene miedo que digan que es un utópico?” ¿Por que yo voy a tener miedo en decir que soy utópico?

Lo que distingue al hombre de otros animales es el proyecto, entonces aquel que no es utópico es aquel que quiere ser objeto. Yo sé que existe mucha gente que quiere ser objeto, y felizmente no está en esta sala *risas*. El viejo Sartre, de quién me acuerdo siempre, decía que cada uno de nosotros puede ser objeto para el otro, pero jamás objeto para sí mismo. Y, es eso que produce a cada momento un programa en la conciencia, es que nosotros sabemos que, igual siendo objeto para los otros, no somos objetos para nosotros.

Entonces la Geografía se asemeja a una filosofía, no hay disciplina que sea más próxima a la Filosofía que la Geografía, por que la Geografía estudia el espacio banal, esto es, el espacio de todos. Por consiguiente ella tiene que ser una disciplina conciliadora. No es aquello que se decía en el inicio de siglo: la Geografía como reina de las disciplinas, única capaz de hacer la conexión entre las ciencias naturales y las ciencias humanas, ¡vaya tontería! Estoy refiriéndome a una Geografía modesta que propone una Filosofía modesta, pero capaz de ser actuante. Capaz de ayudar a entender y, por consiguiente, a proponer, esto es, una disciplina con el papel certero en la producción de la política.

La Geografía brasileña está bien colocada para ese papel, no hay disciplina más dinámica en Brasil, y no hay Geografía más dinámica que la brasileña. El Norte, esclavo de las escuelas, de los preconceptos, oponiendo concepto sobre concepto, sólo excepcionalmente produce una Geografía ejemplar, como casos de la Geografía anglosajona. Basta ver las principales revistas norteamericanas para notar una gran cantidad de temas de extrema relevancia pero, frecuentemente, también, sin relevancia. Disertaciones frecuentemente vacías sobre filosofías que no se entiende, amarrados a temas durante largos años sin que eso desemboque sobre un entendimiento de las cosas y un progreso de la disciplina.

La Geografía brasileña parte de la realidad nacional, ella es inspirada en las fuentes de la sociedad. La Geografía brasileña tiene la ventaja de que Brasil tiene el mayor público en Occidente, no hay país que tenga el público que nosotros tenemos, somos 200 departamentos de Geografía y han 17 millones de personas que, en Brasil, son obligadas a estudias Geografía. Eso no existe en ningún otro país, eso significa que tenemos en Brasil, de un lado, una vocación a una Geografía que nace del debate, que se impone a partir de la propia sociedad, sin esclavizaciones de escuela y, por otro lados, tenemos nuestra crítica para realizar esa Geografía.

Es evidente que los autores de libros didácticos son, de una manera general, copiadores de los que piensan y se esfuerzan para crear una Geografía. No importa que seamos plagiados cotidianamente por esos autores de libros didácticos, que tienen tirajes millonarios, y que, de una forma o de otras, llevan a esos 17 millones de brasileños, a través de la presión que es hecha hoy, por entidades que ustedes organizan, una Geografía que sin duda tiene una gran cantidad que mantiene en estos últimos 25 años, un debate extraordinario.

Por consiguiente, nosotros no nos podemos quejar de la suerte. Acabamos por entender que la producción dicha utópica es esa que tiene futuro, en un mundo que no puede hacer nada que no sea a partir de las ideas. Esos 25 años de historia reciente de historia de la Geografía brasileña muestran el triunfo de algunas ideas levantadas por un puñado de geógrafos que, con enorme dificultad, sin organización, sin medios, acabó por imponerse a la Geografía brasileña, inclusive con aquellos que no están a favor, que no están a favor de esas ideas.

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