Si bien en aquella época el ayuntamiento se vio en la penosa
tarea de demoler inmuebles de alto valor histórico así como también, barrer con
calles completas para crear amplias avenidas capaces de aglutinar la mayor
cantidad de vehículos (como es el caso de las calles Moro y Escobedo que
posteriormente se nombraría como Avenida Federalismo Norte y Sur), ello son
sólo efectos o consecuencias, aspectos sintomáticos que propiciaron tales
decisiones infundadas y atroces. Los orígenes de la ciudad cargada con
relaciones asimétricas[i] podrían remitirse a la introducción de la
nomenclatura numérica en el año de 1915.
¿En qué consistía tal negocio[ii]?
Para no caer en una explicación mecanicista y demorada, citaré un texto
anecdótico que aparece en la obra: “Prontuario de la Nueva Nomenclatura de
Guadalajara, 1917” del Maestro Epigmenio S. Preciado.
“Luis y Manuel, se encontraron en
la Plaza de Armas, según Manual, y de La Constitución, según Luis, y sin ningunas
(sic.) preámbulos Manuel le dice a su amigo. - ¿Qué te parece de esta enredada
nomenclatura que se nos quiere meter por la fuerza? ¿Quién va a descifrar este
laberinto de sectores y de números en lugar del nombre de los barrios y de las
calles? A mí me parece mucho más claro decir: Mi amigo Juan vive por el barrio
de Analco, Calle de La Salud, número 40, que dar las mismas señas o sea mismo
domicilio reduciendo a sectores y números; eso no lo entiende nadie.[iii]
Contestando Luis a su amigo, le
dice: - Estás en un error, querido amigo; la nueva nomenclatura es mucho más
sencilla, clara y precisa que la anterior, y solamente no la entenderá quien no
se proponga hacerlo. Dices que tu amigo Juan vive en la casa número 40 de la
Calle de La Salud; si tú no supieras a esa casa, ¿me podría decir por qué rumbo
queda de la ciudad?
Manuel. – Claro que no; pero como
ya sé, si alguien me preguntara le diría: Tome usted esa calle que ahora le
dicen número 3, que antes se llamó Pedro Moreno, y más antes de Loreto; la
recorre hasta la Calzada Independencia; toma y sigue esta calle hasta la de
Catalán; sigue esta calle hasta que encuentre la de Analco hasta la de la La
Salud y allí busca usted el número 40; allí vive mi amigo Juan.
Luis. – Pues amigo mío, tu
relación me parece bastante larga, y no puede abreviarse; veamos mi prontuario …
La …. Salud o Constitución; Sector Reforma, de W[iv] a
E número 11. El Sector Reforma ocupa la parte Sureste de la ciudad, luego,
queda en esta dirección … (lo indica). La Calzada de la Independencia forma el
Eje Sur[v] ;
tomo o sigo dicho Eje hasta llegar al número 11 es que el de la calle que
busco; y como la casa de Juan tiene el número 40, está en la primera cuadra, y
precisamente a mi derecha, que es (sic.) precisamente el lugar correspondiente
a los números pares, pues en cada cuadra regular hay 50 números.
Oye Luis; estoy viendo que tienes
razón; la cosa no está tan difícil como yo la creía. Ahora déjame buscar en tu
librito la calle número 44 del Sector Juárez; pues tengo un asunto que arreglar
por allá: El Sector Juárez ocupa la parte suroeste de la ciudad… 2 … 4 … (sic.)
44! Esta es la calle que busco. Estamos cerca de la Calle 14; para 44 faltan
30, en consecuencia, andando 15 cuadras al Poniente, estaré en la calle que
deseo.
Gracias amigo; estoy convencido
de que la nueva nomenclatura es más precisa, más clara y mucho más sencilla que
la anterior en la que tanto abundan nombres y situaciones de calles que es
difícil de retener en la memoria”. (Pp. 26-27).
¿Quién hubiera podido imaginar que la historia hoy en día tendría un valor tan doloso para la sociedad tapatía? |
¿Por qué acabar con la vieja costumbre de remitir espacialmente a las personas por el nombre realzador de una calle? ¿No es acaso un intento por perder el valor histórico e identitario de la ciudad? Si bien es cierto que podría resultar más atractivo y sencillo, la triste realidad es que no conllevo cambios positivos. En aquella época hubo intentos de renombrar algunas calles de la ciudad que quedaban con referencia a los aspectos del entorno que las rodeaba, por elementos que idolatraban la ruptura de dictaduras y realzaban la situación federal, liberal e independiente de la nación. Así, por ejemplo, la Calle Cruz Verde quiso ser nombrada mediante un decreto como “Confederación Revolucionaria”, desgraciadamente, el vox populi no dejó de utilizar el viejo nombre y propició que en poco tiempo la calle recuperara su nombre original.
Son precisamente esas renuencias colectivas las que le
propician mayor valor histórico e identidad a la ciudad, es el poder horizontal
del gremio social, no de aquel que sólo busca controlar, manejar o manipular la
vida cotidiana de las personas con un un sin fin de códigos comunicativos
orientados a romper viejas estructuras, identidades, o arraigos por un nuevo
modelo de control poblacional en donde se prive a las personas de su
micropoder, por otro basado en relaciones verticales que propiciará las causas
o elementos sintomáticos que años después, coadyuvarán a establecer el nuevo
modelo basado en la emancipación, la expansión territorial, explosión
demográfica, así como también, un nuevo
elemento de movilidad colectiva: El auto y el autobús motorizados.
Es curioso pero todo parece indicar que el paso a la
modernidad significó en el fondo la ruptura de viejas estructuras
territoriales, la gente poco a poco olvida que su ciudad está dividida en
sectores, olvida que alguna vez las calles tenía nombres acordes a lo que en el
entorno se gestaba, es decir, había una armonía compuesta por relaciones
simétricas entre la administración municipal y los habitantes de la ciudad,
hoy todo ello es parte de la historia, aún y considerando sus grandes
excepciones, el análisis superfluo en relación al crecimiento exponencial de la
ciudad poco toma en consideración aquella territorialidad que guardaba la
ciudad, en dónde sin duda la identidad y el arraigo a algún barrio tradicional
así como de sus tradicionales calles que los envolvían eran un corolario que
siempre estuvo de boca en boca.
La estructura de la ciudad tapatía de hoy parece no ir a
ninguna parte, los lugares o direcciones continuamente están perdiendo su
significante y su significado, los símbolos se convierten en simples signos o
hasta estigmas urbanos, imágenes del dolor, la apatía, la vergüenza son cada
vez más comunes. El arraigo se pierde en el momento en que la ciudad abarca una
hectárea más de territorio y se colma de relaciones sociales asimétricas o
excluyentes. La ciudad sigue el mismo modelo eurocentrista basado en el anonimato
de las personas, ¿a dónde llegará todo esto? Parece olvidarse que el siguiente
proceso antes de la catástrofe es la revalorización de lo histórico, y por ende
ciertas medidas que logren rescatar un paisaje que es asesinado constantemente
por bodrios y disonancias arquitectónicas que nada tienen que ver, con el verdadero
origen y tradición de la perla de occidente.
[i] Según Claude Raffestin,
las relaciones asimétricas se caracterizan cuando la comunicación entre dos
actores sintagmáticos es interrumpida en un sistema sémico.
[ii] Negocio en su sentido
significativo de ejercicio.
[iii] Haciendo alusión a la
nueva nomenclatura numérica.
[iv] Orientación Espacial
Oeste.
[v] Recordando, la ciudad de
Guadalajara además de ser dividida en cuarteles que correspondía a un número
determinado de manzanas tomadas en muchos casos, de manera arbitraria pero que
facilitaban la numeración de las casas e inmuebles, también lo fue por Ejes y
Sectores. El eje norte sur era, en efecto, la Calzada de la Independencia y el
eje este oeste o bien, oriente poniente estaba conformado por la Calle
Tenochtitlán (hoy Avenida Gigantes, en relación a sus árboles alrededor) y por
la Calle Morelos. Los sectores eran el Hidalgo (al noroeste del eje), Juárez
(al suroeste), Libertad (al noreste) y Reforma (al sureste). La razón de ser de
tal encuadramiento se basó en el personaje-aportación, así Hidalgo abolió la
esclavitud y Juárez introdujo la reforma que le quitaba el poder a la iglesia católica.